Capitulo 6

1.5K 52 1
                                    

Hermione lloriquea cuando el despertador suena. Da vueltas en la cama y patalea.

A pesar de no haber visto al depravado sexual durante el fin de semana, la bruja siente que no le ha dado un respiro. Se pasó sus dos días libres dentro de su departamento, pegándose en la cabeza, chillando en la ducha, recordando a Harry Potter haciéndole sexo oral. La había atado de pies y manos con un hechizo, le había hablado sucio, y lo peor es que le había encantado.

Nunca en su vida había experimentado algo como eso. Tiene que apretar las piernas cada vez que recuerda ese orgasmo, a Harry lamiendo aquella parte tan íntima.

Oh, no, Hermione lo piensa mejor mientras se viste para el trabajo: lo peor no había sido eso, sino la forma en que había gritado, la forma en que le había pedido más, hasta el punto de rogarle.

Se ruboriza frente al espejo, se muerde los labios y al hacerlo recuerda lo mucho que a él le provoca. Se hace una coleta entre suspiros, y se coloca la falda de trabajo.

Está lista.

No sabe con qué cara mirará a Harry al entrar a la oficina. Siempre había sido una de aquellas personas que creían que relacionarse con un compañero de trabajo era una locura. Lo había hecho, se había fallado a sí misma. Y eso no había sido todo, sino que se había acostado con su mejor amigo, lo que cuenta como el doble o el triple de malo.

Intenta retrasar su llegada al Ministerio, pero de todas formas, termina llegando. Arrastra sus pies con la mirada baja hacia la oficina, como si hubiera cometido el peor de los pecados. Al llegar al pasillo correspondiente, se encuentra con una horda de periodistas. Al instante, estos notan su presencia y se arremolinan a su alrededor.

-¡Señorita Granger! -grita uno con pluma en mano -¿Es verdad que Harry Potter planeaba matar a August Morandé?

Hermione cierra un poco los ojos a causa de los flashes de las cámaras. Había estado todo el fin de semana pensando en lo sucedido en el cuarto rojo que había olvidado por completo el episodio en el boliche. Los periodistas gritan tanto que apenas puede entender lo que dicen, cada vez la acorralan más.

-¡¿Es verdad que usted pasó varios días en la Mansión de Potter?! ¡¿Cuál es su relación con él?! ¡¿Es cierto que el elegido se ha vuelto loco?!

La castaña intenta salir de ese torbellino de periodistas, pero son tantos que no puede. Kingsley y un gran grupo de aurores aparecen, haciendo retroceder a los periodistas y salvándola de decir algo que podría rápidamente ser malinterpretado.

-Lo siento Hermione -dice el Ministro suspirando -, no tenemos idea de cómo ingresaron, tenían prohibido la entrada.

-No importa. Sabíamos que algo así podía suceder. ¿Cómo se encuentra August?

-No ha despertado aun -responde preocupado -, eso es preocupante, hasta que él no despierte los periodistas no dejarán de molestarte ni a ti ni a Harry.

Hermione suspira.

-¿Él ya ha llegado?

-Sí. Está en la oficina, tú... ¿lograste darle la pócima? -pregunta sorprendido -A pesar de verse furioso con los periodistas, Harry parecía estar más saludable.

La bruja sonríe a medias, se pregunta qué pensaría Kingsley si supiera como ha conseguido que la beba...

-Sí. Fue... bastante difícil, pero al final terminó accediendo.

-Eso significa que vas por buen camino Hermione, te agradezco mucho -dice colocando una mano en su hombro -, creo que con un poco más de insistencia lograremos convencer a Harry.

Cincuenta Sombras De PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora