28. Luna azul

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Steph:

-Déjate de idioteces Beatriz- riñe el castaño casi rubio

-Ven, quiero mostrarte algo- Dylan me pone una mano en la espalda baja y me guía escaleras arriba.

-¿a donde vamos?- no responde por lo que decido que por el momento es mejor callar. 

Caminamos por un largo pasillo con infinidad de puertas deteniéndonos en la ultima que es una linda puerta de cristal. Afuera hay un pasillo corto que lleva a otras escaleras. La terraza. 

Es realmente hermoso aquí arriba, parece un jardín, hay cientos de flores decorando el espacio además de que hay un par de pequeños arbolillos en cada uno de los extremos. La iluminación es leve y hay una silla de jardín en el centro de la terraza. 

-Mira- me hace sentarme y mirar hacia el cielo

-Vaya- murmuro viendo que la luna esta en un fuerte tono azulado resaltando en el cielo completamente estrellado. -Esto es...

-Mágico- susurra mirando el cielo. 

Le miro y noto la sonrisa relajada en su rostro, sus ojos brillan como los de un niño al que le dan un dulce, suspira y se relaja visiblemente. 

-solo ocurre una vez cada tres años, es un placer poder observarla - me mira -me hace sentir en paz.

-¿por que?- sin darme cuenta dejo escapar, me mira curioso y vuelve a mirar hacia arriba.

-Hay algo relativo en su belleza, no muchos saben apreciarla pero los pocos que lo hacen es porque se dan cuenta de que es algo tan sublime... algo un poco nostálgico como el amanecer. Porque nunca hay ningún amanecer igual a otro y no todos los días vemos la luna de este color.- explica y yo le miro interesada- ¿me hago entender?

-Si- suspira -es maravilloso

-Beatríz solía enseñarme la luna cuando eramos niños y me contaba historias sobre ella- su sonrisa es un vivo reflejo de la luna- la que mas recuerdo es de un niño- me acomodo de manera que pueda verlo mucho mejor- Tris decía que el niño tenia muchos problemas en su casa, sus padres discutian mucho y para escapar de eso el iba a la luna. El niño jugaba en ella junto a unos pequeños seres azules, el decía que eran sus mejores amigos y quienes lo protegían y le hacían olvidar todos sus problemas. Bueno, no recuerdo exactamente como era pero decía algo así- ríe levemente- también decía que cuando el niño creció y se caso dejo de visitar a sus pequeños amigos, así que ellos cada tres años pintaban la luna de azul como una señal para que el supiera que no lo habían olvidado y cuando el niño murió, ya siendo un hombre, Tris decía que fue con sus pequeños amigos que siguieron pintando la luna de azul para que todos aquellos que perdían la esperanza al verla no se sintieran solos, como un aliento a quienes lo necesitaban.

-Wow- murmuro -es una historia... bonita- suelta una suave risa

-Lo es, bueno lo es cuando es ella quien la cuenta- lame sus labios

-A mi nunca nadie me ha contado historias. Mi madre siempre esta trabajando, mi padre estaba demasiado ocupado con mi hermana consiguiendo dinero y mis tíos nunca están en casa, ademas Laura me odia- me giro mirando la luna- muchas cosas faltaron en mi vida

-¿es por ello que quieres estar con alguien como yo?- asiento

-Si nunca tuve el cariño de una familia, por lo menos puedo tener dinero usando mi cuerpo... tal y como mi hermana me decía que hiciera

-Es un pésimo consejo

-Lo se

-y sin embargo aquí estas- asiento

Muñecas [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora