Continuación cap 19

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Todo lo que creía que ya no tenía sentido, ahora, en ese momento, estaba recobrando sentido. Aquel chico con el cual me crucé hacía mucho tiempo atrás y al que creía no ver nunca jamás se encontraba tirado en el suelo recocijándose de dolor, un dolor que no podía entender porque él indicó los límites de cada uno. Eloy quería ser parte de mi vida aunque a la misma vez lo negaba, quería saber de mí pero como es sabido, ambos teníamos nuestros propios límites y me pregunté si sería correcto el meterme por completo en su problema para que acabaran siendo míos, pero después recapacité y dije no.

La ambulancia no tardó en llegar, cogieron a Eloy y nos dirigimos rumbo al hospital. Ahora Eloy se encontraba callado pues le habían puesto la mascarilla y le habían dado un calmante para el dolor, el cual seguía siendo desconocido. El hombre que me había llevado con él para que ayudase a Eloy, se encontraba sentado a su lado mirándolo fijamente como si esa pudiese ser la última vez que lo viese y observé que le estaba agarrando la mano tan fuerte que si hubiese sido  de porcelana la mano de Eloy, éste se hubiese quedado sin ella. ¿Qué debía preguntar ? ¿debía mantenerme callada hasta el final? pero sinceramente estaba muy preocupada por Eloy. Tiempo después de un duro trayecto hasta el hospital, llegamos. Los médicos bajaron con cuidado a Eloy y lo metieron corriendo a urgencias, quise entrar pero me lo prohibieron, se trataba de un asunto privado en donde lo antendería un médico solicitado personalmente por el paciente. ¿A qué se debía tanto misterio? ¿por qué no quería que nadie se enterase? Me enfadé porque me sentí como una inutil, alguien a la que habían usado hasta donde ellos querían y con eso me refería a que no debí haberme montado en el coche con aquel hombre, el cual ni siquiera sabía aún su nombre. Se suponía que era mi día de descanso pero nada parecía terminar. Cansada y abatida por todo, me senté en una de las sillas que habían en la sala de espera y me senté junto a aquel hombre que en ningún momento se movió del sitio, parecía bastante preocupado y entrecruzaba sus manos apretándolas mientras murmuraba oraciones pidiendo ayuda y suerte. Pude hablar pero solo me limité a meter la manos en mi chaqueta, apoyar la cabeza en la pared y permanecer en silencio hasta que saliensen noticias de Eloy. 

Habían tantos pensamientos en mi cabeza que sentía que iba a estallar en cualquier momento. Todo lo que había ocurrido, yo ahí sentada en la sala de espera del hospital esperando nocticias, me recordaba a cuando Cristian tuvo que ir rápidamente al hospital porque empezó a sentir mucho frío y no paraba de tiritar en la cama y ello le provocó convulciones poco después. Recuerdo que cuando estábamos allí, esperando noticias de mi hermano, mis padres se miraron sin apenas ninguna esperanza, creyendo que ese día sería el final, pero por suerte o por decirlo de alguna manera, mi hermano "salió del preligro", fue una falsa alarma. Mi padre no sabía si alegrarse o no porque su hijo estaba sufriendo cada vez más y sabía que esa no sería la primera vez que algo así iba a suceder. Me sentí egoista porque necesitaba un abrazo de mis padres, estaba también asustada y dolida porque iba a perder a mi hermano, eso era tan egoísta. Todos íbamos a perder a un ser querido y yo reclamaba cariño. Solo pensar que mi hermano ya no iba a cenar más con nosotros, ni a ver la tele y pelearnos por el mando de la televisión, ni más vacaciones en familia...ya no habría más. Me sentía muy asustada y creí por aquel entonces que a quien tendría a mi lado sería a Daniel, pero éste no estaba allí, no me sujetaba fuertemente las manos y no me llamaba. ¿Era yo la egoísta?. Es triste pensar que cuando necesitas a la persona a la que amas, ésta ni sabe lo mal que lo estás pasando. Creí que sabría como debía encontrarme en esos momento y como es lógico necesitaría mucho de su apoyo, aunque hubiésemos fallado como pareja, pensé que al menos lo seguía teniendo como amigo, pero me abandonó en un momento así.

- Daniel, de verdad tenía mucho miedo. Mis padres estaban perdiendo a su hijo y yo a mi hermano...necesitaba sujetar fuertemente las manos de alguien, las tuyas y que me dijeses como siempre que todo iba a pasar o simplemente que te mantuvieras callado al lado mía. Creí que había crecido, pero me sentía igual que como una niña de cinco años abandonada en la calle. Daniel, de verdad, te necesitaba mucho...pero  ¿ en dónde estabas tú? .- Le dije a Daniel que se encontraba sentado al lado mía mirándome y sonriendo angelicalmente sin pronunciar palabra hasta que poco a poco su imagen se iba haciendo cada vez más borrosa hasta desaparecer y desperté. 

Confiaré en ti ¡sí o sí!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora