Capitulo 7

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Se encuentra desnuda, amarrada a la X de madera pegada en la pared. Está sudando, respirando con dificultad mientras Harry se dedica a succionar sus pezones con una lentitud desesperante. Habían entrado a la sala hace unos pocos minutos y ya se encuentra así, con el cabello alborotado, sin poder dejar de gemir, y con una excitación que apenas la deja pensar con claridad.

Aun no la ha tocado allí abajo, solo le ha dado un par de besos y lamidas en sus pezones, pero eso fue suficiente para hacerla humedecer, para estar lista. No tiene idea de que planea hacer con ella, pero Hermione les ruega a los dioses de que le haga el amor. Se siente desesperada por volver a sentirlo dentro de ella, desde aquella noche fogosa en el Ministerio no ha podido dejar de pensar en las sensaciones poderosas que le provocó, como si pudiera tocar las estrellas con las manos.

Harry se encuentra con los jeans gastados que utiliza para el cuarto rojo y sin camisa, aquella imagen de sus músculos, de su piel, no hacen otra cosa que aumentar el deseo ferviente de la bruja.

-Por favor... Harry... -suplica impaciente porque él continúa jugueteando con sus pechos como si tuviera todo el tiempo del mundo. Su boca suelta su pezón al fin, y sus ojos verdes se clavan en ella.

-Espera un segundo -dice con voz ronca y se gira para comenzar a buscar algo en la habitación, hasta que da con el objeto. ¿Va a azotarla? Hermione no lo sabe hasta que Harry se detiene frente a ella. Ahora puede ver con detalle el objeto: un pequeño látigo de cuero marrón, tiene muchas tiras y en la punta de estas, pelotitas.

-Harry... -murmura asustada.

-Sabes la palabra clave, no dudes en usarla si es necesario.

-¿Qué... qué me vas a...? ¡Ah! -grita, un azote le ha dado de lleno en su feminidad, una mezcla de dolor y placer se arremolina en esa zona. Hermione se muerde los labios sin poder evitarlo, Harry la mira con ojos oscuros, perversos, y da otro latigazo más, justo por encima de su clítoris, arrancando otro grito de la castaña y haciéndole temblar las piernas.

Hermione se encuentra disfrutando de esa locura, cierra los ojos cuando otro azote la golpea, provocando que su coño suelte más de ese jugo salado. Las pelotitas impactan una y otra vez sobre su zona húmeda, haciéndola marear de placer. Se siente... se siente tan bien... y Oh por dios, siente que va a correrse en cualquier instante.

-¡Mírame Hermione! ¡Abre los ojos! -exclama Harry deleitado por sus expresiones, por la forma gustosa y morbosa con la que su compañera recibe cada golpe.

Hermione abre los ojos respirando agitadamente, hasta encontrar su mirada maliciosa, todo se siente jodidamente sexy. Otro azote más, el doble de doloroso y placentero que el anterior, y la castaña se encuentra pidiéndole que le dé más fuerte. Harry acepta deleitado aquella suplica y usa toda su fuerza para el último golpe, la bruja suelta una maldición y se corre intensamente hasta dejar su cuerpo exhausto y tembloroso.

La desata rápidamente con la varita y Hermione cae hacia adelante siendo atrapada por él.

-Quiero... quiero devolverte el favor -gime sobre sus labios y Harry gruñe, entendiendo perfectamente a lo que se refiere. La obliga a arrodillarse frente a él y se baja los jeans, el bóxer. La castaña se muerde los labios al ver su miembro tan erecto, sus ojos café se levantan y se encuentran con los suyos.

-No te muerdas los labios así porque yo...

Antes de que pueda amenazarla, la bruja abre su pene y se lo lleva a la boca. Ha sido tan rápido de parte de ella que el mago se sorprende y suelta una maldición. Sus grandes manos se enredan en el cabello de ella para sentir su boquita aún más.

Cincuenta Sombras De PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora