Missing You (WooGyu)

27 . LA MAÑANA SIGUIENTE

A la mañana siguiente los gritos desesperados de Yeri lograron que me levantara de golpe apresurandome a averiguar lo que sucedia. Su semblante era de un blanco pálido mostrando desesperación y miedo con sus manos temblando ligeramente, la sujete por los hombros para que dejara de moverse de un lado a otro.

- ¿Que sucede? - quise saber.

- Ella de..desapareció - solto al fin señalando la habitación de InHa dejandose caer segundos después al piso.

Corri al cuarto de InHa intentando convencerme de que se trataba de una equivocación,  pero no lo era, todo se hallaba fuera de lugar, los objetos tirados en el piso unas cuantas cosas rotas así como la cama hecha un revoltijo.

- Estoy segura que fue por él,  lo que paso ayer.. ella ya lo sabía.

- ¿A que te refieres? - no entendía nada de lo que Yeri intentaba decirme, giro sobre sus talones para momentos después regresar con un sobre gris en sus manos y me lo extendió.

- Ella me pidio guardar esto. - mi nombre estaba escrito con una caligrafía impecable en una esquina del sobre.

Dentro se hallaba un par de pasajes de avión y adjunto una pequeña nota con un número escrito al reverso:

Es lo único que puedo hacer por ti y Yeri, llama a este número. Cuidala mucho y asegúrate de buscar a SungGyu.

InHa

No era consciente de que mis ojos se encontraba llorosos hasta que senti el abrazo de Yeri quien se habia mantenido a mi lado en igual situación a la mía y también habia leído el contenido de la nota.

- Tenemos que buscarla. - declaré inmediatamente

- Sera inútil, si ella hizo esto es porque no había una salida para esto después de todo. Se que no es fácil pero tenemos que hacer lo que dice. - su expresión denotaba tristeza pero también era decidida, impidiendome objetar algo más.

Lo que me quedaba por hacer era obedecerla, ambos empacamos las pocas pertenencias que quedaba. El vuelo partía ese mismo día en la tarde, no teniamos mucho tiempo para llegar al aeropuerto.

La tristeza y desconsuelo era palpable en el ambiente alrededor de Yeri y la entendía, InHa cuido de ella desde que su hermano falleció significando más que una hermana y era triste el tener que irse así.

Apenas abordamos el avion, Yeri quedo profundamente dormida en mi hombro nos quedaba varias horas de vuelo hasta llegar a nuestro destino y en cada instante no dejó de removerse inquieta susurrando frases  inaudibles, mientras mi mente se centraba en los acontecimientos próximos, totalmente asustado por lo que pudiera llegar a pasar y sintiendome cada vez mas nervioso y emocionado por volver a verlo, a pesar de no tener idea por donde empezar a buscarlo estaba seguro que lo localizaria despues de todo la familia Kim era conocida por todos.

Después de unas cuantas horas mas de viaje desembarcamos por fin en Seúl,  mi pulso se acelero aun mas todavía y es que las enormes ganas que tenia por encontrarlo se incrementaban a cada segundo.

Antes de partir de Japón realice la llamada al número que InHa dejo en la nota recibiendo indicaciones para nuestra llegada a Corea, un contacto cercano de InHa nos alojaria en su casa.

Tomamos un taxi apenas salimos del aeropuerto indicandole al conductor la dirección,  varias avenidas formaban parte de mi memoria hermosos recuerdos de mi pasado junto a SungGyu se arremolinaban en mi mente provocando que mis labios se curvaran en una sonrisa.

El solo pensamiento de estar mas cerca de SungGyu provocaba corrientes en mi cuerpo.

- ¿Estas feliz? - inquirio Yeri después de un momento de completo silencio a bordo del auto,  mi vista estaba fija en el exterior reconociendo cada lugar por el que pasabamos.

- Lo estoy, realmente feliz. - aseguré posando mi vista en varios edificios cercanos.

Luego de otros 45 minutos de recorrido, llegamos a la casa de uno de los viejos amigos del esposo de InHa, quien ya se encontraba en la puerta recibiendonos, apenas bajamos del taxi nos mostro una replandeciente sonrisa a modo de saludos mientras nos aproximabamos a la entrada su rostro denotaba amablilidad  junto a él se hallaba su esposa y un pequeño en medio de los dos.

- Bienvenidos, los estábamos esperando. - exclamó ofreciendonos pasar al interior de la casa.

- Debo agradecerle por recibirnos.

- No es nada WooHyun, InHa es muy querida para mi. Y tu debes ser Yeri. - dirigio su vista a al muchacha quien se habia mantenido un poco callada detras de mi.

- Si. Es un placer conocerlos señores Gong.

- Supongo que no debes recordarme después de todo apenas eras una niña cuando nos conocimos. - objeto el señor

- Lo siento pero no, aunque lo he visto en fotos. - respondió Yeri.

- Tu padre era muy amigo mío. - añadió

- Cariño, deben estar cansados, los llevaré a sus habitaciones para que descansen. - interrumpió la mujer la pequeña conversación que mantenía su esposo con Yeri. - ¿debió ser largo el viaje? - Preguntaba la mujer mientras nos dirigía escaleras arriba.

- Lo fue, gracias de nuevo.

- Mañana en la mañana podrán conocer al resto de mi familia.. - se despidió dejandonos solos después de indicarnos las habitaciones al fondo del pasillo una al lado de la otra.

Despidiendome de Yeri, me dispuse a descansar, tendria muchas cosas que hacer por la mañana ya no tenia tiempo que perder y estaba seguro que seria el gran día de poder estar al fin en frente de SungGyu.

La noche parecía atribuirse mas horas de las indicadas impidiendo que la mañana llegara, el sol parecía reacio a aparecer haciendo que mi corazón se acelerara e incluso enfadara por la demora.

Era tanta la paranoia que empezaba a aparecer, que en mi mente se estaba formando ideas raras, preguntas absurdas no paraban de crearse ¿Que haría si SungGyu se canso de esperar? ¿Si ya estaba con alguien? ¿podria perdonarme el haberlo olvidado? O includo peor ¿si estaba ya casado? Cada una de esas cuestiones a las que me negaba a buscar respuesta temiendo despues resultar la equivocada provocaba que mi humor fuera cada vez peor.

Un par de horas más en ese estado de confusión y pelea interna con cada absurda pregunta que no paraba de formularse como si yo fuese mi propio enemigo,  al final llegó la mañana siguiente tan ansiada y esperada que estaba seguro que no logre dormitar más de unos cuantos minutos en toda la noche.