0.1 Dylan

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Dylan:

Nadie le pregunto nunca a la bruja el porqué de su maldad

Dio una profunda calada al cigarrillo en su mano mirando hacia el Big Ben, ya había pasado más de una hora desde que Juana le había pedido que se vieran y estaba desesperado, odiaba esperar porque eso solía darle mucho tiempo para pensar y el pens...

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Dio una profunda calada al cigarrillo en su mano mirando hacia el Big Ben, ya había pasado más de una hora desde que Juana le había pedido que se vieran y estaba desesperado, odiaba esperar porque eso solía darle mucho tiempo para pensar y el pensar demasiado le destruía.

Dirigió su mirada al Támesis y soltó un suspiro sintiendo el frío calarle los huesos. A pesar de todos los recuerdos malos que tenía de este lugar amaba la ciudad, el clima helado y las lluvias continuas, amaba la forma en que corría el Támesis como si nada más importará, amaba muchas cosas de Londres, al igual que ella solía hacerlo.

Se recargo en el barandal del puente y dejó su mente volar hacia aquella pelirroja que le destrozó la vida, porque como cualquier historia de un hombre la suya comienza con una mujer...

Era solo un joven de 18 años que quería vivir la vida de manera diferente a todos, no quería ir al mismo lugar todos los días y menos quería ver la misma gente, el quería desafíos interesantes que le llevaran a superarse y a renacer cada mañana. Quería ser la mejor version de el que pudiera ser y entonces fue cuando la conoció, solía ser tan inmaduro y ciego que no vio que ella no era en realidad un ángel sino el demonio.

Todo comenzó el día en que se mudó de la casa de sus padres a vivir en casa que su hermana compartía con una de sus amigas de universidad. Su nombre era Thylane, era tan hermosa como un ángel, su cabellera tan roja parecía arder en su cabeza y sus ojos eran azules grisáceos brillando en su delicado rostro de piel porcelana cada vez que los veía. 

Ella era cinco años mayor que él pero eso no le impidió enamorarse

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Ella era cinco años mayor que él pero eso no le impidió enamorarse. No era fácil para él estar cerca de ella pues su cuerpo reaccionaba cada vez que ella le dirigía una mirada o una sonrisa y ella al notarlo se burlaba tratandolo dolo como un hermano, cosa que a el le dolia pero nada se comparaba al dolor que sentía cuando ella llegaba a casa totalmente ebria o drogada en compañia de algun chico.

Aunque ella no lo notara él siempre veía como dejaba de comer durante días, y que a veces no dormía por pasar las noches llorando y dando golpes a su almohada por el dolor que le producía el ser ella. Sus sentimientos los escondía, sus sueños la atormentaban, se estaba volviendo loca y se terminó derrumbando, perdió la fé y agotó su paciencia. El sufría en silencio viendo como ella se destruía y él no podía ayudarla, ella no quería que él la ayudará y tampoco sabía porque lo hacía.

El era inteligente y utilizo el odio de ella a su favor, haciendola reir constantemente e intentando hacerla feliz para ir acercándose poco a poco hasta que lo consiguió y ella aceptó ser suya. 

-Te amo- el dia que usó esas palabras por primera vez se sintió más que bien porque sabía que era verdad. La amaba.

-Yo no tengo corazón- fue lo único que le respondió y el lo tomó por broma pero ella no estaba bromeando, realmente no tenía corazón para amar, solo para odiar. 

Dylan no quería que su historia fuera de esas que suelen contarse con un cigarro en la mano y un vaso de alcohol en la otra, pero en eso se convirtieron poco a poco. La amo con locura y se convenció de que ella en medio de su odio por el mundo sentía lo mismo por él, lo que no sabía era que de ninguna manera iba a estar preparado para lo sucedido porque hacía falta madurar para poder ver que dulce por fuera no significa dulce por dentro.   

Ella lo utilizo de la manera más baja posible, manipulando sus sentimientos para obtener todo lo que quería, constantemente sentía ganas de destrozar algo pero como no podía utilizo el amor que él le profesaba para llevarlo al lado oscuro del que nunca le permitió salir y en eso si que era malditamente buena. El no escuchaba de razones, se alejó de todos los que lo querían apartar de ella, porque para él ella seguía siendo su ángel aunque tuviera el alma de un demonio porque tenía un gusto a cielo y dolía como el infierno. 

Ella era tan importante para el que no se dio cuenta en qué momento le engañó tantas veces que dejo de dolerle, le mintió de tantas formas que dejó de creerle, lo apuñaló tantas veces que dejo de sangrar y poco a poco lo convirtió en una de esas personas que lentamente van perdiendo el don de querer, confiar, perdonar y amar y lo sustituyen por odio, rencor, frialdad y desprecio.

Cuando descubrió su juego era demasiado tarde, ella había ganado y lo había destruido como una vez le había prometido que lo haría. 

-Solo dilo

-Ya no te amo- dijo con esa frialdad que la caracterizaba. 

-Te quiero tanto que me duele- dijo él cayendo de rodillas al suelo- no sabía que el amor podía doler tanto, me estoy destrozando por dentro.- ella le miró con una sonrisa en los labios

-Se acabo, te destrui de tal forma que nadie podra juntar los pedazos, nadie podra arreglarte, nadie excepto yo.

El dia en que lo dejó el ya no era el joven de 18 años que creía ser invencible, no. Él había entendido que el amor no era un juego de niños ni un cuento de hadas, había aprendido que el amor te puede enloquecer y te mata desde adentro mientras ves como se hace cada vez mas y mas fuerte sin importar cuánto trates de olvidarlo.   

-Voy a disparar- dijo apuntando con el arma en la frente de ella al verla con otro hombre

-Las personas como tu no disparan, ni aunque quieran- le desafío con altanería y tenía razón él nunca pudo disparar.

A pesar de que el tiempo pasó nunca la olvido y aunque no debía quería volver a verla, volver a estar con ella y ver su sonrisa malvada, sarcástica, tierna, divertida, frívola, amable... pero sabía que eso nunca volvería a pasar y aunque doliera cada vez que lo recordaba sabía que había hecho lo correcto al dejar que ella se convirtiera solo en un recuerdo en la mente de todos.   

-Hola - Dylan levantó la mirada del rio viendo a Juana con expresión atormentada frente a el. 

-¿La mataste?

-Si- un profundo dolor se instaló en su pecho pero lo disimulo apagando el cigarrillo -¿porque querías que la matara?

-No soportaba verla así- admitió el 

-¿así como?

-Sin mi

-¿porque?

-Aun la amo- susurro

-No la amas, tu antiguo yo la ama. Debes matar a tu antiguo yo porque es débil y tu ahora tienes que ser fuerte y astuto para usar los puntos débiles de todos en su contra. ¿Qué quieres hacer ahora?

-Olvidar

-¿realmente estas listo?

-Si.

Frente a Juana juro que desde ese dia que nunca volvería a amar a una mujer como la había amado a ella, porque Thylane sería su primer y último error. 

¿Que opinan? ¿les gusto? ¿quieren que siga con los especiales?

Si quieren que sea un poco mas especifica con la relacion que tenian Thylane y Dylan o con las historias de los demás chicos dejen un comentario. 

Les quiero, gracias por leer X

Muñecas [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora