Rachell estaba maravillada, más no podía evitar sentir un poco de inquietud al estar en un lugar que casi no conocía y con una amiga ¡casada! No es como algo qué sé haga muy seguido.
-Rae-Rae, ¿cómo estás?-la voz de Jennifer la sorprendió un poco. Llevó su mano a su pecho, Jenn tenía la tendencia de levantar hasta a un muerto con esa voz medio gritona.
-Jenn faltaba menos, deja de gritar que ya llegamos y no creo que Lady CrisTool le agrade nuestros o más bien tus gritos-reprendió Rachell.
-¡Ah! pero querida, Lady Charlotee estará más que encantada con nuestra visita. Aquí debe de aburrirse.
Rachell solo sabía que su amiga a pesar de parecer una rubia sin cerebro- sin ofender a todas las demás rubias y claro obviando el hecho que Jennifer era castaña clara y no rubia- era de gran mente, muy hábil y de gran conocimiento, pero su comportamiento le quitaba lo astuta que podía llegar a ser. Y su padre era el primero en beneficiarse por el cerebro de su única hija y por ello le había organizado un matrimonio muy acaudalado.
Lastimosamente el comportamiento a veces infantil de Jennifer hacía de la tarea fuera muy trabajosa; y como a Jennifer poco le importaba el dinero ya que decía:
''El dinero se hace trabajando y yo manos y pies tengo, pero el amor,
solo una vez viene y por eso ¡yo deseo encontrarlo! ''-¡Amiga! -gritó Jennifer, Rachell parpadeo al ver que ya estaban bajándose del carruaje-sal y ven acá para poder darte un regalo de boda- y Jennifer se lanzo a los brazos de Charlotee la cual la recibió con un gran abrazo y besos en ambas mejías. Jennifer era la más pequeña de las tres, bueno solo tres meses menor que Rachell. La efusividad duro lo suficiente para cuando se dieron cuenta ya entraba la tarde en el gran patio de la casona así que la marquesa decidió que era hora de entrar.
Estando ya instaladas las amigas decidieron tomar el té para poder seguir hablando ese día, en la sala de la señora CrisTool; que consistía de una grande estancia de color madera con dos paredes tapizadas con bellos dibujos de caballos pequeños a las orillas.
-Ahora dinos querida marquesa ¿cómo es tu esposo? La primera y última vez que lo vi fue en tu boda y el pesado de mi primo no me dejo hablar con él.
-¡Jennifer! Que clase de pregunta es esa-. Rachell quiso estrangular a la casi rubia, ¿pero es qué era lo que pasaba? Jennifer andaba más loca que nunca-.pensó Rachell.
En cambio Charlotee solo sonrió conocía desde la cuna a su querida amiga y sus preguntas eran solo un disfraz para mitigar los nervios de su notable y eminente boda, que estaba a la vuelta de la esquina.
-Jennifer querida mi esposo es... mi esposo-. La voz dulce y armoniosa de la marquesa hizo que tanto Rachell y Jennifer se rieran. Su amiga estaba profundamente enamorada de su esposo por lo tanto ella era una mujer bendecida.
Jennifer solo pensaba que sería muy feliz, sí en su matrimonio su esposo-fuera joven de ideas y ¿por qué no de edad?- la dejara hacer todo lo que a ella le sintiera estar viva.
Rachell en cambio pensó que sería bonito encontrar un hombre que la hiciera ser y sentir como su amada amiga.
La cara de la marquesa irradiaba luz y sus mejías estaban del tenue color rosa, solo lady CrisTool y su esposo sabría lo que tenía en la cabeza ahora.
-Madame su Señoría llegó y pregunta por usted-. La voz de un hombre de edad indefinida se presentó.
-Gracias, Hancel. Dile que puede pasar a mi salita, aquí mis amigas y yo le queremos saludar.
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Una esposa perfecta © - Completa
Ficción históricaYa Publicada en Bookmet... Donde las familias aristocráticas tienen sus casas de campo, la mayoría iba solo por la temporada de caza pero en este caso, el hijo del Duque WodTher se había refugiado, para ocultare de los bailes para evitar las mañas c...