Continuación 10

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A partir de ahí comencé a cambiar mi estilo de vida, ahora tenía un propósito y era sacarme la carrera. Apenas salía porque salir implicaba gastar dinero y como estaban las cosas en casa lo mejor era ahorrar, Helena siempre me insistía en que debía salir más y que no estaba mal si conocía a algún chico porque estaba en esa edad en la que debía aprovechar, pero no quería, habían cosas más importantes que esas. Ismael y yo nos hicimos nos buenos amigos, de hecho, a partir de aquel día en la fiesta nos mantuvimos en contacto casi todos los día aunque casi siempre era él quien me hablaba para animarme. Algunas veces venía a recogerme a mi trabajo y me llevaba a casa y otras veces me llevaba a cenar fuera ( porque sabía que apenas salía) y la verdad, sino hubiese sido por Ismael y su ayuda en aquel momento las cosas hubiesen sido más difíciles. Me parecía raro el como me ayudaba sin pedir nada a cambio e incluso llegué a pensar de que yo le gustaba, pero luego comenzó a salir con una chica de su clase aunque esa relación no duró mucho. Para mi él era como un hermano, alguien a quien podía contarle todas mis cosas sin preocuparme de que mis secretos fuesen revelados, de hecho, me ayudó mucho en mis trabajos ya que él dominaba más que yo algunos temas que tenía que estudiar. 

Un día vino a mi trabajo muy contento y me dijo que lo habían aceptado como reciente de pruebas en el Hospital, creía que no lo iba a conseguir pero tras varias noches sin dormir, lo consiguió. 

Recuerdo que todos los días iba a llevarle comida porque casi nunca tenía tiempo para salir de allí y muchas veces se quedaba en los turnos nocturnos y era lo peor que llevaba, pero a pesar de estar tan ocupado siempre seguía a mi lado. 

Por otro lado, a mi me quedaba muy poco para terminar por fin mi carrera y cuando eso pasara tenía que tomar un examen y así poder entrar en el hospital para hacer mis prácticas y llegar hasta mi meta. La verdad fue difícil y sin darme cuenta, me convertí en una persona distinta a como solía ser; me convertí en una persona más cerrada, es decir, no hablaba con casi nadie y no quería relacionarme con alguien porque era bastante difícil, todos los amigos del pasado desaparecieron como si nunca hubiesen existido en algunos momentos de mi vida. Desde el día que me fui a Madrid a estudiar perdí todo contacto con mis amigos, solo algún que otro se disculpó tras saber la muerte de mi hermano ¡ que patético!, es lo que pensé. 

Pero había un hecho que no podía sacar de mi mente a pesar de que pasaron ya tres años después de lo sucedido.No volví a ver a Daniel, ni una llamada, ni comentarios por otros, nada.  Recuerdo que una vez la madre de Daniel vino a visitar a mis padres y me cogió de visita en casa, ella sabía que nuestra relación había terminado y le dolía un poco porque sabía que gran parte de la separación fue a causa de su hijo. Mi madre por educación le preguntó por Daniel y sus demás hijos, ella dijo que todos estaban bien y que por lo visto Daniel se había ido de erasmus fuera de España y que a lo que estudios se refería le iba bien. No quiso dar más detalles, pero yo sabía perfectamente que escondía cosas para no hacerme daño, aunque ya no quedaba nada entre los dos. 

Si soy realmente sincera, no lo superé. Cada día, aunque fuese momentáneo, su imagen venía a mi cabeza y se iba. No sabía si odiarlo, si odiarme por echarle de menos o porque aún no era capaz de aceptar de que ya no existía un "DanielyClara"...todo era tan confuso y doloroso que creo que esa es la principal causa por la que no me volví a echar novio.

Helena siempre me llamaba sosa por no tener un ritmo de vida tan activo como el de ella, pero aún así permanecía a mi lado aunque nuestras personalidades fuesen distintas.

Todo parecía marchar sin más hacia mi futuro, los días pasaban y todo era tranquilo a mi alrededor, hasta que un día pasó algo distinto a lo cotidiano.

Recuerdo que me llamaron al teléfono un Miércoles a las once y media de la noche del hospital. Era mi amiga Helena, había sufrido un accidente automovilístico y pidió que me llamasen a mi como su representante. Sin saber que hacer, lo primero que pensé fue llamar a Ismael para que me acercase hasta allí con su coche y así sucedió. Corriendo fui hasta recepción y pregunté por su nombre y varios minutos después me encontraba entrando en la habitación en donde se encontraba Helena. Entré sola dejando a Ismael en la sala de espera y allí tumbada en la cama se encontraba ella, despierta, triste y llorando en silencio ( a ella no le gustaba demasiado ver a nadie llorar y mucho menos a ella misma), era la primera vez que la veía en ese estado. 

Confiaré en ti ¡sí o sí!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora