Gunther
-¡CORRE!- gritó George desde la mochila de Sophie. Estábamos huyendo del monstruo ahora denominado Mr. Hongo.
Sinceramente no tenía pensado correr por mi vida de un hongo gigante del Inframundo en mis vacaciones de verano. Pensaba en ir a la playa o comer y dormir todo el día, pero no. Justamente a mí y a mis hermanas nos había tocado rescatar a Hermes.
-¡VAMOS A MORIR!- grité mientras aún corríamos. Tuve la sensación de que mis piernas no aguantarían más y caería al piso. Nota mental: Hacerle caso a Roger y a mi madre sobre salir a trotar... Bah, ¿a quién engaño? Eso nunca va a pasar.
-¡PIENSA POSITIVO!- exclamó Sophie mientras daba zancadas largas para ir más rápido.
-VAMOS A MORIR RÁPIDO- respondí con sarcasmo. Todos nos dirigíamos hacia una especie de jardín. No sabíamos a dónde íbamos, pero teníamos que seguir huyendo de Mr. Hongo.
En ese momento hubo un temblor muy fuerte que hizo que cayéramos al piso. Por un momento iba a gritar: "TERREMOTO, CÚBRANSE", pero luego recordé que nos encontrábamos en el Inframundo; así que me lo guardé. Me volteé en el piso para ver mi inminente muerte causada por Mr. Hongo... Lo interesante del caso es que él no estaba ahí.
Había sido aplastado por la pata del cerbero, el cual estaba sacando sus tres lenguas de sus tres bocas de forma juguetona. Al parecer le habíamos agradado al temible perro del dios de la muerte. Por supuesto que esto pasa todos los días.
-¡Buen perrito!- exclamó Sophie levantándose del piso en modo ninja.
-¡Gracias!- dijo Aria haciendo lo mismo de forma rápida.
Yo simplemente me levanté (claro,que dejé mi dignidad en el suelo) y me quedé observando al cerbero. Me di cuenta luego de unos segundos, que Sophie se había subido al lomo del animal y estaba gritando expresiones vaqueras.
-¡YIIIJAAAAH!- gritaba la niña entusiasmada mientras el cerbero movía la cola.
-¿Acabamos de domar al perro de Hades?- pregunté desconcertado a Aria, que también miraba la escena.
-Al parecer. Pero mira el lado bueno, tenemos mascota nueva- dijo mi hermana postiza entusiasmada. Ella fue corriendo y se subió también al lomo del cerbero con un salto.
Este último ladró con "alegría" y sacó las lenguas de nuevo. No me podía creer lo que estaba viendo: el "temible" y "asesino" cerbero comportándose como un simple cachorro.
-Oye, ¿nos puedes llevar al palacio de Hades?- preguntó Sophie acariciando la gigante oreja de la cabeza central del perro. Este respondió con un ladrido.
-No sé hablar perro, pero me tomo eso como un sí- dijo Martha.
Siguiendo la suposición de Martha, me subí al cerbero. Me costó un poco más que a mis hermanas, ya que escalar no era lo mío en ningún aspecto. Yo era capaz de escalar un árbol y obviamente no a la misma velocidad que mis hermanas. Pero podía hacerlo, peeero ya un perro gigante de tres cabezas era otra cosa.
-Tendremos que atravesar el jardín de Perséfone- indicó Aria señalando hacia el Oeste.
-¿Ese lugar no era tóxico?- le recordé a mi hermana postiza y ella se mordió el labio.
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Disaster I: El Mensajero Perdido
Fantasy¿Qué pasaría si en una escuela hubieran tres semidioses a la vez? Nada bueno, eso es seguro. Somos Sophie, Aria y Gunther. No habíamos pensado que nos ocurriría algo así como ser hijos de dioses griegos; pero ha pasado, señores. Hemos sido expulsado...