Folkestone, Kent

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Clara se quedó estática ¿Era cierto lo que acababa de oír? Al juzgar por la sonrisa cansada de Oliver, si. Se abalanzó sobre él. Lo abrazó con fuerza, riendo bajito para no despertar a nadie. Oliver la sostuvo con dificultad. Clara sonrió con auténtica y genuina felicidad.

-En este instante soy tan feliz que hasta te besaría.- susurró Clara apretándolo entre sus brazos.

-¿Qué te detiene?- susurró Oliver sonriendo contra su oreja.

Clara rodó los ojos. Se separó de él y se sentó entre todos los papeles. Las comisuras de sus labios empujaban a sus mejillas hacia arriba, y parecían ser incapaces de parar.

-¿Quieres que te cuente lo que he descubierto, milady?- dijo Oliver buscando algo entre todos los papeles que había a su alrededor.

-Nada me haría más feliz.- dijo Clara.

Oliver sonrió de lado y siguió rebuscando entre todo el desorden. Cogió un papel y lo leyó por encima para acto seguido pasárselo a Clara. Ella le miró interrogante. Oliver sólo hizo un gesto de cabeza para invitarle a leerlo. Clara fijó su vista en la hoja.

A quién encuentre esta página,

Mis sospechas se han confirmado. Como era evidente, después del estado en que ha quedado la casa por los bombardeos, nos trasladaremos. Pero imagina cuál fue mi sorpresa al oír a mis tíos hablar desde mi pequeña cámara secreta. Nos íbamos a trasladar, sí, pero no permaneceríamos juntos. Sentí un vacío dentro al escucharlos en una de sus habituales discusiones susurradas, creo que pretenden que tan solo las hormigas sean capaces de advertir sus disputas. Apenas pude distinguir el nombre del centro en que acabaré pero me pareció oír a mi tía Mary hablar del internado "Queen Elizabeth I". Apenas llevo un año con ellos cuando deciden abandonarme. Entiendo que soy una carga para ellos, no pueden encargarse de sus hijos y de mí.

Pero espero que tía Mary no se sienta culpable, le agradezco cada comida caliente y cada manta. El tío Harry tampoco merece sentirse mal, me ha hecho descubrir grandes libros. A ambos los guardaré en ese espacio que utilizo para las personas que no sé si volveré a ver, junto a mis padres. No pienso olvidarme de la mansión. Pienso que lo justo sería guardarla junto a mis tíos y mis padres, en esa pequeña región cerca de dónde guardo los libros y al lado de dónde están los momentos felices. La mansión me ha cobijado y resguardado cuándo más lo necesitaba. Me ha acogido bajo su gran abrazo de madera y jamás me ha juzgado. Espero que el tiempo no cause estragos en esta gran amiga con olor a bosque. Espero volver a verte, y por mucho que tarde en volver y por mucho que hayas cambiado, yo siempre te veré como el reluciente palacio que me abrió las puertas a sus maravillas.

No sé que pasará a partir de ahora. El futuro se presenta ante mí con un pañuelo tapándole el rostro. Pero el pañuelo es tan tupido que no distingo si muestra una sonrisa amable o una mueca de maldad.

N.A. Williams (01/01/1941)

Clara se preguntaba como era posible que sintiera tantas cosas a la vez y que su corazón siguiera intacto. Se sentía abrumada. La alegría que sentía clamaba por ser expresada pero la tristeza que sentía por saber que Nora se separaría de su familia una vez más, la contrarrestaba. La curiosidad sustituyó a ambas emociones y a sus diversas variantes.

-¿Cuánto te ha costado encontrar esto?- preguntó Clara de forma perspicaz.

-No mucho.- dijo Oliver dirigiéndose a su ordenador.- Lo que más tiempo ha consumido ha sido encontrar el internado que menciona el papel, el "Queen Elizabeth I".- dijo dándole la vuelta a la pantalla para mostrarle la página web principal del susodicho internado.

Una vida de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora