-Estas hermosa, hija.
Rachell bajaba las escaleras con su vestido de color verde oscuro con amarillo del ruedo y los ribetes de los brazos con un toque violeta. Miró como su padre estaba vestido de lo mejores trajes y con sus insignias. Nunca lo había visto de esa forma, tendría que cuidarlo de las lagar-tonas que buscaban un hombre con dinero.
-Gracias papá.
-Bueno dónde esta tus hermanos. Tenemos que irnos pronto y Arthur no esta listo ¿has visto a Sarah?
-Ya bajaran. Vi a Sarah correr por el pasillo, o bueno, lo que se llame correr con esa barriga.
-No las molestes, Rae. Esta feliz con el embarazo. Pero bueno eso no importa, mi hermana se fue quiso que todo estuviera bien cuando la señora Rebons presentara la oportunidad de tu compromiso, estoy en deuda con ella.
-¡Oh papá!
Rachell caminó hasta el pie de las escaleras con su padre para poder esperar a su hermano y cuñada. No podía creer esa noche darían el anuncio oficial y por eso estaba nerviosa, su tía se había encargado de arreglar además de conocer personas en el mercado matrimonial, pobre Esme, pensó con tristeza.
A pesar de no ser muy unidas Rachell pensó que su prima merecía ser feliz, tener su propia familia, conocer un caballero que la amara o por lo menos la respetara. Ser viuda y joven no siempre era algo bueno. Recorrió la sala y capto que por fin bajaba su hermano con Sarah la cual vestía muy bien, incluso con su prominente vientre de embarazo.
-Ya estamos listos, papá.
-Que bien, Arthur.
Los cuatro caminaron hasta el portón donde estaba el carruaje principal de la casa Ronchester, uno con el escudo de la familia, un ave de ojos grandes y saltones.
Se montó con delicadeza igual que su cuñada y emprendieron camino a la casa de lady Rebons.
-¿Llegara Enrique a casa de lady Rebons?
-Eso espero.-suspiró el teniente-coronel- Ese niño me tiene con los nervios alterados, creo que llegara con Esme. La pobre con todo este movimiento no pudo ser presentada en el baile creo que será mejor que en el próximo sea ella una de las que lleve en mi brazo.
-Eso sería muy dulce padre. Esme merece esta oportunidad.
-Estoy de acuerdo con Rachell, Esme es aun muy joven. -Sarah sobo su vientre y sonrió con ternura.
-Bueno padre, solo espero que esta noche acabe bien. No quiero tener que amenazar al caballero que por fin hará que esta niña sea dolor de cabeza de otros.
-¡Oye! ¿Cómo puedes decirme eso? Te recuerdo que puedes tener una hija. ¿Ella será un dolor de cabeza eh?-largó Rachell airada.
-Calma niños-el teniente-coronel gruñó sus hijos eran adultos y se portaban como cuando tenían doce y cinco-. Pronto llegaremos así que nada de pleitos.
Lord Enrique miró a su hija y le tomó la mano, su niña ya no era una niña se iba a casar y ese era el primer día de su nueva vida. Sobo con delicadeza la mano de su hija y sonrió triste, si su amada Camelia estuviera ahí sería perfecto.
-¿Padre?
-No, nada cariño. Solo que no puedo creer que ya eres grande y pronto no estarás en casa, ya no correrás por las escaleras.
-Padre aún no me voy.
El carruaje se detuvo y bajaron de él gracias al cochero y su padre la tomo de su brazo. La apego a él y volvió a hablar aunque su hermano como cuñada podrían oírle.
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Una esposa perfecta © - Completa
Ficción históricaYa Publicada en Bookmet... Donde las familias aristocráticas tienen sus casas de campo, la mayoría iba solo por la temporada de caza pero en este caso, el hijo del Duque WodTher se había refugiado, para ocultare de los bailes para evitar las mañas c...