Epílogo

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Harry

Las luces nos rodean mientras la tomo de la cintura y con la otra mano tomo la suya. Los rostros de nuestros amigos están fuera del círculo, en completa oscuridad, como si ella y yo estuviéramos solos en el mundo.

Los violines y el piano tocan una melodía suave, un vals con el que la llevo hacia un lado y a otro, haciéndola dar giros que me dejan apreciar lo hermosa que está. Me sonríe, con los ojos llenos de lágrimas de emoción, y sé que está tan feliz como lo estoy yo. Su cabello castaño se mueve dulcemente con cada movimiento, como su largo y blanco vestido, y por centésima vez en la noche confirmo que los ángeles si existen.

Le sonrío también, y la noticia que le daré esta noche hace brincar mi corazón de emoción. No se lo espera, será una gran sorpresa. Una que hemos estado deseando que suceda por tanto tiempo...

"-Ya no hay nada, Harry -dice Kingsley con ojos alegres y me extiende el papel, el cual leo sin poder creer -. Ya no está dentro de ti. Ha desaparecido."

Hace una semana que lo estoy escondiendo, guardándolo para nuestra noche de bodas. Me ha costado tanto no decírselo, pero quiero que sea sorpresa.

-¿En qué está pensando el Elegido? -me pregunta ella llevando sus manos a mi cuello y acercándose más a mí.

-En lo hermosa que se ve mi esposa -le susurro y ella se muerde los labios pícaramente, sabiendo perfectamente cómo repercute en mí. Acerco mi boca y la beso, sin importar que cientos de personas nos estén mirando. La escucho gemir contra mis labios y susurrar un Te amo, que suelto de la misma manera.

Yo también te amo, Hermione, más que a nada en el mundo.

De repente siento como alguien abraza con fuerza mis piernas y varias risas. Hermione y yo nos separamos un poco y vemos a James mirándonos con reproche.

-Papá -dice estirando sus manos hacia mí para que lo tome en brazos y es lo que hago. Recibo un beso en la mejilla por parte de él mientras Hermione nos mira con una sonrisa.

-¿Estás celoso? -le pregunto divertido y mi hijo asiente -. Entonces vamos a sentarnos todos juntos en la mesa y a comer esos dulces que tanto te gustan. Mamá los ha pedido especialmente para ti.

-Pero después en lo de la tía Ginny te lavarás los dientes, ¿de acuerdo? -le ordena Mione acariciando su mejilla.

-Sí, mami. Lo haré.

Los tres nos acercamos a la mesa, rodeado por nuestros amigos. James se sienta en mi regazo y comienza a comer sus dulces, ofreciéndome con las manos y boquita llena de chocolate. Me rio. Por tanto tiempo tuve miedo de lo que un hijo y una familia podría conllevar, y ahora... ahora es todo diferente. Nunca he sido tan feliz en mi vida.

Nuestros amigos gritan, se ríen, tan bulliciosos y alegres como siempre, y me pregunto que hubiera sido de mí si no me hubiera reencontrado con Hermione. Ella es la responsable de tanta felicidad, de que mis días sean algo más que solo trabajo, de que le haya encontrado sentido a la vida.

Siento como Hermione se apoya en mi hombro con un suspiro, demasiado feliz.

-¿Crees que ya sea hora de escaparnos de la fiesta? -murmura en mi oído haciéndome sonreír y asentir traviesamente -. Dime que has empacado la fusta -y muerde suavemente mi oreja.

-He empacado todo, Señora Potter -susurro -. Estoy ansioso por desprenderla de ese vestido.

Ella se ríe, y sé que esto es lo que quiero. Hasta el final de mis días.

Cincuenta Sombras De PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora