Para explicaros la situación: Alguien me había estado buscando, aún cuando estaba en el 221B, el cliente de Holmes. Y yo me había dedicado a dejar huellas en el tiempo, unas marcas reconocibles, como un sello. Y sobre todo si ese alguien era Missy, siempre tras el Doctor. Faltaba muy poco para que mi aventura se volviera a reanudar.
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A la mañana siguiente me desperté envuelta en los brazos de Edgar, decidí no moverme, dejar que la luz cálida de la mañana invadiera lentamente la habitación.
El poeta me estrechó más entre sus brazos besándome la mejilla, rápidamente oculté mi sonrojo pegando mi cara a su camisa. Dios, quien nos viera ahora mismo alucinaría, bueno, yo lo estoy haciendo, y esto no es lo más raro que me ha pasado.
- Buenos días pequeña- Yo emití un murmullo desde su camisa indicando que si no fuera porque la vergüenza me impedía hablar yo también le estaría dando los buenos días.
Poe decidió dejarme dormir un poco más mientras iba haciendo un té para los dos.
Justo cuando la tetera empezaba a sonar un ruido semejante invadió la habitación, bueno, el ruido y una enorme cabina de policía azul.
El doctor abrió la puerta y salió despedido hacia donde yo estaba:
- ¡Problemas!
- ¿Que?
- Missy - Y no hizo falta decir nada más para que entendiera la gravedad de la situación.
- ¿Dónde está?- Pero no había terminado de formular la pregunta cuando una mujer en un vestido victoriano morado salía de la cabina.
- ¡Oh no sabes cuánto tiempo llevo buscándote! - Fue entonces cuando me fijé en su mano y en la extraña arma con la que nos apuntaba al Doctor y a mí.
El Doctor me lanzó una mirada entre compasivo y resignado.
- Lo siento, no puedo hacer nada. Todo está ya decidido.
Poe entró en la habitación sonriendo, no parecía sorprendido por lo que estaba pasando en su cuarto. Aún llevaba el pijama puesto y tenía las manos en los bolsillos.
- Buenos días. Clara, has visto los invitados que tenemos... no creo que haya té para tantos...
Y sin previo aviso sacó de uno de los bolsillos un pequeño revolver y disparó a Missy en la mano en la que llevaba el arma.
Aproveché esos segundos de distracción para coger de la mano a Edgar y correr hasta salir a la calle. Una vez allí nos escondimos en un callejón.
- Escúchame Clara, todo va a ir bien, ¿vale?- Yo no pude hacer otra cosa que asentir. Su mirada ardía de forma extraña. Me apretó la mano que aún tenía entrelazada con la suya y la besó. Supe que esto era una despedida yo debía irme y abandonar el refugio que había construido en él.
- Prométeme que vas a cuidarte.
- Te lo prometo.- Me miró una vez más. Giré el giratiempo lo más rápido que pude, sin pensar en un lugar en concreto. Justo cuando mis ojos se cerraban, justo antes de desaparecer, me pareció que Edgar Allan Poe murmuraba un adiós.
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Viajando En El Tiempo
CasualeClara, una chica de 17 años, amante de la literatura compra un giratiempo pensando que es sólo un objeto de colección normal, sin magia. Las cosas se complican cuando al darle vueltas consigue viajar de verdad en el tiempo. ¿Llegará a conocer a todo...