Extra: how is life now?

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Estoy muy nerviosa.

Y lo cierto es que hace mucho que no me ponía así, pero es que hoy es un día especial.

-¿Estás ya lista?-escucho su voz a través del altavoz de teléfono, mientras empleo el tiempo en doblar de nuevo la ropa que he desordenado intentando encontrar algo adecuado para la cita de hoy.

-Sí, ¿a qué hora llegas?

-Mmmm...-acaba con una risa burlona.

-¿Jimin?-me río yo también-¿de qué te ríes?

-Me gusta el vestido que llevas, te sienta muy bien.

Frunzo el ceño.

-Oye, ¿qué estás diciendo? ¿cómo sabes que llevo un vestido?-pregunto divertida.

-Date la vuelta-propone antes de colgar.

Tras escuchar esto, sin entender nada, me giro sobre mis talones confusa, y entonces, sin darme tiempo a reaccionar, lo veo.

El chico del callejón está apoyado de cuclillas en el quicio de mi ventana, con los brazos tranquilamente reposados sobre sus rodillas, y esa sonrisa de medio lado que siempre le acompaña.

Y con solo dedicarme un segundo de su mirada, consigue recordarme cada momento vivido con él estos meses atrás, dándole sentido, al mismo tiempo, a cada nuevo día que pasamos juntos.

Sonriendo sin poder evitarlo, corro hasta donde él está, y tras abrir la ventana de par en par, le ayudo a entrar en mi habitación.

-¡Estás loco!-digo negando con la cabeza mientras me rio y él baja de un salto-¿por qué no puedes usar la puerta como las personas normales?

-Porque trepar por una enrredadera para ver tu cara de emoción es mucho más divertido-dice atrayéndome a él mientras me sonríe.

-Sabes que me emocionaría de cualquier forma-admito bajando la cabeza avergonzada.

El chico sonríe tiernamente haciendo sus labios pequeñitos por un segundo, y entonces nos quedamos el uno frente al otro. Él agarrandome por la cintura y yo con mis brazos rodeando su cuello.

-Cualquier día te harás daño-susurro mientras niego aún con una pequeña sonrisa que me dura de la sorpresa de haberle visto de repente-¿y entonces qué?-conecto finalmente mis ojos con él.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

-Hace mucho que no sé que es eso.

Ambos nos sonreímos al mismo tiempo, y entonces el muchacho deja un beso en mis labios, el cual yo le correspondo.

Otro más.

Tan tierno como aquel que soñé, y tan real como todos los que han venido después.

-Bueno-dice una vez que nos separamos-¿nos vamos ya?

Asiento contenta y tras sonreirme una vez más como respuesta, el moreno agarra mi mano y ambos bajamos a la planta de abajo.

Una vez nos despedimos de mis padres, que ya están acostumbrados a ver a Jimin por casa y que cada día se sienten más contentos por ello, salimos a la calle y, como solemos hacer cuando vamos a lugares que requerirían varias horas a pie, cogemos su moto para facilitarnos el traslado.

Tras un par de horas, llegamos al lugar donde teníamos pensado venir y mientras vamos andando, recorriendo las calles de este barrio, una ola de recuerdos me invade.

Electrifying Soul (Park Jimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora