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Esta vez mi madre va a salir, con una amiga, pero regresará temprano. Ya tengo puesto mi uniforme con el nombre del mini restaurante arriba del pecho en la parte izquierda, mi pelo recogido en un moño. Salgo y camino las cuatro calles para llegar al trabajo, faltan diez para las siete, Karlie ya está ahí, como siempre, tiene que abrir el local, como es la hija del dueño se encarga de eso, y es la cajera, y la que me entrega los desayunos, nada especial, pero esta resignada a hacerlo para ayudar a sus padres. Los dos cocineros ya están trabajando, Karlie me saluda y toma las llaves del local.
—¿Como fue tu cena con los Wiles?
—Bien —ella sabe un poco sobre mis sentimientos sobre Adam— fue muy divertido oír las cosas que mis padres hablaban con ellos.
—Lo imagino, parecen ser muy amigos, punto a tu favor ¿no? —me lanza un guiño.
—Bueno, es cierto que gracias a ellos me acerqué más a Adam, pero a veces es incómodo que ellos puedan hablar tan fluidamente y en cambio él y yo no.
Doy una sonrisa nerviosa, una pareja entra y se sientan, voy con ellos y la conversación con Karlie se queda para después.
La pareja pide hot cakes, igual que otras dos personas más, es por eso que se llama así el restaurante, su especialidad son las cosas acompañadas con miel.
Mi turno acaba hasta las dos, hora que también Karlie cierra, no hay muchas personas que vengan tarde por aqui, cuando el señor Kloss vio que no tenía ganancias, le dijo a su hija que cerrará a esta hora, así no tendría que pagar más sueldos.
—Adios Tay.
—Adios Karlie, mañana no me verás, así que cualquier novedad manda un mensaje, a menos que pueda esperar al viernes.
—Esta bien, aunque no creo que vaya haber novedades.
Me despido con la mano y voy a casa, cuatro cuadras, casi llegando, veo al señor Styles frente a mi casa, no se que puede estar haciendo en casa, a veces iba con mi padre a pedirle alguna herramienta, pero no había pisado mi casa desde años según yo.

El da media vuelta, estoy ya cerca que me nota, pero aunque sus ojos me miren su rostro no denota ninguna emoción.
—Hola señor Styles.
—Hola.

—Mmm... voy a entrar —le digo señalando la puerta de mi casa.

—Si, ten un buendia, Taylor.


Sr. Styles H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora