Aria
Bien, acabamos de matar otra de las asquerosidades genéticas y ahora entrábamos a un lugar donde puedo leer bien aún teniendo Dislexia. Esto no puede ser bueno.
-Vengan, tenemos que ir a presentarlos al Señor D- dijo Elliot pasando los brazos por mis hombros y los de Gunther. Sophie seguía de cerca a Quirón, ya al pie de la colina.
Mientras me jalaban hacia la casona de tres pisos pintada de azul miré alrededor; era un gran valle, tenía un montón de cabañas bastantes diferentes unas de las otras, un lago donde canoas y kayaks se desplazaban de un lado a otro. Lo que me pareció extraño fue que había una moto de agua jalando uno de esos inflables en forma de dona con un chico dentro; no sé, no es algo que veas en un "campamento".
A la derecha del lago había una playa y sobre una pequeña colina cerca del bosque que se extendía a la izquierda habían dianas y chicos apuntando con arcos. Más cerca de nosotros había una estructura con techo y suelo de madera con mesas del mismo material, unos chicos que estaban por ahí nos miraron y saludaron a Elliot.
Bien, eso tampoco es normal. No es por denigrar a mi amigo, sólo que esto de que sean amables con él y que no nos vean mal a Gunther y a mí no pasa todos los días, gente.
-Ya llegamos. Esta es la Casa Grande- Elliot me sacó el brazo de encima y en cuanto entré por la puerta pegué un brinco atrás. Por accidente mi mano golpeó la cara de Gunther, que estaba caminando detrás de mí.
-¿Ahora qué pasa contigo?- se quejó mi hermano sobándose la mejilla.
-¡No me vengas con que no ves esa cabeza de jaguar que se mueve colgada en la pared!- repliqué mirando de reojo la anormalidad ya mencionada, que soltó una risa... De alguna forma.
Gunther lo miró y echó la cabeza hacia atrás de golpe, como shockeado.
-Pasen por aquí, chicos- dijo Quirón desde otra sala.
-Ya vamos- respondí y al pasar cerca de la cabeza de jaguar, le saqué la lengua.
Yo iba al frente, Gunther atrás y por último Elliot. Cuando llegamos a la puerta de donde provino la voz del centauro, él estaba en una silla de ruedas otra vez (que no tengo idea de donde sacó) y había otro tipo sentado en la mesa con unos naipes en la mano, con la otra bebía Coca-Cola de dieta.
Era gordo, usaba una camisa verde con flamencos, shorts beige y sandalias. Tenía cabello negro y la nariz roja.
-¿Qué hacen estos mocosos aquí?
¿Y este idiota quién se cree que es?
En cuanto dijo eso yo ya le iba a responder, pero Elliot me tapó la boca y por si acaso Gunther sujetó mi hombro.
Sophie estaba cerca de Quirón analizando con detenimiento los naipes. En serio ¿Sophie prestándole atención a algo por más de dos segundos? ¡¿QUÉ DEMONIOS PASA?!
-Son los mestizos de los que hablamos hace tiempo, Señor D- respondió Quirón pacientemente -Pero al parecer sólo uno de ellos es descendiente de los Tres Grandes.
-No me importa, sólo sácalos de mi vista- hizo un gesto como si fuéramos perros. Aunque él sea el verdadero perro y no nosotros.
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Disaster I: El Mensajero Perdido
Fantastik¿Qué pasaría si en una escuela hubieran tres semidioses a la vez? Nada bueno, eso es seguro. Somos Sophie, Aria y Gunther. No habíamos pensado que nos ocurriría algo así como ser hijos de dioses griegos; pero ha pasado, señores. Hemos sido expulsado...