Rachell pensaba en lo que iba a colocar en la carta dirigida a su padre. Por que ya llevaba una semana en la casa que Lotee—como le decían de cariño a la marquesa— tenía en en Glasgow, por eso se esmeraba en la carta.
Querido padre:
Me honra comunicarle que mi viaje fue en su mayoría ejemplar, solo las mínimas molestias del tren—la comida, principalmente— a Jennifer creo que le pego algo, anda muy boca floja y a nuestra querida marquesa solo le trajimos felicidad y algo más de trabajo, aparte de los presentes materiales. Pero ella dice estar muy bien. Creo que esta de encargo, siempre toma un té de anís o de manzanilla por la mañana, sí, pronto un bebé habrá aquí. ¡Que felicidad para esté matrimonio! Espero que su nuevo nieto haya nacido bien, tanto de salud como físicamente.
Saludos a mi querido Arthur y a Sarah para cuándo ella llegue. También a nuestro amado pero nada caballero Enrique ¡ah y Esmeralda! Supe que unió a Sarah y Enrique los días que ellos estarán en Londres.
Con amor y besos tu dulce hija, Rae.
—Sí, esta más que perfecta—. Rachell se sintió plena, ella siempre velaba por la salud de su padre junto con Sarah, su cuñada, desde antes que ésta se casara con su hermano. Cosa que no podía decir lo mismo de Eva.
—Rae, lista.— Jennifer entro al estudio que la marquesa les compartía para hacer sus cartas.
—Terminaste la carta a tu padre amiga, que alegría yo ya la tenía lista desde ayer para el mío. Vamos juntas a dejarlas al correo.—Jennifer dio un pequeño salto de entusiasmo ante la idea de ir a la pequeña ciudad.
—Jenn no crees que deberíamos darlas a Hancel para que él las haga llegar—. Le cuestionó Rachell solo porqué no conocía bien la zona. Si no ella misma tomaría un caballo e iría a dejarlas a las oficinas.
—Querida Rae, yo estoy aquí para disfrutar y mira mi traje es de montar así qué; ve a ponerte el tuyo por qué iremos quieras o no. Y si nos perdemos solo hay que preguntar. Así de simple.
Rachell la vio y sí efectivamente estaba efundida en un hermoso traje de montar color amarillo que destacaba su cuerpo esbelto y luciendo ese esquisto vestido.
—Umm. Esta bien, espérame—resuelta Rachell salio a cambiarse.
—Muy bien—celebro Jennifer.
Al salir de la sala despacho, la marquesa las vio y supo que la más pequeña pero intrépida de las tres hizo algo o haría algo.
—Haber jovencita, que planeas hacer vestida así—. Charlotee supo que la alocada de Jennifer tramaba algo cuando sonrió de forma infantil y cuando la abrazo y dijo que solo dejarían cartas, no se preocupo tanto, solo que veinte minutos más tarde las dos, tanto Rachell como Jennifer iban montadas en las bestias del sur, Tornado y Briza que eran unas pura sangre. Eran su regalo de boda por parte de su padre y sus amigas los montaba como si fueran unas yeguas mansas.
—Amada mía que ves por ahí—el marques se levantó de su cama para abrazar a su esposa.
—Algo que no me lo puedo creer Nikolas, veo a mis puras sangre como dóciles yeguas de crías en marcha por las alocadas de mis amigas.—suspiró con algo de resignación
—Déjalas, aquí es más campo y costa, ellas vienen o una de ellas de algo parecido así que es bueno para ellas—. El marques entendía a su esposa, no solo era eso, sino que se sentía fatal por no estar más al pendiente de sus visitas y más si eran como sus hermanas. Pero su hijo era más importante. Mientras pensaba eso le frotaba su vientre aun plano.
(***)
En la calle polvorienta y llena de grandes piedras Rachell tenía la cara roja y sus mejías infladas del coraje.
—Ves ¡te lo dije! te dije que podíamos perdernos pero no, no. La "inteligente" y al mismo tiempo terca, testaruda y cabeza hueca de ti hizo que nos perdiéramos.
—Cállate Rae, me desconcentras. Hay que pedir indicaciones a...—Jennifer movía su cabeza a todos lados en busca de una señal o persona para pedir indicaciones.
—A quién ¡a quién! Jennifer no hay ninguna persona por el camino—estalló Rachell, estaba cansada y hambrienta y su amiga no hacia nada más que ver a los lados ¡donde nadie pasaba!
Cuando de repente el ruido de una carreta se oyó. Las damas se quedaron allí en espera de que el conductor se parará; en la carreta iba un muchacho que se les quedo viendo cuando ellas después de saludarlo les preguntaron como llegar al pueblo para ir a las oficinas del correo.
El joven las vio y luego de explicarles el error de ellas, fue el cruce, todo encajo, tomaron el cruce de la carretera que va al río, no al pueblo, el muchacho tomo ambos caballos y los amarro a su carreta y las damas se sentaron cada una a su lado para llegar más seguras al pueblo dónde ellas hicieron sus diligencias y fueron de compras. Rachell fue por artículos para su padre y adornos para sus hermanos y cuñada. Mientras Jennifer fue a la librería por unos ejemplares del que hablaran del río e historia del pueblo junto a otras novelas que vio de su interés. Principalmente románticas ella era una romántica empedernida .
—Ves no fue tan horrible, sí nos perdimos—apresuro a decir cuando vio a Rachell con cara de «¿en serio?»— . Pero fue divertido ahora ya sabemos que camino tomar para ir al río y el chico estaba muy lindo a que no.— Rachell solo movía la cabeza negandolo todo, pero si el joven era muy apuesto, lastima solo era un comerciante. Al ver el camino de sus pensamientos el rostro de Rachell se coloro de rosa.
—¡Ajá te pillé amiga! Con qué te gustó el chico de la carroza.—la carcajada de Jennifer resonó por unos segundo donde Rachell solo pensaba que Jennifer era muy infantil.
Cuando ambas chicas pisaban el terreno de los marques de CrisTool, vieron como todos los sirvientes estaban más alegres y trabajadores de lo normal. Cuando quisieron preguntar el porqué la servidumbre solo decía que el joven amo había llegado. Ellas que apenas conocían a su señoría Nikolas, se encogieron de hombros.
(***)
Continuara...
Editado y Corregido ✔
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Una esposa perfecta © - Completa
Ficción históricaYa Publicada en Bookmet... Donde las familias aristocráticas tienen sus casas de campo, la mayoría iba solo por la temporada de caza pero en este caso, el hijo del Duque WodTher se había refugiado, para ocultare de los bailes para evitar las mañas c...