48. Dispara

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Steph:

Dos semanas desde el incidente de aquel día con Dylan en mi escuela. Dos semanas han pasado desde que mis tíos me pidieron conocerlo y dos días desde que lo hacen- bueno mi tío, ya que mi tía estuvo trabajando-. Mi madre como siempre ha estado molestando mientras Dylan me hace regalos cada vez más costosos y Damian no me volvió a hablar, aunque eso no me importa y Camila me ha estado evitando esta última semana.

¿Adivinen? Hace unos días Dylan llegó a mi casa con un precioso mercedes benz descapotable negro. Pase el fin de semana con el en un hotel ya que dijo que vive en Washington DC pero pasa la mayor parte del tiempo en Seattle o algo así, la verdad no le preste mucha atención por estar viendo el auto. ¡Es una pasada conducirlo! El primer día que llegue con el auto a la escuela todos estaban flipando y Laura estaba furibunda pero mis tíos le dijeron que no le comprarían otro auto y eso la enfureció aun mas, fue uno de los momentos mas divertidos de mi vida.

-Hola cariño- subo en el deportivo de Dylan y el sonríe

-Hola guapa- me besa y enciende el auto. -¿Trajiste tu equipaje?- asiento levantando la maleta de mano

-Lo suficiente para esta noche- lame sus labios y enciende el radio.

Durante el camino canturreo varias canciones y bromeo con Dylan, es un hombre divertido cuando quiere serlo y un alma joven, ¡TIENE 27 AÑOS! me lo dijo hace unos días cuando salimos a comer con su hermana Beatriz, ella es un amor de mujer pero bastante molesta cuando pasas mas de una hora con ella.

El viaje en Jet es bastante corto y entretenido, resulta que Dylan es una fuente exageradamente sexual, se encarga de mantener mis manos y boca ocupadas en cuanto comienza el vuelo que no dura mas de una hora.

En el aeropuerto nos espera una camioneta roja que Dylan conduce de maravilla mientras charlamos sobre los planes que tiene para nosotros esta noche.

Nos detenemos en una enorme, enorme casa con un precioso estilo minimalista con características multivolumen únicas. Es como la casa que tendría cenicienta si existiera. La casa tiene tres pisos que se diferencian entre si de una forma muy marcada. La primera planta -a nivel del suelo- tiene un muy amplio living que nos deja ver un gran jardín con una preciosa piscina de agua cristalina.

Dylan me toma de la mano cuando entramos en la casa, tira las llaves y su saco a algún lado de la sala de estar y me guía escaleras arriba donde veo varias puertas, pero no nos detenemos hasta llegar a una puerta de cristal. El dormitorio mas parece una suite de hotel que la habitación de una casa.

Una enorme cama doble con dos mesas de noche incorporadas, el piso tan blanco que veo mi propio reflejo, sobre la cama veo una pequeña telaraña de cristal, las ventanas dan una vista perfecta del lugar y la decoración es realmente moderna y me encanta.

-¿Que te parece?- Me toma de la cintura pegándome a el.

-Me encanta- susurro y siento sus manos empezar a subir por mis muslos -Tu casa es una pasada- ríe en mi oído y me da un mordisquito en el lóbulo de la oreja

-Dime una cosa- sube mi vestido lentamente- ¿planificas?

-Si.- susurro sintiendo como mete una mano entre mis bragas.

Sin decir nada, dejó que sus manos se paseen por mi cuerpo, mientras su boca busca la mía y me besa. Lo hace muy bien -como siempre- y respondo a su beso con el más auténtico fervor. Atrapó su lengua en mi boca y la degusto, la disfruto. Así estamos varios segundos hasta que él se interrumpe y sus carnosos labios bajan hasta mi cuello, para acabar llenándome el escote de besos.

Siento que los pezones se me ponen duros y el estómago se me encoge ante este asolador ataque, pero no lo detengo, lo deseo y quiero que se meta entre mis piernas ¡AHORA!

Muñecas [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora