Era verdaderamente ordinario e incluso un poco humillante que la vida de una mujer se limitase cuando naciera a: Educarse en un colegio de señorita Ingles y si era Francés mucho mejor. Portar una gama de ropas más accesorios pero lo más importante y no hay que olvidar que la dama en sí era el accesorio principal, porque iba del brazo del caballero; sea del padre, hermano o prometido.
Tampoco olvidar que no hablaría hasta que se le hablara primero o se necesite realmente su opinión (que es un caso muy raro por no decir nunca). Vestir adecuadamente en cada ocasión ya sea una simple tarde del té en casa de un pariente o sea un baile de gala. Pero la más importante es que jamás deberá de hacer es: poner en ridículo a su acompañante.
Esas eran las reglas de la escuela para señoritas Inglesa-Francés que enseñan a las jóvenes de hoy y ayer. Más los manejos de una casa.
Leer y escribir eran algo totalmente innecesario ya que para eso tendrían a su esposo o hermano. Pero las nuevas quejas de padres habían habilitado forzosamente un reforzamiento en esa área en el colegio.
-¿En qué piensas Rachell?
La madre de Esmeralda preguntó sin dejar de hacer lo que tenía en sus manos que era inspeccionar las telas de su sobrina.
-En nada tía. -contestó. Miró a su tía y suspiró-Solo que en realidad no había reflexionado en todo esto, así que estoy un poco nerviosa.
-Es obvio, tu madre murió y tú no tienes una hermana que te haya enseñado el camino a una excelente vida para el matrimonio.
-Gracias tía, por tus palabras.-murmuró de la mala forma.
-Deja el sarcasmo, jovencita.-reprochó su tía.
-Solo sé ¿qué deberías estar buscando un marido a tu hija?
-Esme es más que capaz de hacerlo y tú eres mi sobrina, es mi deber ayudarte. Tu madre no tenía hermanas así que soy la única mujer en la familia. Sarah no cuenta por su embarazo. Que te diré ya era hora. Tiene varios años a lado de Arthur así que era preocupante que no tuvieran hijos.
-Ella es joven, tía.-Rachell tenía las manos ocupadas en la tela que iba a hacer su vestido, pensó que jamás hubiera aceptado darle el sí en aquel carruaje a Ethan si al final aunque ella lo negara-rezaba para que se cumpliera-solo por los alocados comentarios de su nana y para molestar a su prima. Pero la verdad del peso de su decisión ahora la orillaba a las redes de un matrimonio que si bien no era una compra-venta de ella y sus tierras, tampoco estaba de mal decir que quería a su futuro esposo y sabía que lord Ethan también le tenía afecto.
Suspiró.
Recordó la carta que su hermano le enseñó en el despacho cuando estaba furioso con ella y con todo el enredado; Ethan quería la opinión de un familiar para poder hacer las nuevas modificaciones a la casa. Edre Place. En boca de todos era hermosa, ella ni la conocía por fuera, no dejaban que se acercara. Total ahí iba a ser la boda.
«La boda» recordó.
Aún el peso de esa palabra la dejaba abrumada. No quería reconocer que sería un señora en pocas semanas. Tampoco quería saber como sería su vida después de dar el sí. Su tía ya le había dado la platica que la verdad poco le entendió. Solo porque los libros que compraba con Jennifer le ayudo un poco a entender los balbuceos de su tía. Aunque al leer la obra Las afinidades electivas* no la dejaba con un sabor dulce, a la tela del matrimonio, volvió a suspirar.
Pero también leer El manuscrito encontrado en Zaragoza*, no le cabe que puede llegar a pasar sus raras y muy -para ella-prohibidas pasiones. No aceptaría un tercero en su matrimonio. Así que pues sus novelas románticas no quitaban lo mundano del mundo como esas dos le quitaron lo inocente de un esposo fiel y caballeroso.
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Una esposa perfecta © - Completa
أدب تاريخيYa Publicada en Bookmet... Donde las familias aristocráticas tienen sus casas de campo, la mayoría iba solo por la temporada de caza pero en este caso, el hijo del Duque WodTher se había refugiado, para ocultare de los bailes para evitar las mañas c...