Tenía miedo, un montón de recuerdos vinieron a mi mente en ese momento. La ambulancia, la camilla, caras pálidas y preocupadas...sentía como mi cuerpo se paralizaba al ver a Eloy tumbado porque era como volver al pasado y ver a mi hermano Cristian pocos días antes de su muerte. - ¡no! - Me dije a mi misma. Eloy no iba a morir, solo le estaba doliendo algo que hasta ese momento desconocía.
Miré a Guillermo que permanecía a su lado sujetándole la mano mientras lo llevaban dentro a la sala de emergencias. No me dejaron pasar e incluso él me recomendó esperar fuera. No quería dejar a Eloy, quería estar a su lado hasta asegurarme que todo estaba bien, sin embargo no pude. No me acuerdo cuanto tiempo esperé a tener noticias sobre mi novio, recuerdo estar andando de una esquina a otra en la sala mientras me sujetaba las manos nerviosa y como corría hacia la puerta cada vez que esta se abría, aunque ninguna traía noticias sobre Eloy.
Tiempo más tarde Guillermo salió de allí. Solía vestir con traje de chaqueta negro, pero ahora, se había quitado la chaqueta y desabotonado los tres primeros botones de la camisa blanca y había aflojado su corbata mientras en su mano, llevaba su chaqueta. Parecía bastante abatido, cansado, preocupado...verlo me hacía pensar mal ante aquella situación y mis pies querían echar a correr y escapar de allí, pero no podía simplemente huir.
- Guillermo ¿cómo está Eloy? ¿está bien?.- Lo agarré de los brazos angustiada. Él alzó la cabeza y me miró con los ojos humedecidos. Pensé lo peor.
No dijo nada, siguió andando y yo lo seguí mientras le repetía una y otra vez la misma pregunta. Salió afuera del hospital y se sentó en un banco, aunque más bien es como si su cuerpo se hubiese dejado caer. Me miró de nuevo y me invitó a sentarme a su lado. No quería sentarme, Eloy aun estaba dentro y Guillermo no me decía nada, sin embargo acepté la invitación. El viejo hombre tomó una gran bocanada de aire y luego lo dejó escapar por su boca.
- El señorito está bien .- Me miró un segundo y luego volvió a mirar cara al hospital. - No es mi deber contarle nada a usted porque el señorito dejó bien claro que si alguna vez se enterase, que fuera por él mismo...sin embargo creo que no lo quiere hacer.
- ¿ A qué se refiere? ¡ Cuéntemelo, por favor! .- Le cogí la mano derecha. Él se lo pensó un rato y luego comenzó a hablar.
- Eloy es el pequeño de la casa casa. Todo el mundo estaba impaciente por que llegase al mundo, hasta que ese día finalmente llegó y la cosa cambió. Eloy nació enfermo, ningún doctor pudo detectar su enfermedad debido a la corta edad que tenía así que hicieron cuanto pudieron para mantenerlo con vida al menos hasta que tuviese la edad suficiente, como para saber de qué se trataba. Debido a eso, la señora siempre estuvo pendiente de él y es por eso que se le consideraba como el más consentido de la familia. Sus hermanos parecían tener un cierto recelo hacía Eloy y como tampoco podían acercarse a él para jugar, debido a su enfermedad...provocó que se distanciara de sus hermanos. Es así como el tiempo fue pasando hasta que el señorito cumplió siete años. El medicamento que los médicos le estaban recetando parecían ser débiles ante la enfermedad del niño, así que se pusieron a hacerle muchas pruebas, fue un proceso muy largo. No reía, apenas hablaba, no jugaba, no quería comer, siempre se le veía tan cansado cuando volvía del hospital...- Guillermo se paró y cerró los ojos un momento como si estuviese reviviendo aquellas imágenes. - Solo era un niño de siete años y ya le resultaba difícil vivir. A pesar de eso, su madre siempre estuvo con él y eso le hacía mejorar. Para el señorito, su madre era su todo, hasta que un día pasó aquel accidente.
- ¿ Accidente? .- Dije sin querer y el hombre me miró.
- Sí, un accidente. ¡Oh Dios mío! recuerdo aquel día como si hubiese sido ayer. Aún siento escalofríos. Esto ocurrió el 13 de noviembre del 2000. Ese día llovía muchísimo, el señor había salido de viajes de negocio y se quedó la señora cuidando de los niños, recuerdo que no tuve que trabajar ese día, sin embargo me ofrecí a acompañar a la señora a llevar a sus dos hijos a la escuela mientras Mara, la que por aquel entonces cuidaba de la casa, se quedaría con Eloy. parecía un día extremadamente normal, pero entonces aquello pasó. La señora y yo salimos del coche, ella se despidió de sus hijos y luego de mi, ya que me iba de regreso a casa. Cuando la vi dirigirse al coche, se paró a atender una llamada. Tiró el paraguas al suelo y su cara lucía horrorizada y preocupada. Se montó en el coche mientras yo iba corriendo hacía ella, pero la señora arrancó el coche, salió corriendo, se saltó el semáforo y en el cruce, se la llevó otro coche desde el lateral. Si hubiese sabido que eso iba a pasar, no la hubiese dejado...
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Confiaré en ti ¡sí o sí!
RomanceClara es una chica que para encontrar el amor verdadero, tendrá que superar varias barreras en las que aprenderá a valorar la amistad, la felicidad y la vida, pero sobre todo el amor. ¿Qué historias nos tendrá que contar?