0.2 Alan

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Alan:

Descubre lo que amas y deja que te destruya.

Se despertó sobresaltado mirando a su alrededor, la mujer de sus sueños dormía plácidamente junto a el con su cabellera castaña esparcida sobre la almohada, sus mejillas levemente sonrosadas y sus largas pestañas sobre sus mejillas. Era hermosa, totalmente hermosa sin necesitar siquiera una pizca de maquillaje o desvestirse para demostrarlo.

Aún se le hacía imposible entender cómo había logrado que aquella mujer estuviera con el. Ella era una mujer complicada y difícil aunque no lo notara, era divertida y dulce, inocente y tierna; todo lo que siempre busco en una mujer y nadie, ni siquiera Beatriz -quien el creía que iba a ser la única mujer a la que alguna vez podría amar- tenía. 

Samantha era la mujer mas especial que había conocido nunca, eso lo supo desde el primer momento en que la vio llorando por el que era en ese momento su novio. Desde el primer momento cayó enamorado de ella aunque ella solo lo vio como un amigo, él la vio sufrir muchas veces por Lucas y se sintió impotente pero adoraba el hecho de que ella siempre lo buscara cuando necesitaba consuelo.

Se levantó de la cama plantando un suave y tierno beso en la frente de Samantha antes de salir de la habitación, camino con lentitud por el pasillo hasta el dormitorio de su pequeña sobrina. Esta dormía abrazada a su mascota con la luz encendida y el Macbook junto a ella. 

Apago la luz y puso el Mac en el tocador de la pequeña Alana, la niña de sus ojos y la mitad de su alma. Aun le sorprendía lo bien que parecía llevarse con Samantha y lo mucho que esta parecía querer a la pequeña, como si fuese su hija. 

Entro en su estudio y se sentó en su lugar de siempre viendo fijamente la caja fuerte y sin poder evitarlo saco de esta la caja de fotos que contenía sus más preciados recuerdos. Las fotos de su boda con la maravillosa Beatriz Gautier, su primer amor y la mujer que más feliz le hizo durante cinco años de su vida. Las fotos de su hermana con la pequeña Alana, y otras cuantas de Beatriz embarazada. 

Sin darse cuenta empezó a sumergirse en los recuerdos tanto buenos como malos, felices y dolorosos... se sumergio de tal manera que olvidó que había lugares en que no debía entrar.

El nacimiento de su hijo fue el dia mas feliz de su vida, su amada estaba en perfecto estado y su hijo igualmente. Era feliz y no creyó que hubiera nada que pudiera quitarle ese sentimiento. El dia en que bautizaron al niño tanto Alan como Beatriz  estaban tan emocionados que no notaron la forma en que Catalina- la hermana de Alan- se empezó a comportar con el bebé. 

Todo era felicidad en la vida del matrimonio, eran felices de todas las formas en que dos personas podían serlo y eso causaba envidia en muchas personas, principalmente en Catalina la cual era madre soltera porque cuando le dijo al padre de su hija que estaba embarazada este decidió dejarla. 

Catalina amaba a su hermano pero al mismo tiempo lo odiaba por tener lo que ella no tenia, una familia feliz llena de amor. Ella ideó un plan para hacer que la familia perfecta se viniera a abajo sin pensar en las consecuencias de ello, solo quería probar que no había nada que fuera tan perfecto que no pudiera quebrantarse un poco y por eso decidió dejar a su hija con su hermano y espero a que Beatriz se descuidara un poco para salir con el niño en brazos y desaparecer de las vidas de todos.

Fueron los días más oscuros de la vida de la pareja y la pequeña Alana que ni siquiera sabía lo que pasaba. Alan desaparecia por días de casa buscando a su hermana y su pequeño sin ningún éxito, las pocas veces que iba a casa se la pasaba en su estudio bebiendo hasta quedar sin sentido. Beatriz cansada de todo aquello busco consuelo en su hermano, lo cual no fue para nada buena idea ya que este recién terminaba su relación con su novia Thylane y estaba hecho un autentico lio. Los días y semanas pasaban y no se sabía nada de ninguno de los dos, tanto Beatriz como Alan perdían la cabeza, se desmoronaban sin poder evitarlo, ambos cometieron errores notando que su relación ya no iba para ninguna parte.

Y como todas las historias reales esta tuvo un final triste porque el día en que por fin encontraron a Catalina, esta tenía en brazos el cadáver de un niño de tan solo un año y seis meses. Cuando la policía informó a la pareja de la muerte del pequeño Norman, Alan fue con su hermana a verla y esta sollozando pidió perdón por lo hecho, pero ya era tarde.

-Se que en este momento es imposible que no sientas asco de mi, pero te suplico por mi hija que me perdones- Alan la miro de la forma mas despectiva posible

-Las segundas oportunidades no las merecen todos- se le quedó mirando y luego de un largo rato murmuro- tu mataste a mi hijo, así que ahora yo haré lo mismo con la tuya. Ojo por ojo.- y sin darle mas oportunidad a su hermana se fue del lugar.

Catalina nunca volvió a saber nada de su hija, su hermano le convenció de que estaba muerta y a la niña de que su madre la había abandonado. Su esposa lo dejo por otro y se sumergió en la mas profunda de las depresiones, pues no tenía nada por lo que aferrarse a la vida, ya no tenia a su hijo ni a su amada... solo su sobrina le mantenía en pie y pasaba la mayor parte del tiempo con una niñera.

Así fue hasta que una noche una joven de cabello castaño entro en el café en el que estaba sollozando como si su corazón se hubiera roto y desde ese momento se dio cuenta de que había otra oportunidad para el, lejos de su hermana y su ex mujer, otra oportunidad de vivir la vida junto a una pequeña muñequita de porcelana y su sobrina. Una nueva oportunidad de ser feliz y no pensaba desaprovecharla. 

Hola ¿como estan

Aqui les dejo la historia de Alan, espero les guste.

¿les gustaría que hiciera un grupo de whatsap? Podrian comentarme que les parece la historia y darme algunos consejos para seguir con la historia. 

Y una ultima cosa, ¿podría pasar por mis otras novelas y decirme que les parecen? 

Les quiero un monton, gracias por leer. xx 

Muñecas [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora