—... ¿Qué dijo?.. —Me quedé paralizada, fue como un baldado de agua fría. —Dígame que me está mintiendo, ¡Por favor!
—Lo siento mucho... —Suspiró. —Ojalá fuera broma.
—No, por Dios, no puede ser, joder.
—Su única opción será empezar el tratamiento para eliminar el cáncer. —Dijo el profesor. —Se puede salvar, su cáncer no está avanzado.
—No lo sé, ¿De qué tratamientos me habla? —Pregunté. —¿Son muy costosos?
—Normalmente se le cobra de acuerdo a la situación económica. —Contestó el profesor. — Ana, debes empezarlos rápido, sí no... Otra historia puede comenzar. La leucemia no es un juego, puede avanzar muy rápido.
—Está bien... —Suspiré y me dejé caer. —Hablaré primero en mi casa, y veré si puedo pagar el tratamiento.
Salí del consultorio y caminé hasta el salón que me tocaba y entré, sólo estábamos seis personas contándome, casi no habían llegado.
En la clase me di cuenta que perdí el semestre, tenía más de 10 faltas, las materias en 2.3 casi todas. Me sentí pésima, ¿Cómo fui capaz de perder? Sinceramente nada está saliendo bien, ¿Qué caso da seguir? Salí del salón y fui a casa, guardé el examen en mi maletín.
Cuando llegué, observé mi casa... Se me hizo un nudo en la garganta, no quería ver a los ojos a mi madre, sé que lloraría al verla. No quiero que se preocupen por mi... Tengo miedo que ella se ponga mal.
Me sequé las pocas lágrimas y entré a casa tratando de no hacer el mayor ruido posible, crucé la puerta, la vi en la cocina escuchando música, no me notó. Fui corriendo a mi cuarto y cerré con seguro la puerta, saqué el examen y lo escondí en la mitad de mis libros en una estantería. Me senté en el suelo, quería fumar un cigarrillo y tirarme a pensar que haré, es imposible creer que ya no lo haré más, ¡Lo necesito!
Vi que encima de mi computador había una cajetilla de cigarrillos casi que nuevos. La fuerza de voluntad me detenía pero mi necesidad fue más fuerte, me paré del suelo y tomé la cajetilla, justamente al tomarla en mis manos, tocaron la puerta.
—Ana, ábreme. Soy Jack.
Me asusté y boté la cajetilla de cigarrillos al suelo y corrí a abrir la puerta, cuando lo vi ahí parado, no dude en abrazarlo lo más fuerte posible.
—¿Sucede algo, Ana?
—Te quería abrazar... —Respondí. —Te extrañé demasiado.
El agachó su cabeza hasta mi cabello e hizo que lo mirara, me vio los ojos aguados. Su gesto era de confusión pero aún así me dio un beso en la frente, y él fue quien me abrazó esta vez.
—Jack, ¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Me dijeron que te habías ido y supuse que estabas aquí y sí.
—Ah...
—Supongo que fuiste por los exámenes, ¿No?
—Si, fui.
—¿Y?
—¿En serio? No... Lo he abierto.
—¿Dónde está?
—Ay Jack... No quiero leerlo.
—Ana, me preocupo por ti, necesito saber que tienes.
—¡TENGO LEUCEMIA!
—... —Se quedó en silencio mirándome fijamente. —¿Qué?
—Joder, no quería decírtelo. —Respondí con lágrimas en los ojos. —No te preocupes por mi.
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Ana Moon #Wattys2016
Teen FictionLa vida de una chica casual... ¿Casual? Si, la definición de la normalidad es la rareza, ¿Qué? Y ajá, aquí no se trata de comprender. Te invito a descubrir la ''Casual vida'' de una chica de 17 años. Amores, risas, música y algo más, ¡no te lo p...