El chico...

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Recuerdo que desperté en el padimento, mi moto estaba tirada en el piso con el tubo del gas roto y la gasolina regada; las personas me rodeaban curioseando, yo me paré, me dolían las manos y una pierna, pero eso no importó, tomé mi moto y la llevé hasta otro taller que estaba cerca, ahí la dejé y fui a mi casa. 

Cuando llegué, encontré a mi madre durmiendo en el sofá, pues es casual, así que subí al cuarto y cerré la puerta. Saqué un poco de desinfectante de mi armario, unas vendas y algo de algodón. Me limpié las heridas y medio me sané.

Casi no tenía tiempo, bueno no lo tenía; me cambié rápido, me coloqué un vestido negro que es medio largo y unas sandalias con el cabello suelto. Salí rápidamente y me monté en un taxi para ir a la universidad, justamente hoy tengo una exposición.

Cuando llegué me encontré con la horrible sorpresa de que el profesor no había venido y no había dejado reemplazo, así que teníamos hora libre. Ya qué, me senté en la cafetería a desayunar un poco y a terminar de leer un libro que estoy leyendo <<Las almas sin proyección>>. La mañana transcurría normalmente, pero una hora después llegó Jack.

—Ana, te estaba buscando.

—Vale, ya me encontraste. —Respondí tratando de taparme las heridas. —¿Ha sucedido algo?

—Quiero hablar contigo. —Me respondió, sentándose en una silla al lado mio. —Bueno, quiero un consejo.

—Dime, ¿En qué soy buena?

—Se trata de Michelle. —Dijo él, yo cambié mi gesto, parecía indiferente. 

—Dime.

—Ayer fui a hablar con ella, se encontraba llorando en su habitación, eso me llenó de coraje porque así empieza la situación para que ella se drogue y haga cualquier tipo de locura, bueno el caso es que le dije lo que no me gustaba, como el hecho de que se hiciera daño y cosas así... Ella se acercó a mi y me dijo que me amaba, que no la dejara sola... Ella sabía que yo iba prácticamente a terminarle, yo de tonto caí, pero ella me prometió que iba a cambiar, ¿Qué hago?

—Mira, yo creo que soy la peor persona en ese tipo de consejos, porque no he vivido esa experiencia de experimentar el amor hacia otra persona, pero según lo que me dices y las historias que me has contado, ella si te quiere, y si lo hace ella va a intentar cambiar, así que yo creo que debes darle la oportunidad... Todos merecemos una segunda, ella no es la excepción.

Mientras hablaba con Jack, una chica atravesó la puerta de la cafetería, se veía muy linda físicamente. Era bajita, tenía el cabello corto, hasta los hombros. Traía puesto un gorro hipster, una camisa de tiras negra y una falda larga. Su cara era muy linda, tenía una nariz muy fina y pequeña, unos ojos color miel y una piel demasiado pálida, además tenía un tatuaje en la mano. 

—Hola, mi amor. —Saludó a Jack. —¿Cómo estás?

—Hola, Michelle. Ven, quiero presentarte una amiga. —Comentó Jack.

Wow, Michelle es muy bella... Jack no tiene mal gusto.

—¿Quién?

—Mira, es ella. —Me señaló. —Michelle, ella es Ana, Ana, mi novia Michelle. 

—Hola.

—Hola.

—Ana, te dejo, quedé en ir con Michelle a cine, nos vemos.

—Vale, vale... Adiós.

Hacen una linda pareja, los dos se ven bien juntos... Es lindo ver a dos personas felices, espero que ella pueda cambiar, él la quiere.

Después de tomar algo en la cafetería, salí a la biblioteca, tengo una clase libre, así que no importa. Cuando llegué, estaba sentado en la mesa un chico, era el único que estaba ahí, tomé un libro y me senté. Noté que el chico me miraba de reojo, era un chico muy hermoso, tenía el cabello largo, un poco más abajo de la oreja, color negro... piel clara, muy clara... Tenía un saco de Black Sabbath. Unos ojos azules muy cristalinos, divinos y un percing en la nariz.

Mientras leía, se me cayó el lápiz que tenía encima de la mesa, me agaché y él ya lo había recogido.

—G... Gracias. —Le dije.

—De nada. —Sonrió. Su cara era nueva, no la había visto. —Oye, ¿Sabes dónde queda el bloque 9? 

—Ehm, sí... — Me paré. —Ven conmigo... también iré para allá.

—De acuerdo.

Cuando se paró de la silla, yo le quedé más abajo del hombro, que hombre tan alto, joder.

Lo llevé hasta el bloque 9, él entró al mismo salón que me tocaba a mi.

—¿También estás en mi grupo? —Pregunté.

—Bueno, eso veo. 

Me senté en uno de los puestos desocupados y escuchaba la clase, aún sintiendo la mirada de ese chico en mi. 

...

Pasó el tiempo, cuando salimos de la clase, se acercó a mi.

—Oye, ¿Tomas el autobús? —Preguntó él.

—No, yo tengo moto. 

—Oh, vaya... —Respondió. —Entonces te acompaño hasta el parqueadero, allí también está mi carro.

—Vamos entonces.

Ya todos salían, y en el parqueadero me encontré a Jack y sus amigos, yo estaba con el chico.

—Hola, Ana. —Me saludó Jack, de beso en la mejilla. —¿Irás con nosotros a el bar que queda cerca?

—No, lo siento, hoy no puedo.

—Bueno. —Miró al chico. — ¿quién es él?

El chico se acercó a Jack y estiró su mano. 

—Soy Christian Dam, mucho gusto.

Ana Moon #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora