Capitulo 27

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Aquella noche ninguno de los dos quería separarse del otro, así que lo invité a que pasara a casa. Estaba nerviosa porque era la segunda vez que Eloy estaba en mi casa y esta vez venía como mi novio. 

Él se quitó la chaqueta y la dejó colgando en una se las sillas que habían en el salón. ¡Estaba en pijama! pensaba que iba vestido con ropa cómoda, pero era de verdad que estaba en pijamas. 

- ¿ Y esas ropas? .- Dije riéndome.

- Te he dicho ¿no? me he escapado de casa, así que no he tenido tiempo de vestirme. - Sonrió mientras se sentaba en el sofá.

- ¿Aún te siguen controlando las horas de entrada y de salida? .- Me senté a su lado. 

- Algo así - Se tumbó en el sofá echándome a uno de los extremos de éste y reposó su cabeza en mis piernas. - Sí, así está mucho mejor. - Me cogió de la mano. 

- Eloy...lo he estado pensando y creo que nunca hemos hablado sobre ti, en plan, tu familia, amigos, dónde vives. Nunca he querido preguntar por si te pudiese molestar pero si es posible, me gustaría saber más sobre ti. - Le toqué la cara y lo miré. Éste tenía sus ojos cerrados y permaneció callado hasta minutos después.

- Aunque suene mal, mi familia está forrada de dinero. Mi padre dirige una gran empresa y bueno, parece que le ha ido muy bien. Tengo dos hermanos mayores, Carlos el mayor y Hugo el mediano. No me llevo bien con Hugo y Carlos vive en Chicago, trabaja desde allí en la empresa de mi padre, se casó y tiene dos niñas, ambas gemelas Dean y Hanna ambas tienen 6 años y son muy guapas, pero solo las hemos visto una vez. ¡Ah, sí! mi madre murió hace tiempo así que ahora vivo con mi padre y mi hermano Hugo. Creo que mi presencia les molesta a ambos, no solemos hablar y casi nunca están en casa así que se puede decir que nos vemos bastante poco. Luego está Guillermo, el hombre que siempre me acompaña al hospital. Desde que era pequeño él siempre ha estado cuidando de mi, así que Guillermo es al que puedo considerar familia.

No estudio y tampoco trabajo, aunque mi padre quiere que haga un par de cosas para la empresa, pero me ve impotente así que eso es por lo que no puede verme. Cada vez que lo hace, su mirada muestra decepción  así que intento no mirarlo mucho. Antes vivía con mi abuela Carmen (madre de mi madre) pero como es ley de vida, ya se fue y tuve que volver a casa. Es muy frío estar allí ¿sabes? no hay nadie que te espera, no hay nadie que se preocupa por ti, no hay alguien comiendo contigo preguntándote sobre las cosas que has hecho en el día y no hay amor. Desde que se fue mi madre, todo cambió. Absolutamente todo. 

Todos me echan la culpa de la muerte de mi madre. Si aquel día no la hubiese llamado y ella no hubiese venido a buscarme, ella ahora estaría aquí. Mi madre no tuvo que irse, tenía que haberlo hecho yo, pero al final...- Se paró .- Siempre quise pedirle perdón pero no pude, cuando la vi por última vez, ya estaba convertida en cenizas, eso fue todo lo que quedó de ella.

Quería preguntarle más cosas, pero parecía estar demasiado triste mientras hablaba, ya que ha cada palabra suspiraba como si intentara retener el dolor en su corazón. 

- Pero ahora estoy contigo, así que no me siento solo.- Me abrazó por la cintura. 

Quería ayudarlo, parecía tan solitario, tan indefenso...pero no podía hacer nada, no me veía capacitada. No podía cambiar su pasado. Deseé tener super poderes para dar marcha atrás y así quitarle aquel dolor, ojalá pudiese. Pensé. 

Ambos estuvimos allí sentados en el sofá sin pronunciar palabra, todo estaba en silencio mientras yo acariciaba su pelo y observaba su cara dormida. Parecía bastante cansado. Eloy estaba acurrucado en el sofá como un niño pequeño así que con mucho cuidado me levanté y le tapé con una manta y me fui a mi habitación mientras apagaba las luces del salón y lo dejaba allí dormido. Lo miré por última vez y le di un beso en la frente. 

Eloy parecía totalmente inofensivo y después de que me contase cosas sobre, entendí que él siempre quiso hacerme parte de su vida, al igual que quería contarme cosas sobre su familia, pero la situación era complicada. Sin embargo, me sentí agradecida por que él abrió más su corazón y pude conocerlo más. 

Me pregunté lo mucho que habían cambiado las cosas entre nosotros y como llegamos hasta ese momento. Todo fue inesperado y a la misma vez hermoso. Él tenía una personalidad un poco extraña, de hecho a veces discutíamos por su comportamiento de niño pequeño, pero ya no me molestaba tanto, comencé a aceptarlo tal y como era, porque era de la persona que estaba enamorada. Ahora que estaba conmigo, quería hacerle feliz, quería hacer todo lo que estuviese en mis manos para sacarle mil sonrisas. 

Me quedé dormida. 

A la mañana siguiente me levanté sobresaltada por un mal sueño que tuve y luego recordé que la noche anterior Eloy se quedó a dormir en casa. Me levanté rápido de la cama  y antes de salir de la habitación, pensé que él no estaría pues la última vez que se quedó se marchó dejando una nota. 

No se fue, estaba allí, dormido. Podía escuchar su respiración y los rayos del sol se posaban en su piel, aclarando más su color de piel. No me di cuenta lo hermoso que era. Podría haber sido modelo o actor si quisiera. Sus pestañas eran largas, tanto que chocaban con los pelos se su flequillo. Sus labios gruesos, su nariz perfectamente perfilada. Con una mano y suavemente, le toqué las pestañas. Eloy abrió los ojos de golpe y me miró. Yo me asusté y me eché hacia atrás, pero antes de caerme el me agarró por la espalda y me tiró hacia él.

- Estabas pensando cosas pervertidas mientras me mirabas .- Puso sus ojos muy cerca de los míos y yo me puse colorada.

- ¡Claro que no, idiota! .- Lo empujé hacia atrás pero el me sujetaba fuerte.

- ¿Segura? porque por la forma en que me mirabas parecía haber un poco de perversión - Sonrió con picardía y yo le pegué en la frente. 

- Lo único que estaba viendo era a un niño de 7 años dormir. - Dije y éste se enfadó y me besó.

- ¡Pedófila! .- Me besó en la mejilla, en los ojos y luego en los labios .- ¡ Buenos días! - Sonrió de oreja a oreja. 

Era la primera vez en tres años que sonreía y me sentía feliz desde por la mañana. Eloy se quedó a desayunar y a pasar el día conmigo en casa. Quería perder el tiempo con él pero tenía trabajos que tenía que hacer así que llevé mi ordenador al salón y me puse a trabajar a su lado. El jugueteaba con mi pelo y a veces me molestaba haciéndome cosquillas, dejándome tranquila después para continuar trabajando. 

Por la noche Eloy se tuvo que ir y cuando llegó a casa me mandó un mensaje diciéndome que me quería y que hoy se lo había pasado muy bien porque era la primera vez que pasábamos un día entero solos él y yo. Eso me hizo pensar que aún no habíamos podido tener una cita en condiciones y también se me olvidó comentarle sobre la fiesta de navidad y mi ida a casa. Estaba tan concentrada en aprovechar el tiempo con él que no quería pensar en otras cosas. 

Luego Eloy me mandó un mensaje agradeciéndome por no haberle hecho más preguntas sobre su familia, ya que el no podía continuar diciendo cosas. 

  ''Te diré todo poco a poco. Confía en mi ¿vale?. La próxima vez me toca a mi saber sobre ti''              Te quiero!

  Mucho.

  ¡Te amo!


Confiaré en ti ¡sí o sí!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora