Mataría por ti

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Venganza. Todo en lo que Gerard podía pensar era venganza. Vengarse de Shawn de una vez por todas y de forma definitiva. Y sabía exactamente como hacerlo, lo había planificado todo a la perfección. Ahora solo quedaba por esperar que funcionase.

Aquel día había deslizado vertiginosamente una nota en el casillero del rubio y espero a que este la encontrase y leyera. Una mueca de confusión se había formado en su rostro al leerla y miró a sus lados para ver al dueño de la carta que nunca encontró. Luego la había guardado en su bolsillo y se alejó. Gerard sonrió desde su posición. Si Shawn era tan iluso (cosa que si era) esa misma noche iría al lugar donde lo citaba la misteriosa persona de la nota y de donde no saldría con vida.

En ese mismo lugar era donde se encontraba ahora Gerard junto a Frank, Ray y Mikey en espera de su presa. Se trataba de una vieja casa abandonada algo alejada de las demás que sería perfecta para cometer su crimen impuro. Las paredes se encontraban desconchadas al igual que la pintura y la madera de los pisos estaba muy gastada, pues la humedad se había encargado de roerlas a través de los años. Nadie hablaba; el silencio era tal que parecía que se hubiera muerto alguien, cosa que aún no sucedía. El ocasional chillido de las cigarras y de algunos búhos silvestres eran lo único que se oía en la lúgubre y tranquila noche. Habían repasado el plan decenas de veces para que no hubiera ningún error; pues si fallaban en algo todo podría arruinarse y eso era lo último que Gerard quería.

Tomaron sus posiciones cuando oyeron algo de ruido provenir del umbral. El objetivo al fin había llegado después de unos veinte minutos de retraso. Gerard permaneció allí mientras los demás se ocultaron rápida y silenciosamente en la habitación continúa en espera de su momento de actuar. Ahora era el de Gerard.

— Ten cuidado —le había dicho Frank antes de irse, serio y con expresión preocupada, mientras mantenía un agarre sobre su brazo, como si no quisiera dejarlo ir.

— Oh, mi dulce niño. Él tendrá que tener cuidado de mí —le había asegurado Gerard, serio como siempre, dedicándole una sonrisa que hubiera espantado al mismo Satán.

La melena rubia de Shawn no tardó en aparecer por el viejo marco de la puerta. Frank le dedicó una última mirada antes de apresurarse a correr con los demás para no ser visto. Al entrar, una expresión de sorpresa sustituida luego por una divertida intercalaron la odiosa cara de Shawn.

— ¿Tú? —dijo en tono burlón, al parecer sin creerse lo que veía. Miró hacia sus lados como si esperase que sus amigos le estuvieran jugando una broma pesada y salieran de so escondite en cualquier momento. Lamentablemente no lo era, pensó Gerard.

— Me alegra que hayas venido —murmuró Gerard, quien comenzó a caminar lentamente hacia él como un cazador rodeando a su presa— Por un momento pensé que me dejarías plantado.

— ¿Qué demonios se supone qué es todo esto? ¿Acaso tienes deseos de que te rompa un brazo? —amenazó.

— Digamos que es solo una pequeña reunión productiva, entre tú y yo —sus movimientos y voz eran provocativos, Gerard era experto en el arte de la manipulación y casi siempre obtenía lo que quería. Después de todo no era alguien tan feo y sus curvas eran incluso más pretenciosas que las de una mujer.

— ¿A qué te refieres con "productiva"? ¿Y para qué coño me has citado a este lugar, maldito fenómeno? —bramó el rubio.

— Oh, ya lo verás —prometió Gerard con una sonrisa falsa. Ahora que estaba lo suficientemente cerca de él tomó su rostro con ambas manos y comenzó a besarlo. Cuando Shawn reaccionó al momentáneo estado de shock que pareció invadirlo lo empujó lejos.

— ¡¿Qué mierda?! —escupió el rubio con rabia, respirando con dificultad y alejándose unos pasos de él.

— ¿Qué? ¿No me deseas? —continúo Gerard, ignorando su reacción— ¿Acaso no deseas cojerme y hacerme gritar tu nombre? —está vez metió su mano en los pantalones ajenos sin permiso y comenzó a manosear su hombría. Shawn se puso rígido ante su toque.

suicide club ↠ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora