Gunther
-Así que... Zeus ¿Eh?- solté por fin después de como una hora de silencio contemplando el lago.
-Ajá- asintió con la cabeza Aria con gesto trastornado.
-O sea que nuestro tío postizo es...- empezó a decir Sophie con los ojos muy abiertos.
-Sep, es él- contestó rápidamente mi hermana postiza.
En las horas anteriores habíamos estado jugando a captura la bandera. Justo cuando nuestro equipo (el azul) había ganado, Aria fue reclamada repentinamente por Zeus; dios de los rayos y el señor del Olimpo.
Todo el mundo en ese momento empezó a cantar, recitar o como sea el salve y se empezaron a arrodillar ante Aria. Todo iba bien hasta que se desmayó y la llevaron a enfermería. Horas después la chica despertó y vino al lago con nosotros.
Ella seguía siendo la misma, lo único diferente que tenía era su ropa y sus ojos. No se lo quise decir, pero se veían diferentes a lo que solían ser.
-Hey, chica relámpago- dijo la voz de Helena, la cual vino a donde estábamos nosotros.
-¿Chica relámpago? ¿Es lo mejor que se te pudo ocurrir?- preguntó Aria con una risilla.
-Cabeza de trueno le pega más- comenté y mi hermana postiza soltó una carcajada seca.
-Ahora eres famosa, Aria. Todo el mundo habla de ti ¡Eres la primera hija de Zeus en siglos!- contó emocionada Helena y Aria bufó.
-Yo no quiero ser famosa, no quiero que la gente me vea sólo como la hija de el gran señor Zeus. Soy Aria y eso es todo- se quejó mi hermana postiza.
-Bueno. Eres Aria, la hija de Zeus- dijo en broma Sophie.
Aria suspiró poniéndose las manos en las mejillas.
-Oh, vamos. Mira el lado bueno, tienes la cabaña más grande del campamento para ti sola- comentó Helena y la mirada de Aria se iluminó.
-¡Tienes razón! ¡No tendré que dormir con millones de personas cerca!- dijo mi hermana postiza siendo optimista.
De repente pasó alguien cerca de nosotros con gesto ofendido y todos nos quedamos mirándolo. Cuando se fue, nos reímos un poco.
-Oigan, vamos a la fogata. Ya todos deben estar allá- propuso Helena levantándose del suelo.
...
Desperté por el ruido que había en la cabaña 11, todo el mundo ya estaba despierto caminando de un lado a otro mientras yo seguía acostado en la litera. La cama de abajo la ocupaba un chico sin reconocer y no es por ser malo, pero ni siquiera me molesté en preguntar su nombre.
Ayer habíamos ido a la fogata y Quirón dio un discurso especial en honor a Aria, ya que era algo importante que sea hija de Zeus y toda la cosa. La verdad no nos acercamos mucho a la hoguera, sólo estuvimos lo suficientemente cerca para escuchar el discurso y luego volvimos a nuestras respectivas cabañas.
Me levanté y fui al baño, mi cabello negro estaba vuelto casi un afro y tenía unas ojeras que no te cuento. Había tenido una pesadilla, pero no la recordaba. Me lavé los dientes, la cara, me cambié y salí ya con una camiseta naranja con letras negras que decían "Campamento Mestizo", jeans rotos del armario que tenía en casa y mis converse negros. Pregúntame cómo mi ropa llegó al campamento si quieres, pero no podré responder ya que no tengo ni la menor idea de cómo pasó. Sólo estaba ahí y ya.
ESTÁS LEYENDO
Disaster I: El Mensajero Perdido
Fantasy¿Qué pasaría si en una escuela hubieran tres semidioses a la vez? Nada bueno, eso es seguro. Somos Sophie, Aria y Gunther. No habíamos pensado que nos ocurriría algo así como ser hijos de dioses griegos; pero ha pasado, señores. Hemos sido expulsado...