¿Qué intentaban hacer los alquimistas? ¿Lograron algo, o se desvaneció todo su trabajo en una nube de humo?
Quien haya leído Piedra sabe que la alquimia es una antigua mezcla de química y magia. Los alquimistas intentaban crear oro a partir de metales menos valiosos, y preparar una pócima que curara todos los males y diera la inmortalidad.
Los orígenes de la alquimia se sitúan en el mundo árabe. El nombre deriva del término árabe al-kimya, del que también proviene la palabra <<química>>. No obstante, algunos historiadores sostienen que la raíz de este término árabe es Khmya, que en griego antiguo significa <<Egipto>>. Creen que pudieron existir alquimistas egipcios muchos antes de que el mundo árabe empezara a practicar este arte. En cualquier caso, la alquimia se extendió a todo el mundo, incluyendo China y la India.
Tendemos a pensar en los alquimistas como personas avaras y codiciosas, obsesionadas con la riqueza y la inmortalidad. No obstante, algunos sostienen que su trabajo sentó las bases de la química moderna. Y es cierto que algunos científicos auténticos estudiaron alquimia. Sir Isaac Newton, físico y matemático, escribió mucho sobre el tema, pero, siguiendo la tradición, mantenía sus experimentos de alquimia en secreto, e incluso, en cierto momento, instó a otro alquimista a mantener <<un profundo silencio>> sobre su trabajo.
LA METRÓPOLIS DE LA ALQUIMIA.
A fines del siglo XVI, dos emperadores contrataron a los mejores alquimistas del mundo para trabajar en Praga, en la actual República Checa.
Con esto la ciudad se ganó el sobrenombre de <<la metrópolis de la alquimia>>. Sin embargo, los emperadores pueden ser caprichosos. Cuando un alquimista británico, Edward Kelley, fracasó en su intento de crear oro, lo encerraron en una mazmorra. Ni siquiera los esfuerzos de Isabel I, reina de Gran Bretaña, lograron su libertad. Murió intentando fugarse.
Naturalmente, hubo muchos fraudes. Se cuenta que en aquellá época llegó a Praga un desconocido procedente de Arabia, e invitó a los hombres más ricos de la ciudad a un banquete, prometiéndoles que les multiplicaría el oro que llevaran. Tras reunir el oro, preparó una mezcla de sustancias químicas y extraños ingredientes, como cáscaras de huevo y estiércol de caballo. Aquella mezcla resultó ser una bomba fétida que permitió al charlatán huir con el oro.
LA PIEDRA FILOSOFAL.
Una fuente define el proceso que seguían los alquimistas como <<desesperadamente complejo>>. No obstante, los fundamentos eran simples. Según la teoría más común, todos los metales eran una combinación de mercurio y azufre. Cuanto más amarillo era el metal, más azufre contenía. Así pues, combinando azufre con mercurio, en la proporción y la secuencia correctas, se obtendría oro.
Con el tiempo, los alquimistas terminaron por frustrarse con los métodos simples que no daban resultado. Empezaron a buscar un ingrediente mágico, que llamaron la piedra filosofal. Algunos siguieron creyendo que el ingrediente mágico no era más que el azufre. Sin embargo, en Piedra se describe como una piedra <<de color sangre>>, así que Rowling debía de tener en mente algo más interesante.
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-Al igual que la palabra árabe al-kimya nos ha dado los términos <<alquimia>> y <<química>>, las matemáticas árabes, en un tiempo las más avanzadas del mundo, nos ofrecieron otro término que oímos hoy en las aulas: al-chabra. Significa <<igualar>>: lo que se hacen con los dos términos de una ecuación en la clase de álgebra.
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Los Mundos Mágicos de Harry Potter: Mitos, Leyendas y Datos Fascinantes.
RandomLa obra de J. K. Rowling está llena de referencias a la historia, a los mitos, a las leyendas y a la literatura. Por tanto, a través de ella, se abre un excelente camino para llegar a los orígenes de esos seres mágicos o al misterio que encierran su...