Capítulo tres

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– Helen, despierta – Susurró Sam cerca de mi oído, me dolía el cuello por la mala posición que había adoptado para dormir, como odio dormir en un avión. Estiré mis manos hacia arriba y me dio curiosidad saber quién estaba en los asientos de atrás,  miré por el rabillo del ojo y vi a un par de niñas idénticas

– Las de atrás son gemelas, ¿O simplemente estoy viendo doble? –pregunté mirando a Sam que estaba tomando una taza de té

– Creo que te afecto el vuelo– me dijo muy seria que casi le creo

– Eres muy graciosa querida amiga. –le dije dandole el último sorbo que quedaba en su taza de té

– Ese era mi té –gruñio como niña malcriada y la mire alzando una de mis cejas, descubrí que podía hacer eso hace dos días

– ¿La puedo ayudar en algo? – me preguntó una de las azafatas que se acercó hasta mi asiento luego de haberla llamado

– ¿Me podría traer una taza de té verde? – pregunté mientras acomodaba mi cabello

- Claro - me contestó guiñando un ojo.
(...)

–Sam te robé un sorbo de tu té y ya no me hablas – dije mirandola, estuve tratando de hacerla reír pero ella se negaba a hacerme caso y seguía con la mirada perdida en la pequeña televisión frente a ella

– Y yo te robé un M&M la semana pasada y no me hablaste hasta el día siguiente cuando te compre un paquete – Me contestó aún sin mirarme, tartamudee buscando algo para defenderme pero no se me ocurre nada, la azafata se acercó a nosotras con una taza en sus manos

–Aquí tienes– me dijo y depositó la taza en la pequeña mesita de mi asiento

– Aquí tienes tu maldito té. – dije y ella niega con la cabeza

– Ya no quiero – me contestó encoguiéndose de hombros, estaba actuando como una verdadera malcriada

– ¿Me estás jodiendo? – dije mirandola y Sam negó con la cabeza. – Me despertaste ¿Por qué? – gruñí

– Me sentía muy sola – me contestó, la miré y solo guardó silencio.
(...)

– ¿Qué diablos fue eso? – le grité a Sam hundiendo mis uñas en la piel desnuda de su pierna

– Creo que alguna especie de turbulencia– me contestó relajadamente

– ¡El avión caera! – chillé bastante fuerte y Sam sonríe

–Helen, cálmate, no pasará nada, sólo fue una pequeña turbulencia – me intentó tranquilizar riendo

– Claro riete de tu amiga – dije fulminandola con la mirada.
(...)

El avión aterrizará  en 10 minutos

La voz proveniente de los pequeños altavoces en las esquinas hace que me prepare mentalmente para el aterrizaje

– No puedo esperar a ver nuestro colegio – me contó emocionada, yo sólo hago un intento forzado por tranquilizar mi corazón que había empezado a latir diez veces por segundo
Soy muy joven para morir.

Sólo olvida todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora