Capítulo siete

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Me mordía las uñas mientras esperaba a que me llamen para entrar a la oficina a retirar mis horarios, tenía una pequeña boletita con el número 79 y estaban llamando al número 78, si hubiera esperado hasta mi verdadero turno saldría de este lugar mañana, pero afortunadamente logré convencer a un chico con vestimenta tipo nerd para que me regalara su boleta a cambio de la mía que tenia el número "110". Para llegar hasta aquí me fue fácil ya que solo me movía a donde los empujones me llevaban, éste lugar estaba abarrotado de personas, los asientos estaban ocupados hasta dos personas en cada uno, los corredores también estaban llenos, algunos esperaban sentandos en el suelo o parados hablando en grupos, yo por mi parte estaba sentada en el suelo sola, completamente pérdida sin saber hacia donde caminar, frente a mí habia una TV plasma que permanecía en negro mientras que dentro de la oficina se encontraba otra persona retirando sus papeles, cuando la persona salió en la TV mostró el número de la boleta de la siguiente persona "79", observe el número de mi boleta y me levante lo más rápido que pude pero frené al instante al recibir un fuerte golpe en la cabeza, sólo escuché las fuertes risas de las personas que me habían visto, jamás habia notado ese extintor que se encontraba encima de mi cabeza

– Señores, silencio, no es gracioso – Dijo una mujer que estaba parada frente a la puerta de la oficina, sentí como mi cara se sonrojaba, caminé lentamente y entré a la oficina seguida por la mujer que cerró la puerta

– Siéntate por favor, ¿Te encuentras bien? – me preguntó, mientras me sentaba en una silla frente a su escritorio

– Sí – contesté llevando mis manos a mi cabeza, al parecer todo está bien, he matado unas cuantas neuronas pero todo está bien  – Sólo quiero ir a mi habitación a descanzar – añadí sentándome en una postura más recta

– Claro en un momento, sólo dime tu nombre – me dijo presionando algunas teclas de su computadora

– Helen Collins – contesté sonriendo

– ¿Vienes con Samantha Ross, no es así? – me preguntó y solo asientí  – Si, ambas están en la misma habitación, señorita Collins. Habitación 230, edificio A, tercer piso, aquí están tus horarios, el mapa, y las llaves de tu habitación, cualquier pregunta que tengas solo ven junto a mi, ahora puedes irte y no olvides que las clases comienzan mañana a las nueve sólo por ser el primer día.
(...)

Genial, ahora, el edificio A ¿Es el de la izquierda o el de la derecha? Éste mapa es imposible de entender

– Disculpe, ¿Cuál es el edificio A?-pregunté a uno de los conserjes que estaba limpiando el enorme patio del campus, tenia puesto un enorme auricular y no sé como me escuchó pero me señaló el edificio de la derecha sin siquiera decirme nada y tampoco dirigirme la mirada

– Gracias – dije y me puse a caminar.
(...)

Éste colegio tiene una estructura muy antigua por fuera, pero por dentro son bastantes "modernos", al menos no dan miedo y no tienen ese toque fantasmagórico de todos los edificios antiguos, al final de todo el ancho corredor del primer piso se encontraban dos elevadores y cuando presioné el botón para llamarlo la puerta se abrió y de el salieron dos chicos que me miraron de pies a cabeza, entré rápidamente a uno de los ascensores y esperé a que la puerta cierre, presioné el 3 para que me llevase al piso de mi habitación.

Luego de recorrer el tercer piso como por unos 5 minutos al fin ví una puerta con el número 230, ya era hora de que encontrara mi habitación.
Feliz de haberla encontrado intenté meter la llave al cerrojo para abrir la puerta pero no coincidía , lo intenté nuevamente pero no habia manera de que esta fuese la llave, quizá me habian dado otra por equivocación. Intenté de todas maneras abrir la puerta que para mi suerte no estaba llaveada, cuando la puerta se abrió entendí porque la llave no coincidía con el cerrojo

– ¿Qué Diablos estás haciendo aqui? - me gritó un chico que estaba frente a un espejo colgado en una de las paredes quien tenia su móvil en su mano derecha

– Es mi habitación ¿Qué haces tu aquí y tomandote una selfie? – dije riendo, rió ruidosamente y lanzó su iphone sobre una de las tres camas

– Eres nueva – afirmó sin parar de sonreír

– Si, todos los de primer año somos nuevos – contesté buscando con la mirada mis maletas

– Éste es el edificio de los hombres – me comentó poniéndose una camiseta (me olvide de mencionar que estaba desnudo desde la cintura para arriba), ¡QUE VERGÜENZA HELEN COLLINS! Primer día y ya te tomarán de idiota. Estúpido conserje, esto es tu culpa.

– Soy Marc Eloth.

Sólo olvida todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora