Aria
-¡Vamos, campistas!- llamó Quirón chocando sus pesuñas de nuevo en el suelo -¡Todos al ruedo!
En menos de dos segundos ya el comedor estaba vacío, dando inicio a una estampida de adolescentes liderados por un sujeto mitad caballo. Reí con ganas antes de comenzar a correr y en poco tiempo ya estar a la cabeza del grupo.
Llegamos a las columnas griegas que formaban un enorme rectángulo con piso de tierra, donde por arte de la nada aparecieron estanterías y paredes de madera que levitaban con varias partes de armaduras. Se parecían a las que nos había enseñado Quirón cuando nos daba clases en Baydrop. Algunos de los yelmos tenían penachos azules y otros rojos.
La banda de chicos corrió hacia todo eso dándose golpes, empujones y patadas para tomar las protecciones y armas hasta que casi todo quedó vacío.
-Esto es mejor de lo que pensé- solté para mí misma, mirando con asombro cómo todos estos chicos parecían poder estar listos para una guerra en cualquier momento.
¡Finalmente un lugar en el que se puede ser violento sin consecuencias! ¡Esta es mi gente!
Los bandos se dividieron otra vez, justo como en el comedor y los capitanes nos miraban fijamente.
-¿Cuál equipo va a escoger a los nuevos?- dijo Quirón mirando divertido la situación, como si fuera una película o algo así.
-Yo- intervino la chica de cabello oscuro en el bando de Helen, sonriéndonos -Nos vendrá bien gente nueva.
Mientras me dirigía hacia las pocas armaduras que quedaban, noté que el capitán del bando rojo (donde estaba el imbécil oxigenado) miraba embelesado a la capitana del bando azul hasta que alguien le dio un codazo y volvió a su cara de póquer.
Me puse las canilleras fácilmente, ya que más de una vez tuvimos que jugar soccer en la clase de deportes y nos obligaban a poner estas cosas. Ajusté como pude las bandas a los hombros y costados de la pechera, tomé uno de los yelmos de penacho azul junto al único escudo que podía levantar sin esfuerzo.
Tuve que ayudar a Sophie con su armadura y las canilleras a parte de escoger un escudo para ella; cosa difícil ya que ella era prácticamente la más pequeña del campamento. O por lo menos hasta donde yo sé.
Cuando ya los tres estábamos listos, los bandos se dirigieron como marchando hacia los bosques.
-Espera ¿A dónde vamos?- dije yo en voz baja. Todos estaban en silencio.
-El bosque está dividido en dos por un arroyo que pasa justo por el medio y que actúa como frontera de ambos terrenos. A cada equipo le dan un lado y deben esconder la bandera para que el otro equipo no la obtenga. Gana el equipo que logre encontrar la bandera y cruzar la frontera con ella hasta su lado- explicó Quirón rápidamente y luego subió el tono de su voz -¡Recuerden: todo vale menos mutilaciones! ¡Yo actuaré como árbitro y primeros auxilios con los sátiros! ¡Buena suerte!
En cuanto terminó de decirlo, todo el bando azul nos arrastró hacia la derecha del arroyo.
-¡Ya todos saben el plan de juego! ¡Vayan a sus puestos y esperen a la señal de Quirón!- gritó la capitana y todos se dispersaron entre los árboles. Sólo quedamos Helena, Gunther, Sophie, ella y yo.
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Disaster I: El Mensajero Perdido
Fantasy¿Qué pasaría si en una escuela hubieran tres semidioses a la vez? Nada bueno, eso es seguro. Somos Sophie, Aria y Gunther. No habíamos pensado que nos ocurriría algo así como ser hijos de dioses griegos; pero ha pasado, señores. Hemos sido expulsado...