Conociendo a Sherlock Holmes. Parte II

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Definitivamente viajar en el tiempo y al interior de los libros era peligroso. Casi me violan, Sherlock Holmes me tiene secuestrada en su casa y aún no he conocido al maravilloso y escéptico del doctor Watson. Que ganas de conocerle!!!

Aún me dolían los recuerdos. Tan solo habían pasado unas horas de los hechos. Y ahora mismo Sherlock Holmes estaba delante mía, con el pelo revuelto y pulcramente vestido. Yo me muero, me muero, me muero, me muero. Cerré los ojos e intenté asimilar lo que estaba oyendo.

YO había llorado sobre el hombro de Sherlock Holmes. YO había sido salvada por Sherlock Holmes. YO ESTABA DELANTE DE ÉL, ME HABÍA ABRAZADO Y HABLADO. Demasiadas cosas que asimilar, definitivamente hoy me volvía loca o moría de los sustos. Tantos sobresaltos no eran buenos, eso seguro.

Me aparté las sábanas y comprobé, gracias a Merlín, que conservaba mi ropa. Palpé el giratiempo y me intenté poner de pie. Un fuerte mareo me sobresaltó y me agarré a su brazo.

-Con cuidado señorita.- Su voz sonaba realmente preocupado- Mi compañero y amigo, el doctor Watson llegará pronto. Le he enviado un telegrama... es más llegará justo en tres, dos, uno...- Una sonrisa socarrona se formó en su rostro cuando la puerta se abrió. No podía esperar menos del Gran Sherlock Holmes. Lo que de verdad me sorprendía era que no hubiese hurgado en mis ropas en busca de una pista para saber quien era... tal vez me respetó por mi situación (?) -Disculpen por no haber llamado, pero Holmes me envió un telegrama y.. - No se preocupe Watson, ya se lo he explicado- Dijo guiñándome un ojo. Debí de ponerme totalmente roja porque soltó una carcajada y acarició mi mejilla con sutileza. El doctor miraba esta escena extrañado, con el rostro interrogante y una expresión total de asombro. Sherlock Holmes nunca fue un hombre dado al afecto o a la risa. Tal vez, verlo en esta situación era como explorar un caso.

El doctor si se fijó en mis ropas y enrojeció hasta la punta de las orejas. -Holmes querido amigo, no sabía que....ejem...que la señorita de la que me habló fuera una... acompañante nocturna- Abrí totalmente la boca. WTF?! Yo una "acompañante nocturna"??? Ya no me cae bien, a la porra el doctor Watson. Será capullo!

Yo llevaba una camiseta de manga corta y un pantalón corto...lo entendí todo. Estaba en el jodido siglo XIX! Corriendo me abroché la gabardina y me puse de pie.

-Doctor, no, no soy "esa" clase de señoritas - Ambos hombres me miraron extrañados- ¡¿Pensaban que lo era?!- Watson empezó a murmurar disculpas tan rápido que me costaba entenderlas, era muy gracioso, verle haciendo gestos y tartamudeando. Me llevé la almohada a la cara para ahogar las carcajadas. - No se preocupe doctor. Y usted tampoco señor Holmes- Dije viéndole de reojo y comprobando para mi sorpresa que sus pálidas mejillas adquirían una ligera tonalidad roja.- Perdonen mi aspecto, mi situación y que además no me haya presentado. Mi nombre es Clara, lamento no decir mis apellidos..- Sus "apellidos"? Tiene varios?- Inquirió el doctor- Así es, como me imagino que el señor Holmes ya ha descubierto vengo de España- Me puse de pie lentamente agarrándome con fuerza al brazo de mi amado detective. Por unos segundos pude comprobar que fijaba su atención a mis piernas, para luego desviar la mirada a su compañero, fingiendo atención.- Lo que estoy segura que jamás habrán podido pensar- dije dejándome caer en el sofá del 221B de Baker Street y observaba como los dos hombres se sentaban en sus famosos asientos- es que yo, no vengo de esta época-. Sus expresiones pasaron desde la sorpresa a la incredulidad.

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