Amor Escarlata ( Itachi)

41

** Y me despedí, sabiendo que no quería irme**
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Itachi

Ella corre hasta mi con una sonrisa y me abraza. No mentía cuando me dijo que no podía contenerse.

—¡ Eso fue increíble!—dice inmersa de alegría— fue mejor que aque...

Y de un momento a otro. Toda la alegría se desvanece.

En su último aliento un samurai clava su espada en el pecho de Kira. No lo vi venir. No pude detenerlo.

Ella  actuó para defender mi vida. Todo es mi culpa.

Sangre sale de su boca y pecho, haciendo que ella se desvanezca.

— ¡Kira!— la sostengo de los hombros para evitar que caiga por completo— Maldicion ¡ Kira!

Intento hacer que reaccione, pero sus fuerzas se han ido y pierde la conciencia cayendo en mis brazos.

La ira e impotencia me inundan. Jamás he sido vengativo, pero esta vez no dudo en utilizar el Amaterasu sobre el samurai que dañó a Kira.

Sin perder más tiempo saco la espada y cargo a Kira en mis brazos para buscar un lugar seguro y tratar su herida.

***×***

Encuentro una cueva y allí la dejo. Enciendo una fogata y me acerco a ella para inspeccionar la herida.

Le saco la capa de Akatsuki y alzo su polera. La herida es de unos diez centímetros, bota mucha sangre y eso no es todo. Kira tiene muy mal aspecto, está fría, pálida y sudando. Lo que solo empeora su situación.

Rompo un pedazo de la capa y con sumo cuidado vendo la herida de su pecho. La dejo bien presionada, esperando que con eso, el sangrado se detenga.

Luego de terminar, la cubro con mi capa de Akatsuki y la dejo descansando cerca de la fogata.

—Tienes que recuperarte— murmuro— Eres fuerte, Kira.

< No quiero perderte>

La noche se hace eterna debido a la preocupación y a las dudas. Hasta ahora estaba tan seguro de poder alejar a Kira de mi, de protegerla de un dolor posterior...pero, me he dado cuenta que la necesito más de lo debido.

En medio de la madrugada la siento quejarse. Me acerco para ver si despierta y su rostro muestra sólo dolor.

— Kira— le hablo y toco su hombro.

Ella pestañea con dificultad y finalmente centra sus ojos en mi. Un sentimiento de tranquilidad me invade al ver sus ojos brillando.

— Itachi-kun...— su voz es débil, pero aún así me sonríe— me...alegra que...estés bien.

— Eres una idiota— le reto. No debió hacer eso, no es sensato arriesgar la vida por alguien que tiene sus días contados— Una completa infante.

— Pensé que...ya...lo sabías— bromea.

— Si esa espalda hubiese atravesado tu corazón, estarías muerta.

— ¿ Estás...loco?— una amplia sonrisa se forma en sus labios— Me debes...una respuesta. No pienso morir... sin una respuesta.

< Es tan terca y dulce ¿ Cómo no amarla?>

— Me gusta... esa sonrisa— dice. Ni siquiera me di cuenta que estaba sonriendo— pero no le digas...a nadie. No quiero...que sepan...lo babosa que me...he vuelto...por ti.