Especial Potter 2

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El muy hijo de puta no ha dejado de mirarla durante toda la cena. No me sorprende el efecto que causa Hermione en otros hombres pero Ron... Ron parece mirarla de una forma diferente, aún más interesado que el francés. He estado pendiente de mi mejor amiga, pero ella parece no darse cuenta de nada. Ese vestido negro y ceñido al cuerpo que se ha puesto los está volviendo locos a todos. Y yo me incluyo en la lista.

Siento que no puedo dejarla sola ni siquiera un momento, que si bajo la guardia Seamus, Dean y Ron podrían lanzarse en cualquier momento hacia ella como si fuera el último trozo de carne del mundo. Malditos cabrones.

Pero Ron, Ron es el que parece más embobado con Hermione y no puedo dejar de preguntarme que haría ella si el pelirrojo se atreviera a hacerle alguna propuesta.

Me tenso de tan solo pensarlo. Me cuesta tragar la comida.

La brisa entra por la ventana, haciendo mover el mantel a cuadros de la mesa, y así dejando ver por un momento las piernas de mi amiga. Se me viene a la mente la imagen de ella, amarrada en la X de mi habitación. En situaciones como esta, siento la necesidad de hechizar a todos en la mesa con un Desmaius, tomarla en mis brazos y llevarla a rastras hasta la sala de juegos. Hacerla gritar, hasta que suelte de sus labiecitos rojos que es mía, solo mía.

Probablemente dejaría de hablarme, se enfadaría de esa forma terca, intentaría alejarse de mí...

Y otra vez estoy pensando en perderla. Últimamente he estado volviéndome loco con esta idea. Hace muchísimo tiempo que no le sentía miedo a nada, pero cada vez que la miro... no puedo evitar pensar si algún día se me escapará de las manos. Ella no es como las demás, no, claro que no. Si algún día siente la necesidad de irse, lo hará.

Tomo un sorbo de vino intentando borrar ese pensamiento de la cabeza, pero la necesidad de tocarla, de marcarla como mía no deja de fastidiarme. En especial con las miraditas de reojo que está tirándole el idiota del pelirrojo.

Mi mano disimuladamente viaja por debajo del mantel y encuentra su rodilla. Hermione se tensa con mi toque, sorprendida y yo tengo que contener una sonrisa. Masajeo allí en círculos, disfrutando de la suavidad de su piel. Siento la mirada de ella sobre mí, pero finjo estar concentrado en la explicación de Neville sobre las branquialgas.

No lo soporto mucho más y subo mis caricias, recorriendo toda su pierna hasta llegar a sus braguitas. Rozo la tela con delicadeza, dándole una muestra de lo que deseo hacer y ella se muerde los labios. Sabe lo mucho que me provoca eso, ¿Por qué lo hace? Quiero tenderla sobre la mesa, bajarme los pantalones y cogerla allí mismo frente a todos los presentes por ese gesto. Mis deseos de castigarla cada vez se hacen más fuertes, mi erección crece hasta volverse incómoda, como si fuera un estúpido adolescente. Solo la estoy tocando... ¿Qué es lo que esa mujer está haciéndome?

Necesito vengarme. Mi dedo comienza a estimular sobre sus bragas y en poco tiempo, ese líquido pegajoso traspasa la delgada tela hasta mojar mi piel. Ella abre las piernas para mí y siento que me voy a volver loco por esa acción, daría cualquier cosa por poder ponerme debajo de la mesa, meter mi cabeza entre sus piernas y sentir su sabor.

Mis dedos pasan por debajo de sus braguitas y la toco directamente, siento sus labios íntimos, bañados por ese jugo viscoso y toco y toco, como un maniaco en busca de hacerla tener un orgasmo en esa mesa. En la mesa del Weasley.

La siento apretar el trasero, muerta de placer, la miro y noto que su expresión facial es cada vez más difícil de contener. Se relame los labios y mi miembro se pone tan duro como una roca. Cada vez es más difícil controlarme... quiero meterme en su cavidad, en su calor...

Sus ojos castaños se posan en los míos, y antes de que me percate, su mano se posa en mi erección. Tengo que tragarme un jadeo. Comienza a tocarme de forma ardiente, deseando tener el control, ha sido tan inesperado que me he olvidado de continuar tocándola, ella termina por dejar de tocarme y aleja mi mano.

Cincuenta Sombras De PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora