Lágrimas de unos ojos verdes

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Los tres jóvenes vagabundearon por la ciudad el resto del día. Pasaron por la casa de Matt para que cogiera todo lo necesario para pasar la noche fuera. Volvieron a su casa sobre las siete de la tarde. Los señores Farraday no se opusieron a que Matt se quedara a dormir. Después de una deliciosa cena preparada por April Farraday, los tres muchachos subieron a enclaustrarse en el cuarto de Oliver. Matt silbó, mirando a su alrededor. Dejó su maleta en el suelo y se tiró sobre la cama. Empezó a quitarse la camiseta ante la sorpresa de Clara. Clara lo miró alzando una ceja.

-¿Qué? - dijo Matt con una sonrisa.- Me voy a poner el pijama.

-Por lo menos avisa antes.- dijo Clara saliendo de la habitación.- No quiero un strip-tease.

Matt sonrió de lado. Oliver lo miró mal y empezó a cambiarse.

-No me mires así.- dijo Matt.- No quiero nada con ella. Es una gran chica, pero solo es mi amiga.

Oliver gruñó y siguió a lo suyo. A los pocos minutos Clara entró en el cuarto con su pijama de pandas. Matt sonrió al verla.

-Preciosa, Clara.- dijo Matt con una sonrisa sarcástica.

-Menos risas, Matt.- dijo Clara sentándose en el suelo cruzando las piernas como los indios.

Matt sonrió ampliamente, le era imposible no sonreír ante la imagen de Clara en pijama. Pero su semblante se volvió serio de repente, quería decírselo a Clara lo antes posible para quitarse un peso de encima. Tal vez así se sintiera mejor.

-Mañana es el funeral.- dijo Matt.- A Nora le hubiera gustado que vinieras.

-No creo que sea buena idea.- dijo Clara mordiéndose el labio inferior.- Las personas que deberían ir son aquellas que la han acompañado durante su vida, yo apenas la conocía desde hace una semana. No sería justo para sus seres queridos.

Matt sonrió.

-Ella de verdad quería que estuvieras, lo puso en su testamento.- dijo Matt cogiendo su móvil.

-¿Testamento?- preguntó Clara confusa.

-Bueno, legalmente hablando, no es un testamento propiamente dicho.- dijo Matt buscando algo en su móvil.- Podría decirse que es más una lista de deseos que escribió Nora la noche de su muerte.

Clara estaba asombrada. Había mencionado que quería que ella fuera a su funeral en su ''testamento''.

-Aquí esta.- dijo Matt tendiéndole su teléfono.- Logré hacerle unas fotos a las tres páginas que forman el ''testamento''.

Clara pasó las dos primeras páginas y leyó atentamente lo que decía de ella en la tercera página.

A Clara Ríos me gustaría legarle mi ''alma'', me gustaría que se le entregara si no está ya en su poder. También me gustaría, como un favor personal, que viniera a mi funeral y que dijera unas palabras. Me encanta oírla hablar.''

A Clara se le aguaron los ojos. Le había emocionado que Nora hubiera pensado en ella a escasos momentos de morir. Nunca hubiera pensado que en la mente de Nora tuviera cabida. Respiró hondo y se restregó los ojos, no era el momento para llorar, ya lo había hecho suficiente por hoy. Clara frunció el ceño y volvió a mirar la foto.

-¿Cómo sabía Nora que tenía su ''alma''?- preguntó extrañada.

-Era una mujer muy observadora y sabia.- dijo Matt.

-Se lo dijiste, ¿verdad?- preguntó Clara levantando una ceja.

Matt sonrió. Clara negó con la cabeza, ese chico era incorregible.

Una vida de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora