Capitulo 4

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Hermione apoya la cabeza de Harry en su regazo mientras el coche se pone en movimiento.

-La mansión del señor Potter no está muy lejos señorita Granger, llegaremos pronto no se preocupe -exclama el chofer sobre los gritos y gemidos de Harry.

Es como verlo tener pesadillas otra vez. Hermione suelta un sollozo incontrolable y siente como las lágrimas comienzan a correrle por las mejillas, mientras sostiene a Harry lo más fuerte que puede para que no se haga daño.

Le había lanzado un Desmaius antes de que pudiera acabar con la vida de August, Harry había caído al suelo y él único que la ayudó a trasladarlo hacia el coche fue el chofer.

Una vez allí su mejor había comenzado a convulsionar dormido, a moverse frenéticamente, con los ojos cerrados pero con una expresión agonizante en el rostro.

Hermione no sabe qué hacer, no se detiene, es como si... como si el Innombrable lo estuviera consumiendo de a poco...

El sudor comienza a correr por el rostro del elegido, se tensa, grita, solloza. Hermione lo abraza contra ella, lo acuna, le susurra que todo está bien. Harry deja de gritar, pero el temblor de su cuerpo continúa, haciendo crecer el miedo de su amiga cada vez más.

-¡Tenemos que apresurarnos! -chilla Hermione desesperada, teme que le suceda algo, Harry cada vez se ve peor.

-¡Estoy yendo lo mas rápido posible! ¡Solo faltan un par de cuadras!

Solo son unas pocas calles más, pero el viaje se hace eterno para la castaña, que sostiene llorando a Harry.

Apenas se detienen Hermione abre la puerta del coche con la varita, y con un hechizo logra ponerse de pie fuera, rodeando al elegido con un brazo.

-No, no, no, ¡no! -exclama el azabache entre sueños, la castaña voltea.

-¡Ve por Kingsley! ¡Rápido!

El chofer asiente y se sube al auto rápidamente. Hermione camina hacia la gran mansión arrastrando a Harry con ella. Mueve su varita y con un movimiento el gran portón se abre dejándolos ingresar al jardín.

Es enorme, demasiado como para caminar. Se fija en un punto cercano a la puerta y se transporta allí con él. Harry suelta un quejido y aun dormido lucha contra ella.

-Vamos Harry, hay que entrar... todo está bien...

El azabache deja de moverse y se deja llevar por la castaña por toda la casa. Cuando da con una habitación con cama, Hermione entra y obliga al mago a acostarse.

-Por Merlín Harry... ¿qué debería hacer? -murmura tocándole la frente, tiene fiebre, mucha, al punto de llegar a ser muy peligrosa.

Necesita calmar el dolor que siente su amigo, aunque sea hasta que Kingsley llegue.

Con ayuda de su varita, Hermione le quita cuidadosamente el saco y la camisa, hasta dejar su pecho desnudo. Harry gimotea, se retuerce, bañado de sudor. Debe parar esa agonía... no puede soportar más verlo así...

Coloca su varita en el medio de su pecho y cuando está a punto de susurrar un hechizo, Harry abre los ojos de repente y aleja su varita, sorprendiéndola. El rojo aún persiste en su mirada.

-¿Estás bien? -pregunta ella suavemente.

-¿Dónde está el? -gruñe levantándose de la cama en un movimiento.

-Harry...

-¡¿Dónde está el?! -le grita furioso tomando un retrato y lanzándolo contra la pared, haciéndolo añicos.

Cincuenta Sombras De PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora