Cap 10

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Corrí lo más que pude sin poder de dejar de llorar esmorecida, como si hubiese vuelto a perder a alguien muy importante en mi vida y que no volvería a ver jamás, pero mis piernas flaqueaban y no pude continuar mi camino porque me dolía mucho el pecho y mis lágrimas fluían de manera continua. 

Tras pasar un tiempo, conseguí calmarme y entonces me di cuenta que había tomado una decisión muy precipita pues no tenía un lugar al que ir y apenas tenía confianza con alguien, pero en ese momento pensé en mi compañera de clase Helena y no pensé en otra persona a la que recurrir. 

Sin persarlo dos veces, ahí estaba yo, en frende de la puerta de mi amiga con mis maletas en la mano pensando en si llamar o no porque me daba verguenza el ir tan tarde en la noche y pedirle ayuda, pero no tenía más opción.

Conté hasta diez , suspiré y llamé a la puerta pensando en la cara que pondría Helena al verme allí sin avisar y tan tarde en la noche. Seguro se preocuparía. Su compañera de piso me abrió la puerta y se quedó perpleja al verme porque no esperaba visita tan tarde, aún así amablemente llamó a mi amiga y ésta vino hacia mi con la mente en blanco. Era normal, no me había visto durante el tiempo que dejé las clases y de pronto aparezco de buenas a primera. Ella me llevó a su habitación y en cuanto entramos comenzó a ordenar un poco su cuarto porque estaba un poco desordenado y le daba verguenza el que yo lo viera así, por eso ella me dijo que hubiese sido mejor si la hubiera avisado antes pero que no pasaba nada. Esto último lo dijo para que yo no me sintiera mal.

Las dos nos quedamos en silencio y el ambiente se estaba volviendo incómodo  pero no me quedaba de otra y además, ella no era una desconocida y aunque no quería, esa noche debía perdirle ayuda. Le conté que había faltado a clases porque mi hermano fue diagnosticado con cáncer e iba a morir , así que preferí quedarme a su lado hasta el final ( en esto no pude contener mis ganas de llorar, así que las lágrimas salían y salían nuevamente). Le conté después que las cosas con Daniel estaban mal antes de irme y que al haber estado sola sin él durante un tiempo, pensé que lo mejor era dejarlo porque no quería que nos hicierámos más daño y tampoco quería esperar más tiempo a ver lo que sucedía, así que lo dejé atrás y que cuando me paré a pensar, no tenía ningún sitio al cual ir y que necesitaba que me dejase quedarme en su casa durante unos días hasta que yo encontrase un piso.

Helena puso cara de perdida, para ella no resultó ser un problema el quedarme allí, pero se sentía apenada por todo lo que me había pasado y se sentía un poco mal porque nunca le había comentado nada de lo que me había pasado y se sintió como si yo nunca quise contar con ella, pero no era así, si no que, no me gustaba el ir diciendo a los demás mis problemas porque desde hace tiempo había aprendido que tus problema son tuyos y nada más. 

Me dió su pésame y preparó la cama para que pudiésemos dormir las dos, ya que, ella dormía en una cama de matrimonio. Aquella noche ella me abrazó fuertemente mientras me daba palmaditas en la cabeza sintiendo pena por mi y yo no paré de llorar , tanto así que me quedé dormida a las seis de la mañana. 

Los días eran bastante agotadores porque cada mañana me desertaba temprano para buscar un piso que estuviese cerca de la universidad y que a la misma vez fuese barato, pero parecía imposible, todo era extremadamente caro y con la situación que estaba habiendo en casa no podía pedir ayuda. Hablé con unos compañeros de mi trabajo de medio tiempo por si ellos sabían de algún sitio que saliese rentable para una chica que se encontraba estudiando en esos momento, pero no hubo suerte. Pero eso no era lo peor pues debido a mis faltas en la Universidad, había perdido un montón de clases y estaba bastante atrasada respecto a mis compañeros, pero gracias a la ayuda de Helena y los demás pude ponerme un poco al día. Seguían pasando los días y me sentía mal por mi amiga porque su compañera de piso siempre discutía con ella mientras le reprochaba que había poco espacio en la casa y que con ellas cuatro era más que suficiente, pero una más no podía ser. Sabían de mi situación, pero su espacio vital era mucho más importante así que me apresuré en buscar una casa y quitar a mi amiga de broncas con sus compañeras.

Confiaré en ti ¡sí o sí!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora