Gunther
(Cuatro días después...)Me desperté de golpe por un grito fuera de la cabaña seguido de golpes en lo que supuse que era la puerta. Había tenido de nuevo esa pesadilla en la que caía desde quién sabe cuántos metros y no paraba hasta despertar. Era como si mi cerebro me estuviese atormentando por tener miedo a las alturas.
Me levanté de la cama y casi no me caigo, me dolían mucho las articulaciones ya que durante los días anteriores Ciara y Andrew nos estuvieron entrenando para la misión que tendríamos cuando al oráculo se le pegara la gana de dar su profecía.
-¡GUNTHER!- gritó una voz desde fuera de la cabaña.
Me vestí rápidamente con mi Hoodie del campamento mestizo, mis jeans negros rotos y mis converse. Abrí la puerta de la cabaña y me encontré con Elliot.
-¿Qué pasa?- pregunté rascándome la nuca.
-Ehh... Ehh... Quirón. Casa Grande. Profecía. Hermes- empezó a decir mi amigo sátiro, pero no lograba entender nada.
-Elliot, respira. Cálmate y dime qué sucede- le indiqué y él comenzó a respirar hondo.
-Que Quirón los necesita en la Casa Grande, pero ya. El oráculo va a dar la profecía- explicó Elliot poniéndose una mano en el pecho.
-Por fin. Se había tardado bastante- dije yo rodando los ojos -¿Ya le avisaste a mis hermanas?
-Sí, están de camino a la Casa Grande. Vamos- dijo mi amigo dándome un empujón fuera de mi cabaña.
...
Entré a la casa de tres pisos y ahí se encontraban Quirón, Sophie, Aria y el Señor D. Mi hermana postiza estaba dándole miradas de odio a este último.
-Ya estamos todos ¿no?- preguntó Quirón.
-Sí, sí. Ahora que el oráculo ese nos diga la profecía para seguir durmiendo. Quiero decir ¿viste la hora? Ni para la escuela me levanto tan temprano- se quejó Aria y yo solté una risilla.
-Sí ¿Cuándo va a venir el oráculo?- preguntó Sophie quitándose una lagaña de el ojo izquierdo, que ahora que lo noto, está un poco más claro de lo usual.
-No es tan fácil, niña- gruñó el señor D.
-¿Qué? ¿Tenemos que sacarle la cabeza a un monstruo para que nos den la profecía? Sinceramente haría cualquier cosa por volver a dormir- dije y el Señor D todo los ojos.
-El oráculo está en el ático- dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo -Solo uno debe subir y blah blah blah- "explicó" Dioniso y señaló las escaleras que estaban a su lado.
-Yo no iré- dijeron Sophie y Aria a la vez.
-Demonios...- susurré y Elliot me miró con asombro.
-¿Y con esa boca besas a tu mamá, niño?- preguntó él con sarcasmo.
-Ay, chico- soltó súbitamente Aria, poniéndose una mano en la cabeza de golpe.
-Sabía que algo se me olvidaba- pensé.
Desde el último día en la escuela no había visto a mi madre, yo había desaparecido sin más. Seguro ella y Iah deben estar llorando, desesperadas con el teléfono medio roto en la mano de tanto llamar a al policía cada veinte minutos para encontrarnos.
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Disaster I: El Mensajero Perdido
Fantasía¿Qué pasaría si en una escuela hubieran tres semidioses a la vez? Nada bueno, eso es seguro. Somos Sophie, Aria y Gunther. No habíamos pensado que nos ocurriría algo así como ser hijos de dioses griegos; pero ha pasado, señores. Hemos sido expulsado...