Capitulo 14

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Los siguientes días para Hermione son bastantes atareados. Al estar ausente Kingsley el trabajo en el Ministerio es el doble. Ha tenido que encargarse de recibir a magos extranjeros, visitas que el Ministro tenía programadas, hasta poner control a las secretarias que parecían holgazanear ahora que el jefe estaba de viaje. La castaña se ha ganado más enemigas de lo que creía posible pero también es consciente de que es lo correcto, alguien necesita poner orden para que todo continúe con normalidad.

Sabe que la situación debe ser lo suficientemente grave como para que Kingsley tuviera que abandonar el Ministerio. ¿Qué estaría planeando Rookwood? Le da escalofríos al imaginarse de lo que es capaz.

Dos semanas transcurren en las cuales Hermione apenas tiene tiempo de pensar en Harry. Pero el problema es cuando llega a casa, cuando se detiene frente a esa sala. Ahí es cuando el recuerdo de aquella noche se reproduce una y otra vez en su cabeza. Hasta ha pensado en la idea de lanzarse un Obliviatea sí misma porque después de la guerra, nunca creyó que volvería a tener memorias tan dolorosas.

"Si asumes que Marie es una prostituta solo por haber sido mi sumisa, ¿eso en qué te convierte a ti?"

Hermione suelta un bufido y acomoda las almohadas, tiene que dejar de pensar en eso si no quiere volverse loca de rabia.

Se acerca al armario y revisa entre sus vestidos. ¿Qué debería ponerse? Mañana es el tan esperado casamiento de Neville y tiene que decidir que usar. Primero será la ceremonia donde ambos dicen sus votos, y por la noche la gran fiesta. Ginny le había escrito que sería algo espectacular, que George y Ron habían sacado un producto nuevo y con lo recaudado habían ayudado a Neville a alquilar un bonito lugar a las afueras de Londres.

La pregunta que Hermione se está haciendo desde hace un tiempo es: ¿Iría Harry?

Nunca había llegado a comprobar si al azabache le había llegado también una invitación, pero si ese fuera el caso, ¿se presentaría? Quiere creer que no, que hay más posibilidades de que no asista, porque... ¿no está lo suficientemente ocupado en Italia? La bruja reza para que la misión se extienda un día más.

Saca un vestido simple y color crema del armario. Parece perfecto para la ocasión.

-Ya he encontrado mi vestido -murmura mientras Crookshanks se refriega contra sus piernas. Alguien toca la puerta en ese momento.

El corazón de Hermione se detiene al considerar la idea de que podría ser él.

El gato anaranjado camina hacia la puerta.

-No. Está en una misión. Imposible -intenta tranquilizarse y sigue a su mascota.

-¡Hermioneeeeeeeee! -grita Maya que se lanza a sus brazos apenas abre la puerta. La bruja la mira sorprendida.

-¡¿Maya?!

La morena se aleja, y la toma de los hombros con una gran sonrisa.

-¡Necesitaba venir a visitarte! ¡Aunque sea por unos días! ¡No sabes todo lo que te extrañé!

Hermione esboza la primera sonrisa en semanas y vuelve a abrazar a su amiga. A su mente vienen todos sus recuerdos de la Universidad, todo ese tiempo que pasaron juntas, las salidas, cuando pasaban un sábado a la noche con la habitación repleta de libros, cuando la hacía reír por cualquier cosa...

-Yo también. Te he extrañado muchísimo -dice y termina soltando varias lágrimas.

-Oh linda, no llores sino lo haré yo también -se emociona y la abraza con más fuerza -. ¿Estás bien?

Hermione la suelta y se seca las lágrimas rápidamente.

-Sí. Solo... he estado algo sensible estos días.

Cincuenta Sombras De PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora