Electrifying Soul (Park Jimin)

Capítulo 22

I could start fires with what i feel for you.

Narra Jimin

Lunes, 1 de mayo.

Mi concentración es máxima. Mis ojos fijos en un solo punto. Todos mis sentidos puestos en la precisión de mis manos. Ya lo tengo. Ya casi está...

-Mierda-maldigo viendo como la mina de mi portaminas se rompe al intentar introducirla en este.

Suspiro mientras el chico que suele sentarse conmigo en clase se ríe, y acabo dándole un capón en el brazo, dejando salir una pequeña sonrisa.

-¿Qué le hace tanta gracia, señor Fisher?-interviene el profesor de literatura.

-Nada, nada-niega mi compañero fingiendo cerrar su boca con una cremallera.

-Le diría que lo contara a la clase para así reírnos todos, pero se me acaba de ocurrir algo mejor. Salga a la pizarra.

-Maldita sea...-se pone en pie-y todo por tu torpeza con el portaminas-me acusa entre dientes de forma divertida.

El muchacho camina hasta el encerado, y después de que nuestro estricto maestro le haga unas cuantas preguntas, cuyas respuestas son tan flojas y descabelladas como él mismo, vuelve a su asiento rascando su nuca.

-Eres de lo que no hay-niego riendo.

-Para ti es fácil decirlo, como eres el empollón de la clase-se cruza de brazos haciéndose el ofendido.

-No lo soy.

-Oh, vamos ¿cuándo vas a admitirlo?-sonríe-incluso faltando a clase con bastante frecuencia siempre sacas todos los exámenes y nunca te pillan con la guardia baja.

-Ya sabes que a penas estudio.

-Pues en ese caso eres superdotado.

-Eso, querido amigo, simplemente se llama tener un poco de inteligencia, algo de comprensión lectora y bastante memoria fotográfica-me río-o que tú eres demasiado vago y tus notas nos hacen quedar a todos de superiores-me burlo bromeando mientras que finalmente consigo recargar mi portaminas.

El chico golpea mi brazo suavemente riéndose y de repente, al levantar la cabeza, la mirada del profesor se mete en mi campo de visión, a dos centímetros de mi, haciendo que me sobresalte y se me quite la risa de golpe.

Este hombre realmente intimida.

-¿Es que usted también quiere un examen sorpresa, Park?

-De hecho-interviene mi amigo echándose hacia atrás en la silla de forma que ésta se balancea un poco, con los brazos en su cuello, los ojos cerrados y una sonrisa de medio lado-lo resolvería sin problema.

-Mejor que usted sin duda-le vacila el profesor haciendo que él se caiga sobre la mesa torpemente, abriendo los ojos con cara de bobo, mientras el resto de la clase ríe.

-Una risita más y los expulso de clase. A los dos-sentencia señalándome.

Asiento resignado y seguidamente, ambos decidimos quedarnos callados.

Y aunque debería estar prestando atención a la lección, uso este tiempo de silencio para pensar.

A diferencia de la mayoría de gente de mi edad (por no decir el resto de la humanidad) me gusta venir a clase.

Y no sé exactamente qué argumentos dar para explicar eso, pero supongo que será porque no me cuesta resolver las tareas que nos mandan y estar aquí para mi es más una forma de despejarme de la realidad que otra cosa.