Capítulo 100. Segunda Parte.

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Hace dos horas creía que mi vida no podía estar más patas para arribas de lo que ya estaba, me equivoqué. Ahora tengo menos de cinco horas para abandonar el país y volver a Nueva York.

- ¡Dios mío! - gritó Ann apenas Sam le había terminado de explicar el porqué estaba empacando todas mis cosas.

- ¿Cómo esta él? - Wendy se veía muy cansada y no la culpo, eran las tres de la mañana y ninguna de nosotras había dormido.

- Su asistente me dijo que aún no saben su condición pero que todo parecía no ir tan mal, creo que miente - mis lagrimas ya se habían secado pero nariz seguía chorreando, aún no podía creer la situación en la que me encontraba.

- ¿A qué hora sale tu vuelo?

- Mañana a las nueve de la mañana, es el vuelo más temprano con destino a Nueva York - Mis maletas ya estaban casi listas, Savanna ya se había encargado de llamar al director Matthew y él ya había venido hace algunos minutos a verificar que me encontraba bien, no ayudó en mucho pero si me dijo que lamentaba mi ruptura con Marc. En estos momentos eso es algo que pasó a segundo plano.
La idea de que mi papá se encontraba en el hospital tal vez sufriendo no salía de mi cabeza, era algo que me hacía doler el alma.

- Helen, tienes visita... - Oí a Sam.

Tenía el cabello despeinado, los ojos llorosos y la nariz me moqueaba, por otro lado ahí estaba él esperando en la puerta, con el cabello despeinado como si así lo peinara, los ojos rojos y una cara seria, su mandíbula se marcaba por la presión que hacia con sus dientes.

- Nosotras nos vamos, ustedes necesitan hablar - en menos de un abrir y cerrar mis ojos mis amigas me habían abandonado.

-Me enteré lo de tu padre y...

- ¿Puedes dejar de fingir que te intereso yo o mi padre e ir al grano? ¿Qué quieres? - lo interrumpí, mientras menos durase esto, mejor.

- Quería aclarar las cosas, te debo muchas explicaciones.

- ¿Tu crees que esto es un tema para hablar a las cuatro de la mañana? Mi padre esta en el hospital y no tengo tiempo para que me sigas mintiendo, ¿te puedes largar? - pregunté intentando mantener la cordura.

- ¿Puedes disculparme?

- ¿Estas de broma, Marc? Juro que en estos momentos estoy haciendo mis máximos esfuerzos... - tomé aire para poder continuar - ¿No te das cuenta que ya no puedo más? Listo lo admito, me destruiste, fuiste la primera prueba del amor que tuve y gracias a ti dudo en su existencia.

- ¿Tan mal estas? - susurró, era increíble la verdadera aptitud de este hombre.

- Eres una horrible persona - susurré y antes de que hablara y dijera de nuevo una estupidez seguí - ¿Quién le lastima de esta forma a una simple chica que no estaba hiriendo a nadie? ¿Qué hice para que me escogieras y me hagas sentir todo este dolor?

Lo oí suspirar y luego, sin permiso, tomó asiento en uno de los sofás individuales.

- Cuando te vi pude notar la inocencia en tu rostro y la capacidad que tienes para amar en tus ojos, quise saber que se sentía estar con alguien que te ame más a ti que a tu popularidad o tu dinero, simplemente quería saber que se sentía que te amen de verdad.

- Esa no es excusa para lastimarme. - gruñí - Esto es lo que hiciste - hice una pausa y preparé para enumerar las cosas con mis dedos - Me mentiste a mi, una inocente chica, me hiciste sufrir desde el primer día que salimos juntos, jugaste conmigo como si no te importara como yo hubiera salido al final...

- Detente... - me interrumpió.

- ¡No! Ahora es tu maldito turno de escuchar Marc Eloth - lo apunté con mi dedo y lo fulminé con la mirada llorosa - Necesito saber con cuantas chicas estuviste a la par que cuando estabas conmigo.

Sólo olvida todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora