Aria
De repente siento baba en mi cara y me levanté de mi cama en la cabaña de un salto. Cuando aparté mi cabello de mi cara pude notar a Damon dando vueltas, saltando y ladrando con entusiasmo.
-¡Qué haces aquí, bicho! ¿Tú eres loco? ¿Cómo llegaste hasta acá?- le dije (aunque sea un perro, le hablo) barriéndome por el suelo con las rodillas a través del suelo de mármol hasta donde él estaba.
Lo acaricié y lo abracé hasta que me levanté para ir a vestirme. Me puse una camiseta del campamento (las nuevas que me dieron ayer; ya con mi apellido, el número de cabaña y el nombre de "mi padre" grabados en la espalda) uno de mis shorts rotos y mis chanclas azules que asustan a Gunther y a Sophie en cuanto las tengo en la mano.
Miré por la ventana del segundo piso (el cual daba a una pequeña terraza) y noté a muchas personas ordenando todo. Cuando sonó el cuerno, me apuré en bajar la escalera hasta el primer piso con Damon siguiéndome de cerca mientras me hacía una coleta en el cabello.
Pasé por el "museo" (en el cual seguro voy a pegar pósters o algo así) y salí para luego bajar la rampa hasta el suelo trotando, mientras Damon se resbalaba y yo tenía que alcanzarlo para que no terminara con la cabeza clavada en el césped.
Cuando me di cuenta, Gunther salía de la cabaña once junto a Sophie con su gato en brazos y los gemelos; que tenían bastantes rasguños en la cara.
Me acerqué y solté una carcajada mientras los gemelos se tocaban la cara y se quejaban.
-Supongo que Otto ya cumplió mi venganza- dije con suficiencia mientras acariciaba la cabeza del gato y Sophie corría por ahí con Damon.
-Claro, claro. Sueña con que ese gato nos va a ganar, nuevita- en cuanto uno de ellos dijo eso, Otto se giró hacia él y empezó a gruñir enseñando los dientes; con lo ambos chicos salieron disparados fuera de ahí. Hasta pude ver su estela de humo blanco. JÁ.
-En serio me voy a reír cuando salgan de la enfermería con banditas en toda su cara- dije siguiendo el rastro de los gemelos con una sonrisa burlona.
-Hey- interrumpió Gunther -¿Sabes de dónde salieron Damon y Otto?
-No. Damon me despertó y ya- me encogí de hombros y siseé llamando a mi perro, quien apareció inmediatamente a mi lado junto a Sophie; que corrió tras él.
-¿Será ir a hablar con Quirón?- dijo Sophie súbitamente.
-Yo no quiero volver a ver al "Señor D"- hice las comillas burlonas y unas pequeñas ramas salieron del piso, dándome un latigazo en la pierna. Aguanté una queja soltando un siseo mientras me sobaba el área afectada -¡No sí! ¡Hasta nos escucha en todos lados!- reclamé y mis hermanos se rieron.
-No queda de otra- concluyó Gunther y caminé tras ellos a regañadientes hasta la Casa Grande. Precisamente Quirón iba saliendo.
-¡Hola, niños! Veo que ya se dieron cuenta de la sorpresa- nos sonrió cálidamente el centauro.
-¿Entonces se supone que ellos SÍ tienen que estar aquí?- dije yo sin creerlo.
-Sus padres ordenaron que Otto y Damon fueran traídos hasta el campamento, ayer- replicó el hombre de barba -Ya verán por qué. Gunther, déjalo en el suelo y apártense.
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Disaster I: El Mensajero Perdido
Fantasy¿Qué pasaría si en una escuela hubieran tres semidioses a la vez? Nada bueno, eso es seguro. Somos Sophie, Aria y Gunther. No habíamos pensado que nos ocurriría algo así como ser hijos de dioses griegos; pero ha pasado, señores. Hemos sido expulsado...