Una Tate |Teen wolf| #TWAwards

Puppy Dog Face

Otra vez de nuevo en el hospital de Beacon Hills. Esto es casi una rutina, por lo menos seis veces a la semana Mel entra por sus puertas. Algunas veces viene corriendo con noticias, otras se larga para difundirlas; pero este no es el caso.

El sheriff Stilinski está ingresado de gravedad. Theo creó su fantástico plan, ironía ya que mejor sería decir fatídico, bastante enredado. Mientras Malia se quedaba encerrada y sin poder salir de a donde quiera que la llevara Liam y Scott se mataban y Mel acompañaba a su amiga. Nadie vio a Lydia y menos a Kira, ya que ésta se marchó de la ciudad. Por lo tanto Stiles estuvo a solas con Theo mientras algo atacaba a su padre.

Le rasgaron su interior y por poco murió en el acto desangrándose. Mel se pregunta por qué no lo mataron. Es decir, si quisiera esa cosa lo hubiera hecho. Theo no pudo haber sido, ¿o sí?

Mel está agotada, las secuelas de la noche pasada retumban en su cabeza. Recuerda poco de lo ocurrido tras su desmayo; despertó oyendo el aullido de su alfa. Melissa y Mason estaban con Scott, poco después Mel se enteró de que él había estado muerto unos cuantos minutos. Solo de pensarlo se le pusieron los pelos de punta, ella mientras se había desmayado por una pequeña conmoción cerebral.

Lo que los dos compartían, hombre lobo y coyote, y siguen compartiendo, es la herida de guerra. Las uñas de Theo han sido demostradas y su piel ha verificado que no son normales, tienen que ser falsas. Las uñas que el chico quimera agresivo insoportable le clavó a Scott en su abdomen se quedaron marcadas al igual que el arañazo del brazo derecho de Mel. Los dos han tenido que vendarse como cualquier humano normal.

Por otra parte Mel, para no variar, se sentía realmente estúpida. Confió en Theo y lo defendió, creía lo que él decía y era capaz de mirarlo a los ojos y contarle lo que fuese. Ella fue la tonta. Los de su alrededor le avisaron y ella siguió con su empeño, tiene claro que no volverá a fiarse de nadie.

Y, por estúpido que parezca, un rincón de Mel no paraba de pensar en Liam. No solo en el chico en sí, si no en la apuesta que habían hecho después de salvar a Scott de su asma. Esa mañana Liam se había enfadado con Mel ya que ella estaba junto a Theo. Pero recapacitó y sacó partido haciendo la famosa apuesta: si el chico acababa siendo malo Liam ganaría. Ahora ella le debe algo a Liam, algo que le pida el chico. Eso no la relaja precisamente.

Mira al frente, Stiles está ahí. Hablando con los doctores del hospital. El ambiente apesta a tristeza, furia, frustración y pena. Sin haber preguntado siquiera Mel ya sabe que el sheriff no está mejorando. Su hijo no para de mover sus dedos de las manos, como si deseara golpear algo, además de morderse el labio inferior agresivamente, mirar al suelo y hacer movimientos bruscos pero sin fuerza alguna.

Scott mira a Mel con sus ojos oscuros. A ella le encantan las miradas de Scott, siempre la llenan de esperanza. Es un líder nato, sabe qué decir o qué hacer siempre; conoce cada punto fuerte o débil de cualquiera y sabe como reconfortante. Mel se creería que supiera leerle la mente.

Antes de abrir la puerta y pasar a la sala de espera por donde se ve a Stiles el paliducho parece verlos antes. Sorprendentemente se agita y corre hacia la puerta, no parece darles la bienvenida. Más bien los empuja bruscamente haciendo que pierdan el equilibrio.

Stiles sujeta a Scott por el cuello de su camisa y lo levanta con la mirada hostil puesta en él. Lo estampa contra la pared mientras que el medio licántropo no da crédito a lo que ve. O bien está alucinando o duda en hacerle nada a su amigo.

--- ¡¿Dónde estabas Scott?!--- comenzó a gritar mientras lo zarandeaba--- ¿Dónde estabas cuando mi padre se estaba muriendo? ¡Qué clase de maldito amigo eres!

Con los chillidos de Stiles su amigo reaccionó y se lo sacó de encima. Mel se apresuró a separarlos junto a los doctores. Por supuesto se puso junto a su alfa.