El día en que los conocí.

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Noveno mes:

Se acerca el día, estoy tan nerviosa... Tengo miedo al mismo tiempo. Tengo esa incertidumbre de saber como serán, joder... ¿Estaré viva para ese entonces? Ojalá... Porque quiero vivir mi vida al lado de las personas que amo.

Muy temprano el día 25 de marzo, Jack me recibió con un desayuno en la cama, se había puesto su corbata y traje negro, tenía el cabello suelto, sus ojos resaltaban más que todos los días... Esos ojos verdes que me fascinan. Me llevó mi bendito jugo de guanábana con un sándwich de queso, estaba delicioso.

Después de acabar, fui al baño y me arreglé, mi vientre estaba muy grande, sí se notaba que traía dos. La espalda me dolía muchísimo, pero me dijeron que es algo normal por la barriga, así que sólo me recostaba. Todos los días iban mis padres a visitarme, siempre llevando regalos.

Cayó la noche, Jack todavía no llegaba... Empecé a sentirme mal, me dolía mucho la barriga... Comencé a sentir eso llamado ''Contracciones'' estaba sola, el teléfono estaba lejos, me empecé a marear. Llegué de milagro al teléfono y llamé una ambulancia. Les conté como me sentía y me dijeron que enviarían una ambulancia, tenía que dar la dirección y no me la sabía, ¡JODER! ¿Tenía que ser hoy? Llamé rápido a Jack, el dolor era más y más agudo.

-Hola, Hola, Jack... -Dije apenas me contestó.

-¿Qué pasa, Ana? ¿Te sientes mal? -Preguntó Jack asustado.

-Jack, necesito la dirección de este apartamento, -Respondí. -Muy urgente.

-¿Por qué, Ana? ¿Qué tienes?

-Creo que ya van a nacer... -Respondí angustiada. Tenía miedo de hacer algo mal y algo les pasara.

-Ana, espérame, acabé de llegar... Te llevaré al hospital. -Jack colgó.

Yo también colgué, me quedé aguantándome el dolor que sentía. Parecían empujando para salir, es el peor dolor que pude sentir.

Dos minutos después llegó Jack, soltó todo lo que traía y me tomó de los brazos ayudándome a caminar.

-Ana, ¿Qué tan mal te sientes? -Preguntó Jack.

-Tan mal como para creer que me voy a desmayar... -Comenté en voz muy baja, casi no podía hablar. -Jack, veo lucesitas.

-Tranquila Ana, vamos a ir rápido al hospital. -Dijo Jack.

Entramos al carro, Jack condujo demasiado rápido, llegamos tan pronto al hospital y al entrar por urgencias, rompí fuente. El doctor que siempre me ha atendido, al darse cuenta que volví llegó hasta donde estaba.

Una enfermera me dijo que estaba en trabajo de parto y que no había que esperar más.

Y ahí estaba yo, acostada en una camilla, con dolores demasiado jodidos, apunto de colapsar, no aguantaba tanto. El doctor y un compañero que es ginecólogo me estaban atendiendo. Después de una insufrible media hora, me dijeron que pujara.

Ese jodido dolor... Tan sólo me acuerdo de eso y me duele. Empecé a pujar, con casi todas mis fuerzas, y no salían, otra vez... Nada, ya las fuerzas se acababan. Otra vez, el doctor dijo que ya se estaba asomando una cabeza. Seguí pujando pero no era suficiente.

-Ana, puja más fuerte... Ya casi nacen. -Dijo Jack dándome fuerzas.

Suspiré y volví a hacerlo, con más fuerza... Y lo vi...

-Ya nació el niño. -Dijo el doctor. Escuché un pequeño llanto lejos de mi.

-Señorita, falta el otro. -Dijo el compañero del doctor.

Sentí la necesidad de pujar y lo hice... Estaba agotada, ya no tenía fuerzas, sentía que en cualquier comento caería. Volví a respirar y saqué fuerzas y pujé lo más fuerte posible y nació la niña, no supe que pasó, las luces se me fueron.

_____________


Sólo escuché el sonido de mi pulso, intentaba abrir los ojos, sólo veía la luz de la lampara... Poco a poco pude ir despertando, y estaba en una sala, sola... Conectada a muchos aparatos, me sentía débil, cansada. Me miré y ya no estaba embarazada... ¿Qué pasó con mis hijos? ¿Dónde está Jack? ¿Qué estoy haciendo aquí? Intenté llamar a alguien pero no podía estaba tan debilitada que no podía gritar.

No sé cuanto tiempo pasó, pero entró el doctor.

-Buenas noches, Ana.

-Doctor... -Intenté hablar. -¿Qué pasó? ¿Nacieron bien?

-Dos niños sanos. -Respondió el doctor. -El niño pesa 3.000 gramos, un buen peso... Y la niña si está baja de peso, pesa 2.000 gramos, cuando lo normal es 2.500, hay que tratar de que aumente de peso, tiene que ser alimentada y no estás en condiciones de amamantar, ya que en este momento estás recibiendo tratamientos de quimioterapias y es peligroso.

-O sea que, ¿No puedo amamantar a ninguno de los dos? -Pregunté.

-No, Ana... Lo siento. -Respondió el doctor. -Ahora vamos a ver que se puede hacer para que recupere peso, lo más probable es que sea alimentada a base de líquidos.

-Joder. -Suspiré, empecé a quejarme en mi mente, me sentía realmente mal. -¿Dónde está Jack?

-Se encuentra con los bebés, si quieres puedo traerlos. -Dijo el doctor. -No tienen problemas, nacieron bien, el único problema fue con la niña, pero está sana a pesar de tener bajo peso.

-Si, quiero verlos.

El doctor salió de la habitación y después llegó con ellos en pequeñas camillas, Jack también estaba con ellos y al verme me sonrió.

-Quiero cargarlos. -Dije.

Por primera vez vería el rostro de los dos... Eran hermosos. Los sostuve en mis manos y los miré, son idénticos a pesar de ser sexos opuestos, tenían la misma naríz, fina y pequeña, las cejas aunque no se veían bien tenían la misma forma, onduladas, parecidas a las de Jack. Los dos con pestañas largas para ser recién nacidos. Tenían el cabello oscuro, del mismo color que Jack.

Los miré a los dos y vi que la niña abrió un poquito los ojos, se le veían verdes... Al verme me sonrió, es tan linda.

-Mira Jack, me está sonriendo. -Tomé su camisa.

-Claro, cariño, yo con una mamá como tú, estaría feliz. -Respondió Jack y me dio un beso en la cabeza.

El niño también medio abrió los ojos y también los tenía verdes, los dos tenían ojos verdes muy claros, ¡SON TAN LINDOS!

-Mi Simone y mi Caeli. -Dije dándoles un beso en la frente a los dos.

El doctor se los volvió a llevar y yo me quedé con Jack.

-Eres realmente fuerte. -Comentó Jack. Trajo una silla y se sentó a mi lado.

-¿Por qué lo dices?

-Aguantar dos partos, lidiar con un cáncer y despertar después de una hemorragia casi que bien. -Comentó Jack. -Eso no lo resiste cualquiera.

-¿Qué? ¿Hemorragia? -Pregunté.

-Sí, después de que nació Caeli, tuviste una hemorragia perdiste mucha sangre. -Dijo Jack. -Perdiste bastante y te tuvieron que estabilizar.

-No lo sabía...

-Sí y ya casi te vas a librar del cáncer. -Dijo Jack.

-¿Qué? ¿Y tú cómo sabes eso?

-El doctor ayer me dijo que en los estudios de sangre se vio muy pocas células cancerígenas, hubo algo que las retuvo y mató. Y te puso de una en tratamiento de quimioterapias para eliminar lo poco que te queda.

-¿¡Qué!? ¿Es en serio? -Pregunté muy sorprendida.

-Sí, Ana... Que admiración.

-¡Oh por Dios!

Ana Moon #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora