Capitulo 2

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Hola Harry -Hermione le devuelve el saludo como puede, y se alegra de que le haya podido salir la voz.

Él se la queda mirando de una manera tan intensa que no lo soporta mucho y baja la mirada, haciendo todo mucho peor, porque se encuentra con ese brillante y bronceado pecho, las gotas caen por su piel como si recién hubiera salido de la ducha.

¿Desde cuándo se entrena tanto? Hermione no lo comprende, Harry nunca había sido de esos chicos que se volvían locos por su estética.

Termina levantando la mirada otra vez, algo sofocada, solo para notar como sigue mirándola de la misma forma.

-Hermione ha venido para incorporarse al Ministerio, Harry -se escucha la voz de Kingsley y la castaña se siente aliviada de que el azabache clave su mirada en el Ministro, pero solo es un momento, porque esos ojos verde intenso vuelven a examinarla.

-Que sorpresa. No sabía que habías terminado los estudios.

Hasta su voz suena diferente, seductora, como una caricia que la hace estremecer. Ahora comprende esa oscuridad de la que Kingsley tanto le habló.

-Sí. Y ahora me han enviado a trabajar contigo.

Harry frunce el ceño, claramente molesto, y se gira para tomar una toalla.

-No necesito niñeras Kingsley.

Hermione observa con la boca abierta como Harry se aleja a zancadas. La castaña mira al Ministro y este suspira.

-Así es siempre. Tendrás que acostumbrarte.

¿Acostumbrarse? La bruja está indignada, cualquier sensación agradable ahora se ha transformado en enojo.

-¡¿Niñera?! ¡En ningún universo sería tu niñera Harry Potter! -grita furiosa deseando que la escuche.

Kingsley se lleva un dedo a los labios rezando por que se calle. Hermione se cruza de brazos en respuesta, claramente molesta.

-No quieres hacerlo enojar. La última vez que eso pasó Harry destrozó la habitación. La única forma de detenerlo fue dejándolo inconsciente -explica -, está fuera de control. Por eso tienes que hablar con él... ser... dulce...

Hermione suspira.

-Debes ayudarlo aunque sea difícil.

Tiene razón. La castaña piensa en su mejor amigo, en esas épocas donde era su mayor soporte, Harry, aquel que siempre le ofrecía el hombro o una sonrisa.

Ahora es él el que necesita ayuda, y si Kingsley confía en ella es porque realmente puede lograr mejorar la situación.

-Lo siento, es que Harry me ha tomado por sorpresa... -se disculpa con una sonrisa triste -, ¿qué es exactamente lo que debería... hacer?

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Hermione deja sus cosas sobre su escritorio. Da un vistazo alrededor, su nuevo, su primer despacho. Las paredes están hechas de madera, llenas de columnas con libros y archivos, un ambiente tan similar como la oficina de al lado, en la que, según Kingsley, Harry trabaja gran parte del tiempo.

No sabe que sentir al respecto. Siempre le había parecido estupenda la idea de trabajar en el Ministerio con alguno de sus amigos, pero con los recientes hechos, es consciente de que todo será bastante complicado.

La imagen de Harry brillante de sudor vuelve a su mente haciendo que avergonzada con sigo misma, se golpeé la cabeza contra el escritorio.

-Idiota, idiota, idiota -susurra cerrando los ojos.

Cincuenta Sombras De PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora