Capítulo 12

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       Bellabel regaba sus solitarios árbolitos, aquellos que su hijo Ethan tanto adora y conseguía a través de los viajes de su primo.—Madre, podemos hablar.

Bellabel asistió y Clara se sentó en la mesa redonda del jardín —. Madre el dispensario esta muy bien, creo que me desarrollaré ahí.

Bellabel asistió y sonrió a su hija pequeña. Ella creía que no solo tenía que ver las personas del dispensario sino el doctor Antonio Bruce.

—Claro cariño, tu padre y yo solo deseamos que estés feliz en tu vida.

Clara quería decirle a su madre que hiciera una reunión para poder invitar al doctor; claro ella solo tenía diecisiete, pero vamos a Sophía de diecinueve ya se casaría. Y las damas que conoció como lady Jennifer estaba soltera y supo que tenía la misma edad de lady Rachell. Lo cual era extraño.

—Madre que edad tiene lady Rachell—. Bellabel lo pensó un momento y luego le contestó

—Haber, Ethan tiene veintiséis, los gemelos veintitrés ah Arthur veintisiete y Enrique es un año menor, que la edad de los gemelos; así que la chica anda por los veinte.

—¡Oh!

—Sí oh. Bueno cuando llegamos aquí los chicos eran muy pequeños así que cuando quede en cinta de ti nos vinimos aquí. Cosa que no resulto muy bien andaba unas fiebres horribles.

—!Solo uno de Sophía!— Clara veía que allí en —un lugar muy lejos de Londres— las mujeres se casaban cuando querían. Y ya no prestaba atención a su madre que decía algo de ella cuando era niña y sus hermanos con leves gripes y que Sophía odia los dientes de león.* Bueno en fin.

—Madre— Bellabel quiso saber porque Clara la interrumpe pero al ver a su hija supo que no le ponía atención desde hace mucho.

—¿Si?

—Creo que me enamore— Bellabel supo que su esposo tendría un ataque, los gemelos harían la vida imposible al doctor e Ethan... bueno él no podía hacer mucho.

—Invitaremos al doc. Bruce a la merienda del sábado, que te parece hija mía.

(...)

—Este no, este tampoco, este menos... oh por Dios que vestido usaré. — Rachell tenía en sus manos una carta de la familia WodTher, invitándola a la merienda, claro esa carta también le llegó a lady Tolgets una agradable vecina y era de una finca a unas pocas leguas de distancia.

—Niña y este— Rachell fijo su mirada chocolatada en el vestido azul con blanco. La parte del corpiño era lisa con solo dos ribetes de encaje bordados con flores, y la falta cuadriculada de tonos azules fuertes y claros y el blanco por supuesto. Con dos lazos del mismo diseño de la falda. Tenía un escote cuadrado que le llegaba a dos dedos por abajo de su clavícula.

—Fantástico, y no tiene tanto tool en la falda. Gracias nana Mia.— Mia, sonrió su niña por fin se molestaba en ver que ponerse.

—Al joven Ethan se le saldrán los ojos al verte así, Rachell.

—Qué, cómo y de dónde sacas esas cosas, nana. Entre el lord y yo no hay nada, es más su hermano Marco es mejor y no digamos del caballero Douglas.

—Claro, pero a ti te gusta ver y discutir, más discutir con ese niño WodTher.

—¡Nana! Bueno... discutir que se hable de discutir, no. Solo tenemos un intercambio no muy amable de opiniones. Pero así es cuando tenemos formas de pensar muy diferentes.

—Lo que digas, muchacha.

Rachell tomó un baño con la ayuda de su sirvienta de confianza. Molli. La pelirroja era siempre era muy atenta.

Una esposa perfecta © - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora