—Se te rompió el tubo de la gasolina, ¿No lo sabías? —Preguntó el mecánico. —Debió oler a gasolina.
—No me olía a gasolina, no lo sabía... —Respondió pero se me hizo extraño. — ¿Se puede hacer algo?
—Si, claro... No tardará mucho, si quiere puede esperar.
Pero el tubo de la gasolina no se rompe así por así, algo o alguien debió romperlo, pero... ¿Quién?
Salí y me senté en el anden, ahí estaba sentado Jack fumando. Miraba la autopista y los carros pasar, se veía deprimido y un poco inquieto.
—Jack, ya hiciste mucho por mi, ¿No crees que debes ir a casa a descansar?
—No, yo espero para a que te arreglen la moto para que pueda irme tranquilo.
—¿Nadie te espera en casa?
—No, vivo solo en un cuarto de motel y solo queda a unas dos cuadras de aquí.
—Ah, vale... Esta bien.
—Si... —Sacó el celular y llamó a alguien.
Mientras caminaba de aquí para allá con el celular y fumando, dejó varias llamadas perdidas hasta que le contestaron.
—¿Michelle? ¡Michelle! ¿Eres tú? Oye, ¿Dónde estás? Se escucha música... ¿Cómo así? explícate. ¡No! Espera, espera... Iré para allá, ¿Bar Louise?... ¡No te muevas de allá, espérame!
—¿Qué pasa, Jack?
—Es Michelle. —Colgó. —Parece que está en apuros, mínimo debe estar drogada.
—Ve a buscarla...
—Si, perdona por tener que irme así.
—Descuida, ya hiciste mucho por mi.
—Bueno, adiós.
Jack paró un taxi y se subió. Yo me quede ahí sentada esperando a que me dijeran que mi moto estaba lista. ya se hacía tarde y se sentía fría la noche, así que saqué un cigarro y lo prendí.
Dos horas después mi moto estaba lista, pagué y fui a casa. Cuando llegué, a fuera de mi casa estaba una chica, era alta, ojos azules y cabello negro y largo, era linda. No me bajé de la moto, esperé a que ella se fuera, pero poco después salió mi padre, le entregó algo de dinero y se despidió de beso en la boca.
Bajé de mi moto y entré a la casa, la sala olía a alcohol puro y mi padre estaba tirado en el sofá, mínimo llevado de la perra. Me llené de coraje y subí a mi habitación y me encerré en él.
Busqué a Jack por Internet y lo encontré, le mandé la solicitud y me poco después me la aceptó.
—¿Qué tal tu novia? ¿Está bien? —Le pregunté.
—Cuando llegué estaba a punto de pelear con otra vieja, no podía de lo drogaba que estaba, sinceramente no sé que hacer con ella. No quiero dejarla sola pero tampoco quiero ser parte de sus problemas, no quiero que ella esté mal... ¿Qué hago?
—Debes hablar con ella... —Respondí con mi poca sabiduría. —Pero no debes involucrarte mucho, no sé... Es malo.
El tema de Jack y su novia me acuerda mucho a mi hermano y su novia, así empezó Jonathan, buscándola y yendo a solucionar sus problemas... No sé, pero este tipo de relaciones son tan dañinas, es mejor evitar a toda costa, eso.
—Lo sé, pero no hablaré con ella para salvarlo, sí no para tomar una decisión.
—¿Decisión?
—Ella tendrá que cambiar o yo me voy de su vida, ya no estoy dispuesto a aguantarme sus problemas de drogas, prefiero no ver como termina.
—Vaya... esas decisiones... Será mejor que lo pienses, tú dices que la quieres.
—Yo la quiero, por eso la ayudo, pero si ella no quiere yo no la puedo obligar.
—Vale, Vale.
Mientras hablaba con Jack, escuché que alguien tocaba la puerta muy duro, ya estaba tarde y nadie más vive en esta casa, así que bajé y abrí. Era un señor reclamando ver a mi papá, no se veía en buen termino.
—Dígale a su papá que salga. —Sacó un arma. —Si no, le damos piso.
—Ya le dije que no está, deje la amenaza y lárguese.
El señor se fue enojado y tiró la reja. Cerré la puerta y la aseguré. Juro que odio mi casa y todo. No pude evitar sacar a flote mis nervios, unas lágrimas salieron viendo a mi padre ahí acostado en el asiento, él es mi padre después de todo, el que escuchaba cuando estaba más chiquita, me aterraba la idea de verlo morir.
De nuevo subí a mi cuarto, me cambié la ropa y me tomé las pastillas para dormir. Me acosté en la cama y me puse a escuchar música hasta que me quedé dormida.
—————————
Desperté a las 4 a.m. más temprano de lo normal, encendí mi celular y vi que había un mensaje en el celular con número desconocido.
—''¿Qué? ¿Le gusto mi sorpresa, querida perra?''
Me asusté, o sea que tengo una enemiga... ¿Pero cuando? No he hecho nada en contra de nadie. Esto es raro, debo encontrar quien fue y saber por qué me odia.
a las cinco de la mañana me arreglé para ir de nuevo a la universidad, me coloqué una camisa de cuadros cerrada y un short de jean y unas zapatillas y me cogí una trenza riñón.
Cuando bajé al primer piso vi a mi madre haciendo el desayuno, se veía casual, como era antes. Me sorprendí, hace tiempo que no lo hacía.
—¿Qué pasa hoy? ¿Acaso viene alguna visita? —Pregunté sarcásticamente.
—No hija, solo quiero ser tu madre hoy. —Respondió y se acercó a mi. —Has estado sola, pero todo va ha cambiar, no quiero que te sientas así.
—Vale, vale... Creo que hoy no te levantaste en tus cinco sentidos, ya es tarde y debo irme.
—Hija, prueba el desayuno que te hice.
—No tengo hambre, come tú. Si queda, por la noche. Adiós.
Salí en la moto a toda velocidad con un pequeño sentimiento en mi, como felicidad y a la vez nostalgia. Me gustó revivir las épocas felices, recordé muchas cosas... Mientras recordaba, una lágrima ocupó mi ojos, me ardía, así que me lo limpié, cuando solté la moto perdí el control y la hice caer haciendo que chocara contra una reja.
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Ana Moon #Wattys2016
Ficção AdolescenteLa vida de una chica casual... ¿Casual? Si, la definición de la normalidad es la rareza, ¿Qué? Y ajá, aquí no se trata de comprender. Te invito a descubrir la ''Casual vida'' de una chica de 17 años. Amores, risas, música y algo más, ¡no te lo p...