Discusiones familiares

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Ya habían llegado a la casa. Clara, de camino, le había hablado a Oliver del ''alma'' de Nora y ambos estaban ansiosos por abrir la caja. Saludaron a los señores Farraday y subieron las escaleras a toda prisa. Fueron directamente al cuarto de Oliver que estaba totalmente revuelto. Todos los papeles de Nora se encontraban por el suelo, algunos arrugados. Clara miró a Oliver preocupada.

-Tranquila, ha debido de ser Lydia. La dejé leyendo los papeles que trajimos de la mansión de los Williams.- dijo Oliver.

Clara se alarmó todavía más ¿Haciendo papeleo? Ese no era el estilo de Lydia.

-Si te quedas más tranquila, iré a buscarla a vuestro cuarto...- dijo Oliver saliendo de la habitación.

Clara estaba inquieta, tenía un mal presentimiento. Había algo que no estaba bien...

-No está.- dijo Oliver entrando por la puerta, totalmente consternado.

Clara abrió los ojos de manera desmesurada. Se abalanzó sobre los papeles y empezó a buscar de manera frenética. Sabía que algo andaba mal cuando Lydia no le insistió para acompañarla. No le importaba romper los papeles de Nora, solo había una cosa que le importara en ese momento...

-Se lo ha llevado...- murmuró Clara de forma apenas audible tras haber revuelto todo el cuarto de Oliver.

Oliver no necesitó preguntar, sabía perfectamente que el diario de Nora no se encontraba en la casa. Se agachó y se sentó al lado de Clara. Tenía los ojos abiertos de par en par y respiraba agitadamente.

-Milady...- dijo Oliver pasando su brazo por los hombros de Clara.

Clara lo miró con los ojos llenos de miedo. Oliver se sentía impotente ante aquellos enormes ojos, no sabía como reaccionar. Se quedó paralizado.

-No te preocupes, lo recuperaremos.- dijo Oliver.- Te doy mi palabra de honor de que volverás a tener ese diario. - prometió Oliver levantando su meñique.

Clara se lo estrechó y lo abrazó. Oliver no lo había visto venir, le costó unos segundos procesar lo que estaba ocurriendo. Poco a poco fue correspondiendo al abrazo.

-Hoy estás muy cariñosa, milady.- susurró Oliver.- No tengo ningún problema si de repente te urge la necesidad de besar a alguien, para eso están los compañeros.

Clara rió bajito.

-Que idiota eres...- dijo Clara mientras se separaba de Oliver.

Clara se levantó del suelo. Se estiró y miró a Oliver con una pequeña sonrisa ladeada.

-Creo que es hora de ir a cierta residencia, ¿no crees?- preguntó Clara.

-No podría estar más de acuerdo.- contestó Oliver.

Clara estaba lista para pelear por recuperar lo que era suyo. El miedo de sus ojos había sido sustituido por una enorme furia capaz de hacer cualquier cosa. No pensaba dejarla salirse con la suya.

Lydia miraba impaciente a la recepcionista. Por fin había llegado su turno después de tener que esperar a que la mujer atendiera a unas cuantas parejas de ancianos, habría podido colarse sin ser vista pero no tenía ni idea de dónde estaba Nora y meterse en el ordenador le parecía demasiado arriesgado. Llevaba allí demasiado tiempo... Clara y Oliver ya debían de estar de camino a la casa. Estaba bastante preocupada...

-¿Querías algo?- le preguntó la recepcionista.

-Sí, querría saber si Nora Williams ha tenido visitas hoy.- dijo Lydia con una gran sonrisa.

-¿Eres familiar?- preguntó la mujer con escepticismo.

-Sí...- dijo Lydia.- Soy novia de Matt Gable, nieto de Nora Williams.

Una vida de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora