¿Quién fue el <<animago>> más asombroso?

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Añadiendo magus, el término latino para <<mago>>, a <<animal>>, J. K. Rowling acuñó el término <<animago>>: un mago que puede transformarse en animal sin perder sus poderes.

La facultad de convertirse en animal es tan vieja como las leyendas. En la mitología celta, abundan las transformaciones en ciervos, jabalíes, cisnes, águilas y cuervos. Los chamanes de las culturas indias americanas a menudo se convierten en animales, normalmente en aves.

Uno de los primeros magos en dar muestras de esta facultad fue Proteo, un personaje de la mitología griega. Era siervo de Poseidón, el dios de los mares, y tenía el don de conocer el pasado, el presente y el futuro. Por desgracia, eran muchos los que le pedían que hiciera predicciones. Para huir de ellos, se transformaba con rapidez en diferentes animales y criaturas aterradoras. <<Proteico>> sigue aplicándose a algo que cambia de forma.

DUELOS DE <<ANIMAGOS>>

El autor T. H. White recuerda estas rápidas transformaciones en su novela The Sword in the Stone (La espada de la piedra), donde narra la leyenda del joven rey Arturo y su mentor, Merlín. En esta obra, Merlín batalla con otra maga, madame Mim, en uno de los duelos más imaginativos de la literatura:

En los duelos, el objetivo del mago era transformarse en alguna clase de animal, vegetal o mineral que destruyera al animal, vegetal o mineral elegido por su oponente. A veces duraban horas...

Al sonar el primer gong, madame Mim se transformó inmediatamente en un dragón. Era el movimiento de apertura más común y Merlín debería haber reaccionado convirtiéndose en tormenta o algo así. En lugar de ello, causó una gran confusión inicial al adoptar la forma de un ratón de campo, que, invisible entre la hierba, empezó a mordisquearle la cola a madame Mim. Ella se puso a mirar a diestro y siniestro y tardó unos cinco minutos en anotar su presencia. Pero, al sentir el mordisqueo, se convirtió al instante en un gato rabioso.

Wart [Arturo] no respiró esperando ver en qué se convertiría ahora el ratón-pensó que tal vez en un tigre que pudiera matar al gato-, pero Merlín se limitó a transformarse en otro gato. Se puso frente a madame Mim y le hizo muecas. Aquel proceder tan irregular dejó atónita a su oponente, quien tardó más de un minuto en recuperarse y convertirse en perro. Incluso mientras lo hacía, Merlín ya era otro perro de la misma raza frente a ella.

-¡Oh, bien jugado, señor!-gritó Wart, empezando a comprender el plan.

Madame Mim estaba furiosa... Mejor sería que cambiara de táctica y le diera una sorpresa a Merlín...

Desconcertado, Merlín se quedó bajo el roble durante unos segundos. Luego, con todo descaro-e imprudencia, como luego se vería-, se convirtió en un diminuto herrerillo, que alzó el vuelo y se posó alegremente en las ramas de madame Mim. El roble hirvió de indignación durante unos instantes; pero luego su rabia se trocó en hielo y el pobre herrerillo vio que ya no estaba posado en un roble, sino en una serpiente. El reptil tenía la boca abierta y el pájaro se hallaba en sus fauces. Cuando la serpiente las cerró, el herrerillo logró salir justo a tiempo, convertido en mosquito, y se alejó como una bala para ponerse a salvo. No obstante, madame Mim había estado a punto de vencer a Merlín y el duelo adquirió una velocidad increíble. Cuanto antes adoptaba el atacante una forma, menos tardaba el fugitivo en adoptar otra que lo eludiera, y ahora los cambios eran tan rápidos como el pensamiento.

La batalla concluye cuando madame Mim se transforma en aullay, una especie de inmenso caballo con trompa de elefante. Arremete contra Merlín, pero éste se limita a desaparecer. De repente,

... empezaron a suceder cosas raras. El aullay comenzó a hipar, se puso rojo, se hinchó visiblemente, comenzó a toser, le salieron manchas, se tambaleó tres veces, puso los ojos en blanco y se desplomó. Empezó a gimotear, dar patadas y se despidió...
El ingenioso mago se había transformado sucesivamente en los microbios, aún por descubrir, del hipo, la escarlatina, las paperas, la tos ferina, el sarampión y el herpes, y la infame madame Mim había expirado al instante, debido a una complicación de todas esas enfermedades.

LAS NORMAS DE ROWLING.

Una gran diferencia entre el mundo de Rowling y el de casi todos los demás autores es la limitación del número de animagos. Según Rowling, se trata de una habilidad relativamente poco común y estrictamente regulada. El Ministerio de Magia lleva un registro de animagos. En cambio, en casi todos los demás mundos de ficción, los magos pueden transformarse en animales a su antojo.

Quizá Rowling sea consciente de los riesgos que entraña adoptar forma de animal. En Quidditch a través de los tiempos advierte: <<La bruja o mago que se transfigure en murciélago puede echarse a volar, pero, al tener cerebro de murciélago, seguro que olvida adónde quiere ir en cuanto alza el vuelo.>> Otra famosa escritora, Ursula K. Le Guin, explica, en su relato Un mago de Terramar, qué puede ocurrirles a los magos que no tienen cuidado:

Cuando era joven, como todos los jóvenes, Ogión había pensado que era muy divertido adoptar por arte mágica cualquier forma que a uno se le antojase, hombre o bestia, árbol o nube, jugar a ser mil seres. Pero más tarde había conocido el precio de ese juego: el peligro de perder la propia identidad, de apartarse para siempre de la verdad. Cuanto más tiempo permanece un hombre en una forma que no es suya, mayor es el riesgo. Todo aprendiz de mago conoce la historia del hechicero Borgder de Way, que se deleitaba en tomar la forma de un oso, y lo hizo tantísimas veces que al fin dejó de ser hombre y se transformó en oso; y en los bosques mató a su propio hijo, y fue cazado y muerto. Y nadie sabe cuántos de los delfines que saltan en las aguas del Mar Interior fueron en otros tiempos hombres, hombres sabios, que olvidaron su sabios, que olvidaron su sabiduría y su nombre en la alegría de la mar y turbulenta.
Sin duda, Harry, que a menudo se obliga a ir más allá de los límites normales, tendrá que afrontar este riesgo. Pero primero debemos saber en qué clase de animago se convertirá.

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-Figura totémica de un hombre águila de los Haida de la costa noroeste del Pacífico

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-Figura totémica de un hombre águila de los Haida de la costa noroeste del Pacífico.

-Algunos de los animagos de J. K. Rowling:

Minerva MnGonagall puede ser un gato.

James Potter se transformó en ciervo, y se ganó el apodo de <<Cornamenta>>.

Sirius Black, cuyo nombre significa <<perro negro>>, puede adoptar esta forma.

Rita Skeeter puede transformarse en escarabajo.

Peter Pettigrew, <<Colagusano>>, se disfrazó de Scabbers, la rata de Ron.

-El Merlín de T. H. Whites también transformó a Arturo en animales, para enseñarle las habilidades de cada uno.

-J. K. Rowling dice que la personalidad de cada uno es un factor importante para determinar en qué animal puede transformarse. Añade: <<Personalmente, me gustaría creer que yo me convertiría en nutria, pues es mi animal favorito.>>

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