Gunther
Había terminado la clase de deporte y todos se fueron a cambiar, incluyéndome, Aria dijo que nos vería por los pasillos después de cambiarse, luego se fue a los vestidores de mujeres.
Entré con Elliot al vestidor de hombres, ya me había acostumbrado al típico mal olor impregnado en toda el área, era como si alguien se hubiese comido un queso podrido y luego lo hubiese vomitado. Me cambié lo más rápido que pude a mi ropa normal y salí del sitio casi asfixiado. A los diez minutos salió Elliot lentamente con sus muletas.
-El olor es repugnante- dijo tapándose la nariz con el brazo.
-Lo sé, pero por lo menos ya no estamos ahí dentro, vamos a buscar a Aria.
Un rato después la encontramos, estaba guardando unos libros en su casillero, nos saludo alzando un poco la cabeza y empezamos a hablar de nuestras típicas idioteces un rato.
-Oigan chicos, los alcanzo más tarde en la clase de literatura- anunció Elliot a punto de irse.
-¿A dónde vas?- pregunté yo extrañado.
-Eh... Tengo que preguntarle algo sobre mi examen al señor Cortez, si, hay una pregunta que me colocó mala en la prueba y resulta que está correcta- dijo Elliot con inseguridad, lo miré por un segundo con los ojos entreabiertos, no le creía lo que me estaba diciendo, pero como se veía muy apresurado simplemente le hice señas para que se fuera y obedeció.
-Tu tampoco le crees ¿verdad?- preguntó Aria una vez el chico se fue.
-No, para nada- respondí cruzándome de brazos -Él ha estado muy sospechoso últimamente.
-¿Quieres averiguar qué trama?- propuso ella con una sonrisa maligna.
-Eso ni se pregunta, vamos- dije y ambos salimos corriendo detrás de Elliot.
En el camino pasamos por el patio de recreo, lleno hasta no poder más de gente, tuve que dar un par de empujones para poderme abrir paso hacia los salones. Cuando estuvimos a punto de llegar Sophie se apareció y nos saludó con una sonrisita. Algo estaba mal.
-¿Ahora qué hiciste, niña?- dije acercándome.
-¿Por qué siempre crees que hice algo malo, hermano? Deberías confiar más en mi- dijo evadiendo totalmente mi pregunta, pero no se iba a librar tan fácilmente.
-Vamos Sophie, sé que te mandaron a la oficina del director y te quedaste dando vueltas por el pasillo- dijo Aria y Sophie soltó un bufido.
-Bien, me descubrieron, la profesora me regañó sin razón y la alarma de incendios se activó sola y comenzó a caer agua del techo y mojo toda el aula y ahora estoy aquí- admitió la niña.
-Déjame adivinar tenías un yesquero en la mano- supuse yo mirando al techo.
-¿Cómo supiste?- dijo sacando un encendedor de su bolsillo trasero.
-Siempre tienes un yesquero, estoy empezando a sospechar que fumas, Sophie- dijo Aria sarcásticamente.
-¡Asco! Ni loca- exclamó la pequeña Sophie.
-Vamos a ir a averiguar qué le pasa a Elliot ¿Quieres venir?- ofreció Aria y se le iluminó la mirada a mi hermana menor.
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Disaster I: El Mensajero Perdido
Fantasy¿Qué pasaría si en una escuela hubieran tres semidioses a la vez? Nada bueno, eso es seguro. Somos Sophie, Aria y Gunther. No habíamos pensado que nos ocurriría algo así como ser hijos de dioses griegos; pero ha pasado, señores. Hemos sido expulsado...