Los días seguían pasando y nada había cambiado desde la última vez que me había hablado Daniel, sin embargo, él me esperaba todos los días para ir al instituto y después para volver a casa , pero se mantenía callado al ver que después de haber intentado bromear conmigo para hacerme sentir mejor, había fallado. Fue entonces cuando decidí ceder un poco de mi parte. Al volver a casa un jueves, al medio día, me paré en seco y me volteé a verle la cara tras haber pasado dos semanas sin haberle visto la cara. Él se paró y se quedó en blanco porque no se esperó aquel impulso que tuve al voltearme.
- Quiero perdonarte, de hecho, no hay nada que perdonar porque no me has hecho nada, pero me siento incomoda al verte la cara porque recuerdo aquella escena entre tú y aquella chica que no consigo sacar de mi cabeza. Me siento decepcionada sin motivos porque siento que tengo otra manera distinta a como te solía ver. Intentaré controlarlo, pero no esperes que de la noche a la mañana me convierta en la Clara de antes porque algo en mi ha cambiado. Aun así te quiero muchísimo, al fin y al cabo eres mi amigo, podría decirse que ¡el único! y por eso mismo, no quiero perder nuestra amistad por lo que ha pasado. Te pido perdón por mi comportamiento, he actuado muy inmadura, pero no puedo comportarme de otra forma.
Daniel no dijo nada, solo sonrió de oreja a oreja y vino hacia mí y me abrazó fuertemente, entonces entendí que aunque fuese algo, yo le importaba. Creo que desde aquel momento, fue cuando nuestra amistad comenzó a hacerse más fuerte y ambos dependíamos el uno del otro, aunque sentía que él dependía más de mí que yo de él. También entendí que aunque estaba enamorada de mi mejor amigo, lo mejor sería que lo mantuviese en secreto yasí poder olvidarlo en algún momento pues, a veces, se prefiere más una amistad que una relación, ya que, aunque ambas palabras implica que las personas están juntas y unidas, una dice “para siempre” y otra dice “ se lo dejaremos al destino y a las circunstancias” .
Daniel siguió teniendo relaciones, no tantas como lo hizo en el pasado, quería de vez en cuando centrarse y encontrar a alguien que estuviese a su lado día a día y no solo una noche. De hecho, él se enamoró dos veces más de otras chicas y en lo que respecta a mí, no llegué a salir con el chico que me pidió salir por primera vez en mi vida, más tarde me enamoraría de Pablo, con el que mantuve una relación de tres años y dos meses. Lo dejamos cuando yo me encontraba cursando primero de bachiller y él entró en la UNI, quedaba claro que nuestras vidas de alguna manera u otra se habían distanciado, y cada vez me sentía insegura en aquella relación al igual que le pasaba a él. Aunque lo dejamos por temor en dudar de nuestros propios sentimientos y cambios de vida, volvimos a quedar y tal, pero solo como amigos, sin llegar a nada más de nuevo. Lo cierto es que yo lo pasé mal porque realmente me había enamorado de ese chico, muchísimo y jamás pensé que podría volver a sentir algo así por alguien como me pasó con Daniel, pero Pablo me hizo entender que si le pones empeño y dedicación a esforzarte por querer conseguir aquello que te propongas, a veces, lo consigues. Y un ejemplo fue el que yo llegara a enamorarme de él porque al principio no me gustaba, lo veía muy prepotente, y se las daba de chico lindo cuando solo lo hacía para llevarse a alguna chica a la cama. Pero me había equivocado en todos y cada uno de los pensamientos que tenía sobre él.
Por lo visto, él se había fijado en mí en varias ocasiones cuando coincidimos en una par de fiestas a las que siempre me veía obligada a ir por Daniel. Pablo dijo que no le gusté por ser guapa ni nada de eso, pero dijo que vio algo en mí que hizo que yo destacara entre las demás y que desde aquel día se propuso en conseguirme fuese como fuese, como si de un premio de la lotería se tratase; siempre me enfadaba con él cuando me lo contaba, pero estaba agradecida por haber puesto tanto esfuerzo en mí para estar a mi lado.
Tras la ruptura comencé a decaer en todos los sentidos; estudios, físico, personalidad, autoestima, etc. Mis padres estaban un poco molestos por mi comportamiento, aunque entendían que me sintiera mal tras la separación, aun así, el mundo no había acabado y debía ponerme a trabajar duro y esforzarme en volver a recuperarme, en el caso de mis padres, querían que volviese a retomar enserio los estudios y así lo hice. En esos momentos el único apoyo emocional que tenía era el de Daniel, él estuvo día tras día a mi lado animándome y por ello, dejó de salir con sus amigos y de ir de fiestas. Eso hacía que me sintiera mal porque me sentía como una carga para él, pero Daniel se negaba y me dejaba saber bien claro que yo era más importante que salir por ahí con aquellas personas e ir de fiestas. Cuando él hacía eso, lo odiaba porque yo solía malinterpretar las palabras y las hacía ver como si él sintiese algo por mí y temía por mis sentimientos, ya que, en el estado que me encontraba, podía volver a enamorarme de Daniel, o mejor dicho, hacer volver aparecer aquellos sentimientos que habían sido tapados por Pablo. Estaba perdida en medio del mar y sentía miedo, no lo supe hasta que mi ex se fue de mi lado…se sentía tan solitario, que ya incluso había olvidado como se sentía estar así y no quería volver a pasar por ello.
El tiempo pasó y volví a encaminarme de nuevo a mi vida, me centré en los estudios más de lo normal y dejé a un lado los problemas de amores o algo que tuviese relación con sentimientos del ser humano porque de esa forma, no pensaba en nada y dejaba de dañarme con recuerdos que cada día se volvían más borrosos. A parte de estudiar, salía de vez en cuando a fiestas junto a Daniel y de nuevo volvimos a ser los de antes sin parar ni un segundo de pasarla bien. Creo que sentía que dependía mucho de él y me preguntaba cómo se sentía respecto a ello, ya que, de alguna forma, siempre se mantuvo a mi lado sin decir palabra alguna cuando yo estaba llorando como una tonta por los rincones. Recuerdo que una noche , sin decir nada a nadie, salí de casa y me fui a andar y andar hasta llegar al campo que pillaba cerca de casa y me puse a contemplar el cielo estrellado más hermoso que jamás había visto en mi vida, y de pronto, una lágrima recorrió mi mejilla derecha , sintiéndome a la misma vez como una aguja en un pajar. Me sentía tan pequeña en el mundo que me preguntaba si habría alguien que entre tanta gente fuese capaz de percatarme como una vez experimenté con Pablo…- Gracias-, eso fue lo que acabé diciendo tras haber andado durante mucho rato. Pero fue entonces cuando alguien me tomó la mano desde atrás haciéndome daño en la muñeca, me giré, y allí estaba Daniel, intentado tomar aire porque venía asfixiado de tanto correr. Me dijo que no volviese a desaparecer de esa forma sin decir palabra , eso hacía que se volviese loco ,ya que, no se hacía a la idea de perderme ; también me dijo que ya era el momento de quererme un poco más a mí misma y que dejase de llorar como una tonta por ahí porque no era la Clara que conocía y se sentía frustrado, quería ayudarme a sentirme bien pero no sabía cómo y le dolía verme así por culpa de alguien más, así que ,me pidió amablemente que volviese a ser la de antes, la chica que sonreía, se enfadaba , se quejaba por todo, y la que tenía metas a las que quería llegar y que si hacía eso, él estaría esperando mi llegada, entonces, volví a como solía ser.
Lo hice por Daniel sin darme cuenta.
ESTÁS LEYENDO
Confiaré en ti ¡sí o sí!
RomanceClara es una chica que para encontrar el amor verdadero, tendrá que superar varias barreras en las que aprenderá a valorar la amistad, la felicidad y la vida, pero sobre todo el amor. ¿Qué historias nos tendrá que contar?